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El onubense Antonio Molina 'El Choro' sube su nuevo espectáculo al Villamarta.

Antonio Molina 'El Choro' da un nuevo paso adelante en su carrera. El bailaor onubense estrena Gelem, su segundo espectáculo en solitario, este jueves día 8 de marzo en el Teatro Villamarta, escenario principal del XXII Festival de Jerez. En Gelem, que toma como inspiración el himno del pueblo gitano, se reta a interpretar estilos hasta ahora excluidos del repertorio gitano. De otro lado, la danza española sigue estando presente en el certamen con Petisa loca, un montaje donde Sara Calero evoca el sabor agridulce de la emigración forzosa. Será en Sala Compañía, dentro del ciclo Mujeres con Nombre Propio.

Gelem, gelem, himno del pueblo gitano, canta una historia colectiva. Pero Antonio Molina 'El Choro' hace una lectura personal: “El pueblo gitano siempre ha estado atrapado, el himno habla de lo que hemos sufrido. En el baile flamenco, los gitanos también hemos estado atrapados, limitados”. Y como en ese canto, su Gelem acaba rompiendo ataduras. “Es algo que se muestra en escena, pero también me lo demuestro a mí mismo”, explicó el artista ante los medios de comunicación. Para “despojarme de eso” -de los prejuicios, por un lado; y, de paso, ampliar el recorrido de su baile-, 'El Choro' bailará por peteneras, guajira, fandangos o farruca. Ha llegado a un punto en su carrera que necesita “expresarme en esos palos”, pese a no contar con la aprobación de su padre, reacio a esta nueva andadura.

Así las cosas, Gelem pasa de ser la liberación del pueblo gitano a ser la propia liberación de Antonio Molina. Un himno que, sobre las tablas del Teatro Villamarta, se canta en caló pero que sólo sirve de pretexto y no se escenifica. “No es ése mi objetivo; mi objetivo es bailar. Bailar las diferentes escenas y que la gente disfrute”, indicó. Para ello, el bailaor onubense cuenta con la inestimable ayuda de Manuel Liñán, que ejerce de director artístico de este espectáculo. “Un proyecto que nació en esta misma sala (Bodega San Ginés)” cuando ambos recogieron sus respectivos premios como artistas destacados de la edición del Festival de Jerez de 2016, informó Liñán.

Seguir creciendo

“Intuí que El Choro tenía la necesidad de seguir creciendo en un montaje sin argumento y despojarse de ciertos handicaps vinculados a su raza”, señaló el coreógrafo y bailaor granadino. A su juicio, 'El Choro' “quería retarse, liberarse”. “Lo asociamos al himno de Gelem, a modo de lectura personal y de autoliberación”, explicó. El bailaor, que logró el Premio Revelación del Festival de Jerez 2016 con su debut Aviso: bayles de jitanos, se desafía a bailar peteneras, guajira y farruca, estilos descartados del repertorio tradicional del bailaor gitano. Y, para eso, se ha dejado mirar desde fuera tanto por Liñán, que también comparte con él la creación coreográfica, como por Valeriano Paños, que se une como coreógrafo invitado para la farruca.

El elenco musical cuenta con los guitarristas Manuel de la Luz y Juan Campallo, compositores de la música original. Los dos figuran como directores musicales, junto a Jesús Corbacho, que forma parte del elenco de cantaores con Pepe de Pura, Jonathan Reyes y, como invitado especial, Pedro El Granaíno. Además, tiene en el equipo al percusionista Paco Vega, a Olga García en el diseño de iluminación y a Félix Vázquez en sonido. Al igual que su primer trabajo, la producción y la distribución también la asume la Fundación Cristina Heeren, la escuela de flamenco de Sevilla donde estudió, como becado, desde los 14 años. Precisamente, de sus aulas han salido otros jóvenes artistas como Lucía La Piñona, Rocío Márquez, Luisa Palicio, Manuel Lombo, Jeromo Segura y Argentina, entre otros.

De otro lado, Sara Calero rinde homenaje a su abuelo en Petisa loca, la propuesta de danza española que presenta en Sala Compañía dentro del ciclo Mujeres con Nombre Propio. “Es un reconocimiento a los que salieron del país de forma tan desesperada y encontraron una vida mejor o no”, manifestó Calero en rueda de prensa. Y, entre los que emigraron, se encuentra su abuelo, que recaló en Argentina. Una emigración que, al ser forzada, tiene “un sabor agridulce”. Esta historia aparece, de algún modo, en Petisa loca, título que tiene su origen en el sobrenombre que le puso a Sara Calero su abuelo cuando era pequeña.

La creatividad de la bailarina cuenta en este montaje con la inestimable ayuda de la cantaora y compositora Gema Caballero. Dos mujeres comprometidas con la interacción entre la danza española y el flamenco. En esta aventura el tándem Calero-Caballero se completa con las aportaciones del guitarrista José Almarcha y la música electrónica de The Lab (formado por José Corredera y Miguel Lázaro).

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