"Es mucho más lo que une el flamenco con el metal y el rock que lo que los separa"

Son of Sorrow, banda andaluza de 'gothic metal' liderada por el jerezano-londinense Alex Padina, estrena un primer álbum tan metalero como 'jondo'

Son of Sorrow, en una imagen promocional.
Son of Sorrow, en una imagen promocional.

"Los maravillosos metaleros góticos de Son of Sorrow nos traen una auténtica obra maestra"; "Fascinado con estos españoles (...) si te gustan Paradise Lost, Charon... ¡éste es el rollo!"; "Si echas de menos el gothic metal, te encantará esta banda. Melodías pegadizas, pasajes muy densos y arreglos épicos". Con apenas un año de vida desde tomarse en serio eso de convertirse en un grupo —el proceso creativo comenzó en 2015— y con solo un mes desde el lanzamiento de su primer disco, Rulers of a diying world (Art Gates Records), la crítica no ha podido reaccionar mejor. Tampoco defraudan a quienes les han podido seguir en vivo y en directo. De coña, uno de los componentes del quinteto andaluz parafraseó un día a Trump al utilizar su make America great again, proponiendo mejor un hagamos grande nuevo el gothic metal. Y poco a poco, parece que, en la parte que les toca, lo van consiguiendo.

Al otro lado del teléfono está Alex Padina, natural de Londres pero que lleva viviendo desde los seis años en Jerez. Es la voz y uno de los promotores de la banda Son of Sorrow, practicantes de un subgénero dentro del rock y el metal que, muy influido lógicamente por la cultura anglosajona y que no se mueve en los extremos musicales, sino "más en lo melódico y melancólico", tampoco desdeña las raíces de sus integrantes. "Somos todos de Jerez salvo Ian Pérez, guitarrista sevillano", puntualiza. Y el terruño, claro, se nota. "Es un género que defendemos en inglés, aunque en el disco tenemos un tema en el español y siempre que podemos metemos algún guiño a nuestra tierra", puntualiza Padina, camino de los 20 años en la música aunque profesional del marketing y la comunicación con horario de oficina y muchas horas de vuelo en la FTE Jerez, uno de los mayores campus para formar a pilotos y controladores aéreos del país.

Todo empieza con un audio por WhatsApp. Es Manu Piñeiro, un guitarrista con amplio bagaje en otras formaciones metaleras como Pacto de Sangre y Scapeland, el que envía el tema que acaba de componer a Padina. Es 2015 y lo ven claro: lo que ha unido el gothic metal que no lo separe nadie. "Tenemos que hacer algo con esto", recuerdo que me dijo. Y se pusieron manos a la obra, aún sin banda ni mucho menos. Grabaron cuatro temas y la acogida fue tan notable que, al cabo del mes, ya habían recibido tres ofertas de sellos para producir el primer disco. "Hablamos de sellos independientes, ¿eh? Los grandes contratos con discográficas ya pasaron, que nadie piense que me va a ver por Jerez en un Ferrari", vuelve a apostillar el vocalista de la banda.

"Esta música sufre mucho de ese estigma de pensar que quienes la escucha o practican son adoradores del demonio y drogadictos, pero probablemente creo que sea de las movidas más sanas"

Después de grabar el primer EP, Faith in extinction, en Jotun Studio, en Sevilla y de la mano del productor Leo Peña —uno de los gurús del metal en Andalucía–, Son of Sorrow amplía horizontes y se vuelca para lanzar, en mayo pasado y con distribución en las principales plataformas digitales de música en streaming, su primer álbum. Se incorpora Ian Pérez, el bajista JC Cano, y el batería Unai García. "Todos muy experimentados y veteranos". Influenciados por las bandas de gothic metal de finales de los 90 y principios de 2000, cuando ya Padina empezaba a soltar alaridos en esto del metal, el grupo ha logrado incorporar con éxito otros sonidos provenientes de géneros como el gothic rock, el doom... y también, por qué no, un ramalazo flamenco. "Creo que es mucho más lo que une el flamenco con el metal y el rock de lo que lo separa. Muchos grupos metaleros, como es un estilo de música con una influencia anglosajona importante, huyen un poquito de la raíz de la tierra en la que se mueven, pero nosotros no escondemos que somos un grupo de Jerez y lo llevamos con orgullo, e incluso metemos pequeños detalles con sonidos que tiran para el flamenco, algún compás 3x4 más influenciado por el flamenco...".

En sus letras, desde luego, hay jondura. "Hay canciones que hablan de sentimientos muy habituales, como el amor en su sentido más global o la pérdida, siempre con un toque melancólico de fondo, pero la movida gótica entendiéndola como un género más amplio no venera a la muerte por así decirlo, no es tan siniestro como eso, pero sí entiende que en la vida hay grandes dicotomías: donde hay vida, hay muerte; donde hay alegría, hay tristeza... Hablamos de letras muy sentidas, como en el flamenco, sí". En todo caso, explica, "los mensajes de la música metal y del rock en la mayor parte de los casos hablan de sentimientos humanos y suelen ser muy críticos ante las desigualdades sociales o la política. Con una letra más críptica, no dudamos en hacer alusiones a problemas de política global". El gran handicap, a pesar de todo, que encuentran para alcanzar al gran público sigue estando en que estamos ante un género sobre el que siempre sobrevuela la sombra del estigma y el prejuicio. Y eso, en demasiadas ocasiones todavía, también le sucede al flamenco.

Son of Sorrow, en plena actuación.

"Esta música sufre mucho de ese estigma de pensar que quienes la escucha o practican son adoradores del demonio y drogadictos, pero probablemente creo que sea de las movidas más sanas en las que puede estar un chaval joven. Un chaval al que le gusta mucho el metal con 14 o 15 años lo que le puede pasar es que empiece a tocar un instrumento, la guitarra, la batería, quedar para ensayar o ir a ver a algún concierto, y eso obviamente es sano. En 2006 tuvimos en Jerez un festival de metal, el Metalway, con grupos de talla importante, y no hubo ningún conflicto ni problema de seguridad. En el mundo del metal y el rock, unos a otros se llaman hermanos o compañeros y se vive en un ambiente muy sano, se consumen muchas más drogas en muchos otros ámbitos de ocio. Yo como padre prefiero que mi hijo me diga quiero una guitarra a quiero una Play. La música, en cualquiera de sus expresiones, es cultura".

Con excelentes críticas procedentes de medios especializados de España, Francia y Brasil, con una propuesta para girar por China, Son of Sorrow se han lanzado de lleno a hacer grande nuevo el gothic metal. Eso sí, sus componentes saben que el camino no es fácil y que esta actividad "no da dinero". "Compatibilizamos con nuestros trabajos porque volcarse a día de hoy para vivir de la música es una utopía", admite Padina. Y prosigue: "Hay muchos grupos que se han hecho un hueco haciéndose más mainstream, como Evanescence, pero la música no da dinero, solo en directo y es para sufragar costes y mantener la banda activa. Ni siquiera músicos de grupos de metal contrastados se ganan la vida solo con eso y aquí tendríamos que comer cinco". Por ello, se conforman con la buena acogida, con que la banda siga creciendo y con poder seguir tocando en directo.

"Compatibilizamos con nuestros trabajos porque volcarse a día de hoy para vivir de la música es una utopía"

"Desde los 80 prácticamente —cuenta el vocalista de Son of Sorrow— he escuchado que el metal o el rock se está muriendo. Es cierto que en el momento actual la música se ha unificado en un único estilo, todo suena a lo mismo. Recuerdo cuando me criaba de pequeño que mis hermanos mayores lo mismo escuchaban The Cure e Iron Maiden que George Michael o Queen. Se ha perdido ese gusto más ecléctico, no tan estandarizado como ahora. Si te fijas, MTV ni siquiera pone música, es un canal de realities. Es supongo reflejo de la sociedad". Entonces, dicho todo lo anterior, ¿larga vida al metal y sus derivados? "La megabanda de metal sigue moviendo a muchísima gente e incluso hay camisetas en el H&M que visten jóvenes que nunca han escuchado a estas bandas icónicas. Es cierto que siempre, siempre hay una presencia de esta tribu urbana, aunque cambiemos de etapa y por la calle no se nos reconozca con pelos largos, pero seguimos disfrutando de la música en casa o con la fortuna de poder llevarla al escenario. El público que tiene, sea más o menos, es muy fiel y, sobre todo, ama la música en directo".

Como mensaje para el futuro, Alex Padina solo pide una cosa: apoyo de las administraciones públicas a la música. "Es necesario que el Ayuntamiento de Jerez ofrezca espacios de calidad para que los grupos de música de todos los estilos puedan ensayar y tocar. Cuando ha habido iniciativas han sido bastante pobres y si se incentivara esto de promover la cultura musical en la ciudad, no solo centrada en el flamenco, que obviamente es una seña de identidad de Jerez, sería muy positivo. Nosotros no somos los representantes ni mucho menos del género en Jerez, tenemos a Overdry y Gas Drummer por ejemplo, por lo que no todo es flamenco aquí". Eso sí, remacha, "decir eso no es menospreciarlo, sino lo contrario, aprovechar las sinergias y explotarlas".

Sobre el autor:

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Paco Sánchez Múgica

Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

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