La plaza de Mina, creada en la antigua huerta del convento de San Francisco tras la desamortización en 1837, fue urbanizada en 1842, siguiendo el proyecto de Juan Daura. Se remodeló en 1861, según el proyecto del arquitecto Manuel García del Álamo, dotándola de nuevo arbolado y bancos interiores.
En 1864, la Academia de Bellas Artes de Cádiz manifestó su aprobación para que se colocaran en la citada plaza cuatro esculturas de mármol, aunque reconocía su escaso mérito artístico, realizadas en el taller del marmolista José Núñez, que representaban las alegorías de las estaciones.
La presencia de este conjunto escultórico, de las alegorías de las "Cuatro Estaciones", se generalizó como elemento decorativo de los espacios urbanos creados y abiertos (plazas, paseos) en la segunda mitad del XIX e inicios del XX, diseñados para el relax y el disfrute social, acorde con los gustos estéticos burgueses del momento.
Estas esculturas están realizadas en bulto redondo, en mármol blanco tallado y pulido y de tamaño menor que el natural, de estilo academicista. Situadas sobre pétreos pedestales cilíndricos, quedaron ubicadas en las esquinas de la plaza, en el interior de los parterres diseñados a la inglesa, que se diseñaron en ella en la reforma de 1897.
El paso del tiempo y el vandalismo deterioraron las alegorías de las estaciones de la plaza de Mina, que presentaban pérdida de material en diversas partes, roturas en los ropajes y manchas impregnadas en el mármol, por lo que las imágenes fueron retiradas durante más de una década.
En diciembre de 2020, fueron repuestas tras una meticulosa restauración realizada por el escultor Jesús Vidal, quien reconstruyó totalmente la volumetría, procedió a su limpieza general y le aplicó un tratamiento antigrafiti para protegerlas de posibles actos vandálicos.
La escultura alegórica de la Primavera se sitúa en la esquina de la plaza próxima a la calle San José; la del Otoño, en la esquina a la calle Zorrilla; la del Verano, en la esquina a la calle Antonio López; y la del Invierno, en la esquina próxima al callejón del Tinte.
Sobre una basa cilíndrica, se erige la imagen que evoca a Flora, diosa romana de las flores y la Primavera, símbolo de la belleza y la renovación, representada como una joven adolescente, de cuerpo entero y de pie. Viste túnica de amplios vuelos a media pierna, con suave drapeado, sujetada sobre el hombro derecho, dejando el izquierdo desnudo al caer grácilmente el broche y la tiranta sobre el brazo. Extiende su brazo izquierdo, sosteniendo con la mano un cesto de flores, a la vez que recoge la túnica, recogida también por la mano derecha con el brazo flexionado, elevando las telas y dejando al descubierto parte del muslo derecho. La pierna izquierda aparece retrasada en un ligero contraposto. La disposición de las extremidades y de los pliegues dota a la obra de un cierto dinamismo. La cabeza se inclina suavemente a la izquierda, y el cabello, recogido por una cinta, está tratado con mechones poco profundos y muestra un rostro poco expresivo.
La alegoría del Verano se representa con una imagen de una joven de cuerpo entero, vestida con una corta túnica anudada a la cintura, que deja al descubierto la parte derecha del torso. La pierna derecha se retrasa en un ligero contraposto. La pierna izquierda queda como un altorrelieve al embutirse en el soporte. El brazo derecho, pegado al cuerpo, genera un espacio abierto en el antebrazo y sostiene con la mano un haz de espigas. El izquierdo, flexionado, sujeta en su mano sobre el pecho el mango de una hoz. Su cabeza se gira a la derecha y el rostro esboza una leve sonrisa; el cabello se trata con mechones poco profundos y paralelos. La media melena cae sobre la parte posterior del cuello y se recoge con una cinta decorada con incisiones de meandros paralelos. El drapeado, suave y tratado a base de líneas paralelas, provoca una cierta frontalidad en la escultura. Su ubicación, tras la restauración, entre el Otoño y el Invierno, desordenada respecto al ritmo estacional, se justificó entonces en la prensa del momento por respetar el orden según fotografías históricas.
La alegoría del Otoño se representa, como el Verano, con la imagen de una joven, de cuerpo entero, vestida con una túnica anudada a la cintura y sostenida por la tiranta en el hombro izquierdo, que deja también desnuda la parte derecha del torso. La pierna derecha, semiflexionada, se retrasa en contrapposto; el pie, girado 45º a la derecha, aporta dinamismo al conjunto. La pierna izquierda, rígida, se funde con el soporte marmóreo. Los brazos, flexionados, se apoyan sobre el pecho, sosteniendo frutas, simbolizando el Otoño. Presenta solo dos espacios abiertos: uno en el brazo izquierdo, ligeramente separado del tronco, y otro en las piernas. Sujeta sobre el pecho, en sus manos, una copa y un racimo de uvas, haciendo referencia a la vendimia. Expresa en su rostro sereno una cierta melancolía y gira levemente a la izquierda. Su cabello, tratado a base de grandes mechones, cae sobre los hombros, cubriendo la parte posterior del cuello, y se sujeta por una cinta decorada en el lado derecho con un racimo de uvas y hojas.
La alegoría del Invierno se representa con una imagen de un hombre mayor, barbudo, de cuerpo entero, vestido con una larga túnica cerrada. Encapuchado, deja ver solo su rostro, los pies desnudos y las manos. Los brazos, flexionados y recogidos, se cruzan sobre el pecho, sujetando los bordes de la túnica, que presenta un drapeado suave, de pliegues curvos que, junto con la pierna izquierda flexionada en contraposto, otorgan dinamismo a la obra, que se inclina levemente hacia delante. La expresión serena de su rostro y la mirada baja muestran una sentida melancolía. Tratados a base de mechones paralelos y poco profundos, la barba y el escaso cabello sobre la frente, son lo que deja al descubierto el velo que cubre gran parte de la cabeza. La del Invierno es la única del conjunto que es representada por una figura masculina, algo que no es usual: estos conjuntos suelen representarse con figuras femeninas para la Primavera y el Verano, y masculinas para el Otoño e Invierno.
