Hacia el libro como objeto de culto

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La industria del libro sobrevive, al menos en cuanto al libro en papel se refiere. 

La industria del libro sobrevive, al menos en cuanto al libro en papel se refiere. Los que, con el comienzo de la crisis, pronosticaron el fin del libro tal y como lo entendíamos en pos del libro digital, erraron. En 2015, la industria subió su facturación un 2,8% mientras los ingresos por ventas de libros digitales cayeron un 9% (se vende más y más barato). La Feria del Libro de Madrid acabó con un 3% más de ventas y la de Jerez también creció en ejemplares vendidos y asistencia. ¿La clave? La reorientación del libro tradicional hacia libro objeto, la especialización de las ediciones y el inicio del camino hacia la experiencia total.

Si antaño el formato bolsillo y el libro digital parecían la salvación del sector, universalizando el producto para todos los bolsillos, ahora se compran libros cuya edición está más cuidada. Hablamos de libros artesanales, libros con sello propio, libros que incluyen ebook de la misma edición (por ejemplo, la editorial Malpaso), libros casi decorativos, libros que son algo más que un libro. La industria se ha agarrado a los amantes del libro como objeto, propiciándole mejores ediciones. No es un caso único, la pervivencia de la experiencia consumidora, en sus diferentes ámbitos, nos lleva hacia el producto total.

Experiencia consumidoras en sus 360 grados. Restaurantes y cafés que son algo más, hoteles que son algo más, dvds y películas con extras, etcétera. España, un país donde se lee menos porcentualmente que en Europa, parece que ha decidido cuidar a los lectores de siempre antes que lanzarse a conquistar territorios ignotos. Ediciones más cortas y mejor hechas. Si bien no supone una buena noticia que se elitice la experiencia lectora, sí considero positivo que el sector haya optado por la inventiva y originalidad como método de supervivencia. Si seleccionas bien al autor, cuidas el objeto proporcionando un plus, si es más cómodo leer y más atractiva la experiencia, tu lector estará más satisfecho y sus ganas de repetir será mayor. Si bien la industria ha conseguido retener al lector frecuente, el próximo reto para la estabilidad se sitúa un paso más allá, ¿cómo hacer que el lector infrecuente se interese? ¿Cómo conseguir que lea el que no lee?

Este artículo se ha publicado originalmente en Gente corriente.