En 1918 una comisión del Ayuntamiento de Cádiz y de la Academia Hispano Americana impulsó el monumento por suscripción popular (con donaciones de españoles y americanos) para la erección de un grupo escultórico en homenaje y agradecimiento a D. Claudio López Bru, segundo Marqués de Comillas, (Barcelona 1853-Madrid 1925) Hijo Adoptivo de Cádiz, licenciado en derecho, heredero de unos de los holdings empresariales más importantes en la época en España (Compañía Trasatlántica, Astilleros de Matagorda) y gran filántropo.
El homenajeado fue nombrado Hijo Adoptivo de Cádiz, este ilustre personaje, empresario y filántropo y reformador social, muy vinculado a nuestra ciudad y su puerto, donde tenía su punto de partida la línea regular con América la Compañía Trasatlántica, siendo primero su familia y luego él, los promotores del Dique de Matagorda, germen de los Astilleros de Puerto Real.
Muy preocupado por la cuestión social, estaba en posesión de la Gran Cruz de Beneficencia y de las más altas condecoraciones del Estado Vaticano (otorgadas por León XIII y Pío X, muy vinculado al orden Jesuita, y en proceso de beatificación.
La ciudad le dedicó el paseo Alameda Marqués de Comillas en 1893, y en 1921, finalizaron las obras del muelle Marqués de Comillas en el puerto gaditano.

La primera piedra del monumento se colocó el 9/10/1919, siendo inaugurado con gran boato el 12/10/1922, con la presencia del Infante D. Carlos de Borbón, el Ministro de Instrucción Pública Tomás Montejo y el Alcalde Francisco Clotet y Miranda.
D. Claudio era una persona bastante retraída y poco amigo de aceptar homenajes y distinciones, si aceptó, que se erigiera el monumento, fue a regañadientes y debido a las presiones recibidas por parte de diversas personalidades, optando por no acudir a la inauguración, marchándose en ese momento a París.

El monumento se erigió aún en vida de D. Claudio, convirtiéndose en un símbolo de exaltación de la relación hispano-americana.
Es obra de Antonio Parera Saurina (Barcelona 1868-1946), seguidor del simbolismo modernista. Formado en Madrid con Jerónimo Suñol y en Roma; catedrático de la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona. Sobresale en su labor como medallista.

El homenajeado no deseó el monumento, hasta se negó a posar, solo lo aceptó después de muchas presiones y envió una foto al autor que afirma: “En la parte anterior se da al busto del señor Marqués de Comillas el carácter sobrio y austero, que tan bien cuadra con sus virtudes”.
El ayuntamiento hizo la cimentación del monumento, las gradas están realizadas en mármol oscuro de Figueras, el resto se talló en piedra azul claro de Murcia, el busto de marqués de Comillas en mármol blanco; los medallones, placas y la imagen alegórica en la cúspide fueron realizadas en bronce.
El conjunto escultórico tiene grandes proporciones, situado sobre un parterre, mide 10 metros de altura y 7,50 de anchura, y es una exaltación de la relación Hispanoamericana, en sus relieves en bronce, se representan la Nao Marigalana, con la que Colón partió desde Cádiz al 2º viaje y el Cantabria, el primer vapor que la Trasatlántica en ir a América.


En el pedestal del monumento, se colocaron dos medallones laureados relacionados con Hispanoamérica, el relieve de Cristóbal Colón en la parte posterior sobre un ancla y de Cervantes en la anterior, aludiendo al español, el idioma del Nuevo Mundo.


Bajo los medallones, en la parte delantera, se representan un león abrazando a un cóndor, y en la posterior la matrona sentada (imagen de España) acoge maternalmente a un niño indio desnudo de pie (imagen de América) mostrándole un gran libro, tallados en piedra.


Además de las esculturas de dos matronas que representan a América y España, ubicadas a los pies del pedestal; en la parte superior se colocaron 4 bajos relieves en piedra con los escudos de España, de Cádiz, del Marqués de Comillas y de la Academia Hispano Americana




El basamento del conjunto escultórico, tiene una planta irregular, en sus laterales se tallaron dos sectores de cascos de naves simétricos de popa y proa, acentuando su carácter marítimo, decoradas con laurel y fruta, y mascarones de cabeza de carnero.


Una figura de bronce remata el monumento, está inspirada en las representaciones de las Victorias Aladas clásicas, alegoría del Genio de Cristianismo, llevando en sus manos la cruz y la rama de olivo; significando que sin religión no habría Hispanoamérica y que esta es el fundamento de las grandes acciones.

Bajo el monumento se construyó una pequeña cripta, con doble escalera de acceso, situándose en ella una biblioteca, hoy cerrada y en estado de abandono. El monumento fue restaurado en 2014, 2022 y 2025.


