La bailaora del futuro

La granadina Patricia Guerrero danza por miles de mujeres en 'Distopía', un montaje en cuatro actos lleno de sometimiento y reclusión, pero también de lucha personal y liberación

Patricia Guerrero en 'Distopia'. FOTOS: MANU GARCÍA
Patricia Guerrero en 'Distopia'. FOTOS: MANU GARCÍA

Merece la pena rescatar, a propósito de Distopíaque ha presentado la joven bailaora y coreógrafa Patricia Guerrero en el XXIII Festival de Jerez, aquel pensamiento de Isadora Duncan cuando hablaba de la bailarina del futuro, la que estaba por venir en plena armonía de cuerpo y alma. “De todas las partes de su cuerpo irradiará la inteligencia, trayendo al mundo el mensaje de los pensamientos y aspiraciones de miles de mujeres. Ella bailará la libertad de la mujer”. Fiel a la profecía de la revolucionaria estadounidense de la danza, hay en este espectáculo ideado por la artista granadina un canto a la liberación femenina, un grito de guerra feminista para combatir todas esas manadas que siguen campando a sus anchas, y una lucha desesperada contra el tiempo que acaba en sana aceptación.

El tiempo pasa, sí, pero en el trance hay que andar siempre buscando impulsos, no tener miedo a las reinvenciones personales y romper las cadenas que, de una manera u otra, nos atan. El final es inevitable. Por eso vuelve el tic-tac y el metrónomo implacable de la naturaleza humana en el desenlace. En ese chispazo final antes de irnos a negro. Todo esto lo narra de forma sobresaliente con su cuerpo (y con toda su alma) esta joven y menuda bailaora del Albayzín y, en serio, deberían disfrutarla cuanto antes porque merece mucho la pena. Guerrero, guerreraderrocha coraje, talento y creatividad a cada movimiento en una pieza que es un cuadro en cuatro actos, cada uno con sus pigmentos, con sus climas, con sus mudanzas y con sus enseñanzas. Unas veces, tan abstracto que nos saca; otras veces, tan intenso que nos abruma.

Otro momento del espectáculo de la bailaora granadina. FOTOS: MANU GARCÍA

En el centro, en medio de la fuerza centrípeta de la escena, está la soleá apolá que baila Patricia, que es como una tremenda tormenta en alta en mar en mitad de la noche. Sencillamente memorable. Piensen en esa imagen y luego, si pudieron contemplarla, piensen en esa bata de cola negra que agita la granadina como un aguacero. Criada artísticamente con Mario Maya —esa cola que es soga como en el Amargo—, Rubén Olmo y Mercedes Ruiz, pero con ramalazos de Andrés Marín —con quien trabaja habitualmente— y Eva Yerbabuena, es negrura y fibra geométrica tras una danza de amor y sometimiento con Ángel Fariña y Rodrigo García Castillo, bailaor y bailarín de danza urbana, respectivamente. Ambos representan la supremacía física del hombre y, con bolsas en la cabeza, el rostro cruel y desdibujado de los totalitarismos.

Juegos de poder, violencia, sexo, compasión, resignación, descenso a los infiernos y un renacer reptando por el suelo tras la tormenta. Calma. Después de veinte minutos donde casi nos restriega la cara con cloroformo, como para que caigamos en la sumisión, en la reclusión con el Verborgenheit de Wolf o en el sonido futurista-posmoderno de la partitura que entretejen Dani de Morón, Agustín Diassera y José Manuel Posada ‘Popo’, la vimos bailar reseteándose con la voz de su conciencia que son los zapateados vocales de la mezzosoprano Alicia Naranjo. La disfrutamos sensual en una silla, desinhibida y orgásmica. Estuvo estupenda en sus poses a lo Marta Graham y su paso a dos tan sumiso, tan indómito.

Y, por supuesto, nos contagió desencadenada, salvaje, mandando, danzando como si no hubiera un mañana, mandando callar a su cantaor, andando y desandando el carril de las Mirris, por cantiñas. No ha sido solo una lección de baile sin límites. No ha sido un festín de funambulismo dancístico sin complejos. Esto ha sido un alarde de compromiso, valentía e inteligencia en su máxima pureza. Una creadora sin subrayados estériles, ni lugares comunes, que viaja al futuro y regresa al presente para anticiparnos cómo será lo que viene. Y lo que viene, dicen, será feminista o no será.

Compañía Patricia Guerrero.

'Distopía' (****)

Baile: Patricia Guerrero. Guitarra: Dani de Morón. Bajo eléctrico/contrabajo: José Manuel Posada 'Popo'. Percusión: Agustín Diassera. Cante flamenco: Sergio El Colorao. Cante lírico/actriz: Alicia Naranjo. Baile: Ángel Fariña. Baile/actor: Rodrigo García Castillo. Dirección artística y coreografía: Patricia Guerrero. Dirección escénica y dramaturgia: Juan Dolores Caballero. Dirección, composición y adaptación musical: Dani de Morón. Diseño de iluminación: Manuel Madueño. Día: 5 de marzo de 2019. Lugar: Teatro Villamarta. Aforo: Tres cuartos de entrada.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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