No quería homenajes. Fray Domingo de Silos Moreno, cuando tuvo noticias de que el alcalde Urrutía planeaba erigirle un monumento en su honor, provocó que la idea se desechase. Deseando ser enterrado en la cripta de la Santa Iglesia Catedral de Cádiz, a la que tanto contribuyó para su finalización, escribió su epitafio: “Indigno monje benedictino y más indigno obispo de Cádiz”.

Fray Domingo de Silos Moreno (Cañas, Rioja, 1770-Cádiz, 1853) monje benedictino y Abad de Santo Domingo de Silos (Burgos). Durante la Guerra de la Independencia, rechazó formar parte de la Junta de Burgos y contribuyó de forma hábil a que los bienes más preciados del monasterio no fuesen saqueados. Se situó en una posición nada fácil entre los intereses y presiones del gobierno afrancesado y de las guerrillas independentistas, consiguiendo mantener la integridad del monasterio.
Nombrado en 1818 Obispo de Caracas, por la Revolución de 1820, no llegó a ejercer en esa diócesis, siendo nombrado en 1825 Obispo de Cádiz.
Fray Domingo escribió, además de las Memorias Silenses, diversas exhortaciones o cartas pastorales redactadas durante su episcopado en Cádiz.
Consiguió consagrar la Catedral en noviembre de 1838. Las fuentes hablan de su celo en el control de las cantidades recibidas para la finalización del templo.
Él fue nombrado senador vitalicio en agosto de 1845 y condecorado con la gran cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III en 1847. Con esta condecoración en el pecho es como se le representa en la estatua.
A pesar de estos reconocimientos públicos y eclesiásticos, su humildad es quizás el rasgo de su personalidad más destacado. Esto se aprecia, además del cuidado en mantener y acrecentar el patrimonio artístico en su periodo como monje benedictino, en la opción que tomó para finalizar la obra de la Catedral de las Américas.
La escultura que se erigió en homenaje a su labor en la conclusión de la catedral ha estado ubicada en diferentes lugares, pero siempre cerca de la fachada catedralicia. Hubo momentos en los que fue retirada y se pretendió fundir su bronce para elaborar otra escultura.
Su proceso de elaboración también tuvo sus vicisitudes, debido a la picaresca y a su realización en base a donaciones, para la que se formó una comisión compuesta por notables de la ciudad. Como suele ocurrir en estos casos, tuvo momentos de dificultad. Fue objeto de estudio en el n.º 15 del "Semanario Pintoresco Español", publicada el 15 de abril de 1855. Fue erigida el 8 de septiembre de 1856, siendo obispo Juan José Arbolí y alcalde Adolfo de Castro.
Erigida en 1856 en honor de Silos Moreno, quien dio el impulso para la finalización de la Catedral de Cádiz. La propuesta de erigir el monumento, realizada por el alcalde Javier de Urrutia en 1846, fue rechazada por el homenajeado. Así que, una vez que este falleció en 1854, se convocó el concurso para elegir autor y diseño.
Leoncio Baglietto (1820-1891), de ascendencia italiana y origen murciano, fue escultor (sobre todo imaginero), restaurador, profesor y académico. Se formó con su padre entre el academicismo y la tradición de Salzillo. La escultura de Fray Domingo de Silos Moreno es su primera obra realizada en bronce.


En la escultura, Silos Moreno es representado de cuerpo entero, bendiciendo con la mano derecha, y desplegando en la izquierda los planos de la catedral. Viste sotana y el solideo episcopal, y luce la cruz pectoral y dos condecoraciones. La obra es clasicista en el dibujo, las proporciones y el drapeado.


El proyecto ganador del concurso para el pedestal de la estatua de Silos Moreno, obra de José Mª Avrial, que era clásico y grandilocuente, no llegó a ejecutarse, salvo la verja de hierro, hoy desaparecida. Jerónimo de Gándara finalmente realizó el sencillo pedestal en piedra blanca sobre el que se sostiene la imagen.


Juan de la Vega dirigió las obras del monumento de Silos Moreno. Pedro Cauley realizó dos veces la fundición de la estatua en el Arsenal de La Carraca. El bronce de la primera estatua fue troceado y, fruto de la picaresca, terminó siendo vendido en los baratillos de la Isla y de Cádiz.

La estatua, de 2,5 metros de altura, se situó en origen cerca de la fachada catedralicia y fue trasladada en 1893 al centro de la plaza. Fue derribada por orden municipal el 5 de julio de 1936 (se pensó en fundirla para reutilizar el bronce) y se repuso el 30 de agosto de 1936. Desde 1990 se ubica en la ubicación actual.





