Al llegar al bar jerezano, muchos le asaltan con la misma pregunta: "¿Dónde está mi carta?". Masanobu Takimoto 'El Cartero' (1952) desenfunda su guitarra, coloca bien la cejilla y con la yema de sus dedos amarillos con hendiduras del paso de las cuerdas, empieza a tocar por soleá. Siente cada ronroneo y cierra con fuerza sus ojos en cada silencio. 'El Cartero' nació en Osaka y reside en Tokio, pero en la tarde del 22 de febrero se encuentra en Jerez, concretamente en la calle Corredera, sentado en el bar Los Tres Reyes junto a su alumna japonesa de cante jondo, Soko Kanetaka, para conceder una entrevista a lavozdelsur.es y porque en la tarde del viernes 23 actúa en el Jerez Off Festival de La Guarida del Ángel.

Al principio, Masanobu se arranca con un cante que pasa desapercibido por muchos, pero no para Joaquín Jiménez 'Salmonete'. Nada más acabar, el cantaor jerezano aparece de la nada, coge una silla y canta unas cuantas alegrías con Masanobu. "Demasiado gitano. Cante puro. Eso es verdad. Hay verdad en Jerez, no en Japón", sonríe 'El Cartero' entusiasmado después de acompañar a 'Salmonete'. Dice que por eso todos los inviernos, desde hace 13 años, visita Jerez, por su arte y espontaneidad, ya que algo así jamás ocurriría en el país nipón.

Masanobu es originario de Osaka, pero defiende que el flamenco, la guitarra y el cante, están en su sangre. Relata que a los 9 años su padre le enseñó a tocar la guitarra flamenca. "Él fue muy aficionado, pero tocaba la guitarra muy feo", ríe. De niño tan solo pudo apreciar el flamenco a través de cintas de música. Camarón y poco más. Durante su juventud, 'El Cartero' se apuntó junto a su padre a unas clases de guitarra flamenca en Japón. Talleres que le servían para aprender los acordes, pero aquello en el flamenco no era suficiente.

"No confío en que mi cante pueda hacer mucho. Pero voy a cantar hasta el final, con respeto"

Le faltaba aprender a acompañar al toque, un cante y un baile. "No sabía nada de acompañar al cante, y pensé que debía cantar yo mismo para aprender a hacerlo", explica sobre cómo, a los 21, empezó a cantar por seguiriyas y soleás. Para él, "el sentido del cante y la guitarra, es el mismo", porque "para tocar la guitarra, hay que entender el cante, o así es como yo lo entiendo". Sin embargo, empezó a cantar sin saber qué decía. "Aunque ahora tampoco sé lo qué significa lo que canto", ríe a carcajadas. No obstante, confiesa que antes de iniciarse en el cante, cogió su diccionario de español-japonés y buscó cada palabra. "Pero todavía hablo muy poco español. Es muy difícil. Estudio cada día, pero al siguiente lo olvido todo".

El bailaor Toni 'El Pelao' fue quien acuñó su nombre en el cante jondo cuando este le conoció en Japón: "Cuando fui a ver su espectáculo, le saludé y me preguntó cómo me llamaba. Pero como para los españoles nuestros nombres son muy difíciles, me preguntó en qué trabajaba. Cuando le dije que era cartero, me dijo: Desde hoy, tú, El Cartero". Y es que desde los 20 hasta los 38 años, Masanobu trabajó en Japón repartiendo el correo, oficio que compaginó con su pasión, el cante flamenco. "En el trabajo llegué a decir que estaba enfermo varias veces, solo para poder dedicarme al cante... Hasta que finalmente lo dejé y me vine a España para disfrutar del flamenco de verdad", comenta.

Primero visitó Madrid, especialmente una peña flamenca y el bar La Soleá. "Allí conocí a mucha gente aficionada al flamenco", comparte. En Japón, 'El Cartero' es célebre por ser uno de los pocos de origen nipón dedicado al cante, porque como él mismo destaca, en Japón hay muchos que aprender a bailar y a tocar, "pero cante nada. Poco no. Nada". No obstante, él no piensa que sea famoso. "Soy normal, un aficionado, nada más". Para Masanobu los grandes son Camarón —"él era diferente, especial"—, Diego y Luis Agujetas, y Vicente Soto y Enrique Soto 'Sordera', Diego Rubichi y José Mercé.

Pero 'El Cartero' pisa tierras jerezanas cada año porque desea enfrentarse a un público difícil, gente que entiende. "La gente dirá, qué feo, un extranjero cantando flamenco... Al principio pensaba que no podría cantar flamenco en Jerez. Pero ahora sí. Y esa era mi ilusión, cantar flamenco en Jerez", expresa. "Por ahora yo no confío en que mi cante pueda hacer mucho. Pero yo voy a cantar hasta el final, con respeto. Para mí cantar delante de japonés no es importante, pero aquí sí", continúa. El cantaor japonés habla de flamenco como emoción, sentimiento. Vacío de la cuna cultural del arte jondo, 'El Cartero' se agarra a la pasión, al sentimiento. "Casi todo el mundo baila sin escuchar el cante, sin sentirlo. Y a mí eso no me gusta. ¿Para quién bailas? Sin escuchar, no se puede bailar y sin guitarra no se puede cantar", concluye.

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Claudia González Romero

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