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José Rosales Mateos (Jerez, 1963), José Mateos, Pepín Mateos para sus amigos, llega a la Alameda del Banco. Al fondo, la biblioteca municipal en la semana del Día del Libro. Pintadas en su fachada. Aire decadente. Se esconde el autor bajo unas gafas de sol y su inseparable y característico sombrero después de apearse de su motocicleta. Pide una copa de fino. Sonríe mientras reflexiona. Y piensa rápido. La charla es abundante. Filósofo por la Universidad de Sevilla. Escritor, poeta, ensayista, compositor, dramaturgo, pintor e ilustrador. Y editor: "Es difícil que la gente se gaste 8 o 10 euros en un libro minoritario pero lo intentamos", matiza sobre su minimalista aventura empresarial. Elogiado por la crítica con una obra, Canciones, incluida entre las mejores de la obra poética de las tres últimas décadas. Parte de su trabajo ha sido seleccionado en diferentes antologías de poesía española contemporánea, y traducida al árabe, inglés, italiano y portugués. Podríamos seguir pero casi es mejor que vayan consultando Wikipedia. El escritor se nutre de la insatisfacción, dice Mateos. Casi de eso que los flamencos llaman fatigas dobles si, además, se vive en una ciudad con un movimiento cultural que va en picado.

Dice Theroux: un escritor no puede ser feliz... 

Es verdad que un escritor, como un artista, saca su material, toda su obra, de una insatisfacción. Y en ese sentido es verdad que la infelicidad, la insatisfacción, es lo que te hace crecer y trabajar. Tal como me planteo la escritura, la ambición es tan grande que queremos apresar lo que no se puede apresar: el tiempo, la belleza… Todo eso que nos sobrepasa y para lo que muchas veces no hay palabras para expresarlo. Esa especie de misterio en el que estamos envueltos, que es el misterio de vivir y eso siempre es inapresable. Cuando uno es feliz, es verdad que antes se pone a bailar y a cantar bulerías que a escribir…

Precisamente añade que ese hombre no puede ser feliz porque está demasiado tiempo ocupado en ser escritor. ¿Usted qué disciplina sigue, se quita el traje en algún instante?

Lo de ser escritor es que… Me siento una persona que en ningún momento se siente escritor. Y en ningún momento hago de esto un oficio. No escribo para gustar a un público, sino que escribo sobre lo que me inquieta, me llama la atención… Cuando uno escribe lo que sale de dentro y buscar remover conciencias, pues no llegas nunca a ser un profesional de esto. Si te haces profesional te conviertes en una especie de engranaje más de la gran maquinaria de la cultura del espectáculo. Una gran feria que es de todo menos enriquecedora. Nunca llega a las entrañas.

Alguien dijo que la cultura es un termómetro que mide la salud de un pueblo, ¿le pregunto por el estado del paciente o es demasiado tarde?

Creo que siempre han sido malos tiempos para la cultura… En el mejor sentido de la palabra. Últimamente se utiliza la palabra cultura como un abracadabra que engloba cosas que tradicionalmente no han sido consideradas como tal, como la cocina o incluso la peluquería. Las cosas se están haciendo mal en todo Occidente. Se está convirtiendo todo en una especie de mercadeo. Y es verdad que el terreno donde eso menos se nota es en la poesía por lo minoritaria que es. Dentro de las artes, quizás sea la poesía lo más independiente. El dinero y las grandes subvenciones constriñen mucho al artista y como en la poesía hay muy poco dinero de por medio pues hay menos margen para la imposición comercial y del poder.

¿Hay un especial interés en hundir todo lo que huela a cultura, todo lo que pueda despertar un espíritu mínimamente crítico?

No más que en otras épocas. Es algo que suena a lugar común pero es verdad: al poder le interesa que no pensemos mucho para que podamos comprar lo que él que nos quiere vender. Entonces cualquiera que defienda un mundo diferente o una manera de mirar el mundo de otra manera, que no esté todo contagiado por esa especie de mirada competitiva, económica, que se ha apoderado de todo Occidente, pues todo eso es incómodo. Lo problemático del momento que estamos viviendo es que no hay posibilidad de estar al margen de la sociedad en la que vivimos. Si te sales del sistema, o bien usas Internet o móviles. Y eso hace que cualquier salida fuera del sistema sea una impostura porque de alguna manera te estás aprovechando de cosas que encierra el sistema. Y por otra parte si dejas todo al margen, te conviertes en un asocial, un ermitaño, eres inexistente. En el momento en que usas una herramienta como Internet eres cómplice de todo ese mundo deshumanizado que se está creando, plagado de valores que tienen que ver con lo económico y la información sin tamiz crítico. La única revolución que ha tenido éxito por desgracia ha sido la revolución del capital, la revolución tecnológica. No era a lo mejor el cambio que esperábamos.
Como poeta, ¿sigues pensando que la poesía es un arma cargada de futuro?

La poesía es verdad que tiene una capacidad de transformación muy profunda, aunque muy imperceptible, muy lenta, pero cuatro o cinco personajes que realmente han cambiado el mundo lo han hecho a través de la poesía. De lo poco que conocemos por ejemplo de Jesús de Nazaret, en los Evangelios se demuestra que hablaba en parábolas, en poesía. Los trovadores que han cambiado nuestra forma de sentir, de apasionarnos, pues igual. Es un tipo de transformación que incide en la conciencia y en los sentimientos. Pongo siempre el ejemplo de la homosexualidad. En muy poco tiempo, en general, se ve de otra manera en la sociedad. Y ahí ha sido importantísima la función en España por ejemplo de poetas como Lorca, Cernuda y Gil de Biedma, que han mostrado la homosexualidad como algo natural… En fin, la poesía cumple un papel importante en cambiar la sentimentalidad de un pueblo, hace cambios muy profundos en la sociedad. Aunque el poeta no tenga eco, influye en gente que tiene influencia en la sociedad.

¿Como se vive desde la creación literaria esta crisis sistémica?

En el terreno que me toca más de cerca, que es el de la literatura, está cambiando mucho todo. Las editoriales medianas, que no eran tan comerciales como otras multinacionales, lo pasan mal, pero es verdad que hay un terreno que es el de Internet que permite saltarse la distribución… En fin hay caminos dentro de este proceso de cambio en el que estamos en terrenos como el periodismo, la literatura, el cine… Hay caminos sin explorar y hay que atreverse a probarlos. En general creo que el ser humano vive permanentemente en crisis y es una situación natural. Las crisis son buenas y significan que hay que replantearse cosas. Lo que no es bueno es vivir como se vivía hace diez años.

De repente volvemos al estado natural del hombre: la inestabilidad…

Lo mismo que para un niño aburrirse es de los mejores regalos que se les pueden hacer, porque de ahí va a desarrollar muchísimas cosas, lo mismo pasa con los adultos. Las necesidades agudizan el ingenio y la imaginación. Afortunadamente ya no hay guerras pero hacen falta sacudidas para despertarnos. Somos muy acomodaticios y hay una sobreabundancia de cosas que impiden disfrutar del asombro de vivir, del valor de la vida.

¿Cuál es la mayor amenaza que tiene ahora mismo la educación?

La mayor amenaza es el objetivo con que se plantea esa educación. El objetivo de universidades e institutos es crear esclavos para las empresas. La educación ha perdido su papel humanístico. Una universidad era un sitio al que ibas a adquirir sabiduría y conocimiento, ahora solo ofrecen metodología para encontrar un trabajo y que puedas comprarte tu televisor de plasma. No existe, se ha perdido, su papel como centro del conocimiento.

"La cultura necesita inversión, y en el caso de Jerez más porque es una ciudad a la que hay que empujar, pero ahora no se invierte y estamos peor que antes. Jerez no es solo Semana Santa, flamenco y vino... Y procesiones".

En Jerez hay unas 60.000 personas en riesgo de exclusión o viviendo bajo el umbral de la pobreza, ¿cómo podemos reclamar alimento espiritual si la gente no tiene lo más básico?

Creo que es un problema de raíz. El lenguaje en el que me planteas la pregunta ya de alguna forma esta contaminado de esa especie de camino que quieren que sigamos. Ese lenguaje macroeconómico que es importante pero que al fin y al cabo esas necesidades básicas se las busca uno. Lo importante es apreciar lo que uno tiene y asombrarse por lo que uno tiene. Vas a países donde están infinitamente peor que nosotros sin estar contaminados por toda esa basura cultural. Y saben sonreír, miran el mundo de otra manera, lo ves en los niños… Y creo que eso es lo que hay que recuperar. Quizás hace 50 años había menos cobertura social, que por supuesto hay que exigirla, pero había un tejido afectivo y esa forma de apreciar una fiesta, el tener a tu familia al lado, que hay que volver a valorar. Esas son las cosas que realmente importan.

Jerez vive sin feria del libro esta semana del Día Mundial del Libro. Usted, que llegó a comisariar alguna edición, ¿cómo valora este hecho como escritor y residente en Jerez? ¿Ha caído el nivel cultural de la ciudad?

Sin duda es evidente que está peor. La cultura necesita inversión, y en el caso de Jerez más porque es una ciudad a la que hay que empujar, que tiene cierto carácter letárgico. Y ahora no se invierte y estamos peor. Que no se haga una feria del libro es una pena porque cuando la retomamos después de un paréntesis teníamos claro que era una cosa que había que mantener. Las cosas si no tienen una costumbre, un hábito, a la gente se les olvida. Es una pena porque creo que es una oportunidad de acercarse al libro, a escritores, y de que las fiestas en esta ciudad no se resuman siempre alrededor de lo mismo. En Jerez hay un patrimonio cultural importantísimo que también puede generar riqueza económica. Es un patrimonio gracias a una labor que se ha ido haciendo durante muchos años. En Jerez hay escritores que a nivel nacional son importantes, en el mundo del teatro igual, en la música… Muchos se van porque les cuesta mucho vivir en Jerez y es una pena. Habría que tener eso mucho más en cuenta. Jerez no es solo Semana Santa, flamenco y vino..

Y procesiones…

Y procesiones (risas)… Hay otras cosas. Pero bueno es verdad que ha habido intentos de que eso cambie un poco, dando espacio a este otro Jerez que existe y no se escucha muchas veces. Pero al final es mucho más fácil encontrarse con un trabajo hecho, como el del vino, las procesiones y tal, que trabajar sobre cosas que están todavía muy por hacer. Como es el caso de la literatura, que se empezó con la Fundación Caballero Bonald, y que ahora está más apagada; Villamarta es otro ejemplo… Han ido un poco decayendo y supongo que asistiremos a una decadencia aún mayor.

¿Le parece que la balanza de prioridades siempre se inclina para gastar antes en unas cosas que en otras, Cultura por ejemplo? ¿Puede haber interés en empequeñecer la ciudad, en 'aldeizarla'?

No creo que haya un interés político en eso. No me parece que lleguen a tanto esas conspiraciones (risas). Pero sí pienso que la cultura debería ser una cuestión en la que las empresas y el sector privado también apoyen, que no sea algo tan exclusivo de lo público. Pero desde luego hay una competencia desleal en muchos sentidos porque hay sectores a los que se le apoya desde lo público y a otros que no. A mí no me gusta mucho la quejumbre y siempre intento ver el lado positivo de esto. Ya uno tiene unos cuantos años y ha visto esta ciudad mucho peor que ahora y la ha visto también mucho mejor. Es una ciudad muy tranquila, te dejan en paz y entonces te puedes dedicar a escribir. Si viviéramos en Madrid y estuviéramos en saraos de acá para allá, nuestra obra se resentiría. En cuestión de actividad cultural es verdad que a veces habría que haber hecho las cosas de otra manera porque el todo gratuito no se valora.

¿Por qué los políticos abusan del ripio fácil? O utilizando el título de un libro suyo de aforismos, ¿por qué reinciden tanto en La verdad de las medias mentiras?

El político que un pueblo tiene es el que se merece. El político nace al fin y al cabo del terreno que uno tiene, como ese cardo borriquero. Y el terreno que tenemos es el que tenemos. Hay excepciones pero aquí nace lo que hay. Me refiero a España en general, ¿eh? Nadie en los bares habla de tener un espíritu crítico, de tener un nivel cultural más grande… El político sale de esa gente y si a la gente se les da sus vacaciones, sus procesiones… Pues con eso es suficiente.

"Shakespeare debería ser imprescindible para un político. La literatura en general pone voz a los que no la tienen y los políticos es muy difícil que escuchen esa voz".

¿Por qué justo ahora habría que leer a García Márquez?

Bueno no creo que haya que leer a García Márquez (risas). Bueno sé que esto no está bien visto… pero me parece un escritor sobrevalorado. Es un escritor que elogian los que suelen no leer mucho. Es un escritor que ha escrito un par de libros pero que se agotó hace mucho tiempo, se repite y el mundo suyo tiene unas deudas muy grandes hacia escritores que no se nombran como Borges, Cunqueiro… Me parece un escritor muy apoyado por una tesitura política y eso tiene un eco muy grande en el mundo cultural, muy dominado a su vez por una ideología muy concreta, que es la de una izquierda ya un poco trasnochada.

¿Qué le parece esa insana costumbre del mercado de hacer caja tras la muerte de los ilustres?

Bueno pero eso pasa porque aquí la necrofilia parece que gusta mucho. Gusta porque podemos maquillar al cadáver a nuestro antojo.

¿Da lo mismo que se llame Gabriel que Adolfo?

Claro, exactamente. Ya podemos inventarnos una bandera, un mito, para que la gente tenga que ir detrás.

¿Qué libro cree que haría que Rajoy dejase de ser tan fan del Marca?

(Risas) Hombre a Rajoy… (duda entre risas) No sé, es que hay tantos. Siempre creo que puede acudir a los grandes clásicos: Cervantes, Shakespeare… Los resortes del ser humano están ahí. Shakespeare para una político debería ser imprescindible, para lo bueno y lo malo es fundamental para alguien que se dedique a la política. Realmente cualquier autor que escriba con autenticidad, que escriba con sangre más que con tinta, siempre viene bien. La literatura pone voz a los que no la tienen y los políticos es muy difícil que escuchen esa voz porque no solo leen el Marca sino que cualquier periódico se hace eco de lo extraordinario, del que habla más alto, pero sin embargo de eso que llamaba Unamuno la intrahistoria, de esa realidad anodina, de esa gente que sufre calladamente, no se dice nada.

¿Sería injusto pensar que la motivación inicial del poeta es ligar?

(Más risas) Se liga muy poco con la poesía. Si uno pensara en ligar se haría futbolista o actor. El poeta te puede dar un poco de más palabrería pero tan poco… (risas) No tiene nada que ver. Ojalá.

Usted es de los que recomienda acudir a la cultura de manera desprejuiciada. En un gran almacén el libro de Belén Esteban figura como top ventas, ¿cómo acercarse a eso sin prejuicios?

Claro es lo que hablábamos antes sobre la cultura. Decimos ‘literatura’ y metes todo en el mismo saco. A mi no me entusiasma García Márquez pero evidentemente no tiene nada que ver con lo que dices. ¿Qué tipo de libro celebra el Día del Libro? Todos tenemos libertad para leer lo que queramos pero es que nos bombardean diciéndonos qué tenemos que leer. Parece que si no lees ciertos libros eres un excluido. La gente debe tener criterio a la hora de opinar. Si alguien ha intentado leer Cien años de soledad o novelas peores de García Márquez debe decirlo y no por eso sentirse excluido. Me parece importante desarrollar el espíritu crítico y en literatura solo se obtiene leyendo mucho y estando envenenado por la literatura. La mayoría de la gente coge un libro al año cuando llegan las vacaciones. En esos best sellers esperan que les digan lo que ellos piensan, que le halaguen su mal gusto, que es el propósito de los best sellers. Es el mal gusto en el que están educando a la mayoría de la gente.

"Estamos demasiados informados de cosas que ni nos incumben ni nos interesan. La información se ha convertido en un somnífero, cuando bombardeas con tanta información todo te resbala".

El asunto de la casa Real, ¿no le parece un poema?

No sé, no conozco a los personajes (risas)… No es un asunto que me interese nada. De la muerte de García Márquez me enteré cinco o seis días después y me echaron una bronca. No veo televisión y periódicos leo muy pocos...

¿Es sana esa desconexión?

Creo que sí, creo que hay una sobreinformación. Estamos demasiados informados de cosas que ni nos incumben ni nos interesan. La información se ha convertido en un somnífero, cuando bombardeas con tanta información todo te resbala. Estamos inmunizados para la desgracia ajena, forma parte de un espectáculo más. Y eso es terrible. Hay que tomarse vacaciones de todo eso para que volvamos a ser sensibles y receptivos. La información tal y como se está haciendo ahora exige una prisa grande y no se elabora. Antes existía la autoría y, por ejemplo, Voltaire escribía sobre los desmanes del poder y había reflexionado sobre eso largamente.

Hoy no hay análisis… 

Exactamente, exactamente. Hay mucha información, cada vez más personalizada, pero sin análisis. Falta mucho contexto. Internet aumenta todavía más todo esto porque son más datos, más información, pero sin que el que tarde tiempo en pensar y analizar tenga cabida. Hoy cualquier persona opina y cualquier persona informa y eso está enturbiado mucho todo.

¿Facebook ha democratizado la poesía?

La cultura no puede ser democrática, hay gente buena y gente peor. Y en cuanto al acceso no creo que haya acercado la poesía. No más. El que se acerca a ella es porque ya le gusta y le interesa desde antes. El medio Internet en sí es poco propicio para la poesía, para la filosofía o para una novela de entidad. El libro parece que de por sí tiene una autoridad, un reposo, un tempo diferente.

Eso garantiza la continuidad del papel.

Yo creo que sí, el papel va a sobrevivir como ha sobrevivido el cine a la televisión. Son cosas compatibles. Internet comercialmente es muy bueno, ha habido un acceso a buscar ciertos libros más minoritarios mucho más fácil sobre todo para los que vivimos en provincias. Pero no creo que Internet eduque para que la gente se acerque a ese tipo de libros.

Dicen que Twitter ha supuesto un renacimiento del aforismo. ¿Usted no tiene cuenta, no?

No, no, no lo conozco. Conozco Facebook, que estaré poco tiempo, un año o tal, porque estoy probando y es una manera de ir mostrando cómo hago un borrador de un libro a través del medio. Son medios que pueden servir pero la mayoría de las cosas que muestran son frivolidades, un exhibicionismo que piden esos medios. Voyeurismo también. Eso no es algo nuevo pero ahora tiene un cauce.

¿Cómo el chismorreo de los antiguos patios de vecinos pero amplificado a escala global?

Claro, el morbo ese que tenemos. Lo que pasa es que se pierde mucho tiempo. Es fundamental tener tiempo de no saber qué hacer. Antes estábamos aburridos y creo que eso es muy productivo.

La productividad del aburrimiento.

Eso. Esos tiempos intermedios que ocupabas pensando. Estamos en un momento de cambio profundo. Vamos a un cambio de forma de comportarnos, de relacionarnos, nos ha cogido un poco en medio a nuestras generaciones, que estamos en tránsito, aunque esto va tan rápido que vamos a ver cómo todo va a cambiar de forma evidente. Creo que los cambios no harán desaparecer todo eso que es fundamental para el hombre, que siempre va a necesitar una información fidedigna, intensidad, emoción y enriquecimiento del alma. Todo eso de alguna manera seguirá estando.

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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