'Elia', de Carmen Moreno, un testamento por escrito de madre a hija

Un poemario de cien páginas dividido en tres partes componen esta primera edición, prologada por Cristina Fallarás

'Elia', de Carmen Moreno, un testamento por escrito de madre a hija.
'Elia', de Carmen Moreno, un testamento por escrito de madre a hija.

“La palabra madre es infinita, pero ser hija es inmutable”.

Uno de los anaqueles de mi biblioteca se encuentra repleto de publicaciones de Carmen Moreno. Una obra prolífica y diversa que campa a sus anchas entre la novela negra, la de ficción y la poesía, género que hace algunos años parecía abandonar y al que retorna con el poemario del que hoy me ocupo, Elia (colección Viento Verde, Cazador de Ratas Editorial, Cádiz, 2021).

Carmen Moreno, empezó a destacar en el panorama literario contemporáneo siendo bastante joven y su proyección se convirtió en un hándicap para la propia autora que eligió un camino difícil apostando por la empresa editorial y librera, todo un ejercicio de valentía en tiempos de crisis.

Carmen Moreno (Cádiz, 1974) se licenció en Filología Hispánica y es Máster en Contabilidad y Finanzas por el Cerem y en Edición por la Universidad de Salamanca. Ha colaborado en medios de comunicación como Diario de Cádiz, Ser o Cambio 16, entre otros. Editora de contenidos de la Fundación Giner de los Ríos; correctora para editoriales como Algaida y lectora para Plaza & Janés, en la actualidad dirige la editorial Cazador de Ratas, aunque también ha sido asesora técnica de Cultura por el Ministerio de Igualdad y es guionista y profesora de creación literaria.

Autora de los poemarios Plano Urbano (Quorum, Cádiz, 1996), Sombra mía (Sevilla, 2000), La Tregua de la piel (Diputación de Cádiz, Cádiz, 2004), Asfalto Bíblico (Aristas de Cobre, Córdoba, 2002), Más que morir (Madrid, 2006), Como el agua a tu cuerpo (Vitruvio, Madrid, 2009), Cuando dios se equivoca (EH Editores, Jerez de la Frontera, 2010), Moscú entre clavículas (Madrid, 2012), Relámpagos (LVR, Madrid, 2013), Irremediablemente Deconstrucción (Ediciones En Huida, 2014), BSO (En Huida, 2016) y De lo Urbano y lo divino (EmeGé, 2016).

Además, ha cultivado otros géneros como el relato (El temor inevitable, Tocando el cielo), la literatura infantil (Los ojos de Sara, Hypatia, La contadora de estrellas y Elia y el dragón Ton-Ton), la novela (Principito debe Morir, Una última cuestión, Sherlock Holmes y las sombras de Whitechapel, Mala sangre e Impías) o el ensayo ficcionado (Sin habitación propia).

Además, cuenta con diferentes galardones por su trayectoria literaria como el Premio Nacional de Relato Corto Fernando Quiñones, Premio Nacional de Poesía Pilar Paz Pasamar o el Premio Internacional de Poesía Francisco de Quevedo.

Carmen Moreno se sitúa así como una de las autoras más fértiles y versátiles dentro de la Literatura Española actual. La Moreno es esa escritora que madruga y labora incansablemente y a destajo. Puede moverse con soltura desde la novela negra, a la investigación, desde los libros  infantiles a los cuentos ilustrados, desde el cómic a la ficción inspirándose en sus referentes como Conan Doyle o Saint Exupéry. Y en la poesía, habiendo contado con las lecciones de su mentor y maestro Fernando Quiñones a quién asistió en Al Sur Jimena y las Crónicas Yugoslavas; ha desarrollado una obra poética moderna, feminista, cosmopolita, intimista cargada a veces de esperanza y a veces de desesperanza. Carmen es esa mujer sin pelos en la lengua que mira a la cara a sus propias experiencias y derrotas, a la droga, al alcohol, a los placeres de la carne, a la anorexia, al asfalto, a los perros, a las personas, a las palabras y a las ideas desafiando brutalmente con sus versos a todo lo que se le ha puesto por delante y se pondrá a lo que esté por venir.

Y he aquí que viene a regalarnos Elia. La autora que podría ser la Marilyn de La muerte se viste de Nembutal o cualquiera de las protagonistas de Impías, quizá huyendo de una vez por todas de las escritoras de Sin habitación propia, viene a  homanejaear a las madres y a las hijas, con un poemario que es confesión y testamento. En este poemario la autora no solo se desnuda delante de su mujer, de su hija o de su madre, sino delante de todas las mujeres que hemos podido parir o no a unos hijos que criamos y que acompañamos en la difícil tarea de enseñarles a vivir sin miedo y buscando la codiciada felicidad necesaria.

Elia es el ejemplo de todo los que las madres y los padres aprendemos de nuestros hijos e hijas. Cristina Fallarás en un breve pero intenso prólogo resume con maestría los sentimientos, sentimientos sin sentimentalismos, por los que le ha llevado la lectura de Elia. Un poemario de cien páginas dividido en tres partes componen esta primera edición: El inicio de la historia con tres poemas, Elia como viento verde, con dieciséis textos y Lejos de ser madre, con otra veintena sumando un total de treinta y nueve composiciones que se antojan sentencias, consejos, evocaciones y recuerdos de una poeta madura que agradece a la voz y la palabra de la hija deseada por su existencia. Y es ella, Carmen Moreno, la progenitora que pretende evitar las heridas que, inevitablemente, porque la vida también es así de dual, tan dichosa como triste; se tendrán que convertir en cicatrices para que el crecimiento de la Elia de carne y hueso que habita en su hogar crezca segura, amada y feliz desde su amor y temor infinito de madre.

“Monstruo, vete ya, / otro día volverás./ Esta es la voz de Elia”.

Elia, la niña de chaquetón de flores, faldas de tul, playmobils de princesas, grandes y hermosos ojos y cabellos, recibe en herencia el testimonio y el regalo más grande que una madre puede dejar, las palabras escritas cargadas de desvelo sincero.

“No te arrepientas, hija mía,/ de aquello que hiciste por amor/ aunque solo recibas vacío./ No te resignes a ser beso sin destino, ni labios que no persiguen”.

Elia es un poemario intimista que refleja la parte más humana del animal que somos. Como tales protegemos, herimos, nos gusta la carroña si no hay otra cosa que llevarse a la boca, pero, sobre todo, amamos. Este es un libro de amor, lleno de ternura, dulzura, miedos, amargura, crudeza y, sobre todo, ESPERANZA. Con prólogo de Cristina Fallarás.

Sobre el autor:

Blanca Flores en una imagen de archivo.

Blanca Flores

Doctora en Filología Hispánica, escritora, investigadora y presidenta de la Asociación Cultural de Amigos de Quiñones.

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