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La asociación 'Punto y Kropka', la sala La Quemá y el grupo independiente francés de teatro, danza y canto 'A part of the whole' concentran sus vibraciones culturales en Jerez.

Tres componentes de la compañía francesa A part of the whole han pasado tres días en coche desde París hasta Jerez para actuar en la capital de Andalucía y en nuestra ciudad. A part of the whole es un grupo de teatro, danza y canto que no recibe ningún tipo de subvención estatal, está formado actualmente por siete personas y lleva más de tres años actuando alrededor del mundo; han trabajado en Francia, Argentina, Brasil y España. La función que representan en Jerez, Historias para dar ánimo, fue su ópera prima. Nathalie Bentolila, la protagonista de la obra, comenta que la última vez que esta ha sido interpretada fue en el Festival Internacional de Cuentacuentos de São Paulo. 

Adán y Asia son los culpables de este encuentro multicultural: "Estamos aquí gracias a Asia y Adán que son la asociación Punto y Kropka, que tiene como propósito desarrollar los vínculos entre artistas del mundo y públicos de acá. Nos trajeron y es como un casamiento de amor. Creo que tenemos el mismo fin", apunta Bentolila. Y la organizadora polaca, Asia Wojciechowska subraya la relevancia del espacio en el que florece toda la magia: "Sala La Quemá es el tercer elemento porque es un sitio que fomenta mucho la cultura aquí en Jerez. Ellos han facilitado la sala para organizarlo todo. Colaboran con nosotros para traer aquí a la compañía".

"Desde hace tres años que llevamos actuando hemos recopilado miles de deseos. No hay dinero, no hay cosas materiales"

Una mezcla de tres pilares culturales para llevar a cabo un espectáculo lleno de fuego, marionetas, interpretación, sombras y canto. "En Francia gusta poner enseguida una etiqueta. ¿Pero qué hacen? ¿Teatro o danza? A veces están un poco perdidos, pero no nos importa. Es en el caos donde está la vida", aclara la actriz, a lo que añade: "Hay un hilo que atraviesa todo lo que hacemos y fundamentalmente yo creo que es el amor a la vida. Muchos espectáculos hablan de la dureza del mundo. En Francia hay como una moda de espectáculos depresivos que hablan del paro, que hablan de que las cosas salen mal, de los flujos financieros internacionales que nos destrozan... Todo eso es cierto. Pero nosotros queremos hablar del amor. Queremos hablar de la fe en los sueños, queremos hablar de que cuando uno tiene fe en algo: la cosa se puede concretar".

En Francia la tendencia teatral que impera es la misma que en España: el realismo. Se trata de un teatro complejo de temática urbana como la desigualdad social, la violencia machista, la crisis, la homosexualidad, la injusticia... A Bentolila este tipo de teatro le recuerda a los noticieros. No le dicen nada nuevo. Ella misma se inspira a través de una cita célebre del inventor estadounidense Buckminster Fuller, "ese señor decía lo siguiente: Si quieres crear algo nuevo no pierdas tiempo en reparar lo viejo, inventa algo totalmente distinto que haga olvidar el viejo modelo. Es otra manera de enfocar". Bajo esta premisa, la compañía A part of the whole quiere crear un mundo nuevo, ¿por qué no?

Tanto el director de la compañía, Lourent Sindres, como Nathalie Bentolila, explican que su teatro busca transmitir al público confianza en uno mismo, aspirar al amor y explorar los sueños y deseos: "Enfocamos el propósito para que cuando la gente salga de la función, salga con esperanza". Pero no todo se concentra en contagiar alegría. Los artistas buscan que el público salga con una conciencia, con una motivación positiva sobre su visión del mundo y de la sociedad. Quieren alimentar las mentes con toques esperanzadores que alienten a las personas a crear un cambio, a construir sus propias soluciones ante los problemas que se encuentren en su día a día. Que luchen y que no perezcan en la pelea de seguir adelante siempre, con una sonrisa. 

¿Cómo introducirse en la conciencia de los espectadores? Bentolila recurre continuamente a la técnica de Bertolt Brecht: romper con la cuarta pared. La intérprete interactúa todo el tiempo con el público, se dirige constantemente hacia él, y sobre todo desde el principio de la función. Sus actuaciones siempre comienzan de la misma forma, reparten pequeños recortes a los asistentes y les piden que escriban sus deseos. Sencillo, ¿verdad? "Desde hace tres años que llevamos actuando, hemos recopilado miles de deseos. Lo escriben en un papelito y lo dejan en el escenario. Leemos alguno y luego lo colectamos", expone Lourent Sindres, y continúa: "No hay dinero, no hay cosas materiales. Padres que quieren que sus hijos estén bien, gente que quiere la paz en el mundo, y el amor". 

“Fracaso es un término que no existe para nosotros, es vacío. Si aprendes algo de tus penas vas a subir un escalón, te vas a hacer más fuerte. El fracaso no existe”

A part of the whole nos traen un teatro que habla del miedo, de la libertad, de la conformidad, de la fe y la confianza en uno mismo, del amor… "El punto clave para nosotros es el corazón. El jardín que hay que cultivar es el corazón", manifiesta la artista francesa. Finalmente Nathalie Bentolila lanza una reflexión que guarda una relación fundamental con las sensaciones de lucha y esperanza que busca radiar la compañía: “Fracaso es un término que no existe para nosotros, es vacío. Si aprendes algo de tus penas vas a subir un escalón, te vas a hacer más fuerte. El fracaso no existe”.

El poder del cuerpo

Además del espectáculo que ofrecen, Bentolila dirige un taller de creación artística en la sala La Quemá. ¿Qué finalidad tienen estas clases? Su tutora lo esboza: "Hay mucha gente que cree que la inspiración es algo que uno tiene que esperar y que va a venir o no venir. La ven como una amante caprichosa. Hay gente que piensa que hay que estar mal para estar inspirado. Hay toda clase de ideas preconcebidas acerca de la inspiración y yo investigué muchos años como actriz y como autora. Cómo podría hacer para convocar la inspiración, que venga cuando yo la llamo, no cuando ella quiere".

Bentolila se dedicó a preguntar a diversos artistas en qué momento les llegaba la inspiración. Todos, sorprendidos, le contestaron que no la llamaban, que ella sola venía y se iba. Entonces fue cuando se dio cuenta de algo que guardaban en común estos autores: “¿Y cuando viene qué pasa, cómo se manifiesta? Todos empezaron a hablar de manifestaciones físicas. Siento como burbujas en el estómago, siento que mi corazón está más liviano, siento que hay algo muy fluido en mí, decían. Todos describían manifestaciones físicas. Entonces dije, ok: el secreto de la inspiración está en el cuerpo, no en la cabeza”.

“Inventé un método que está basado en la empatía, crear personajes a través de la personificación de esa persona en otra persona totalmente distinta"

Fue entonces cuando ella empezó a investigar cómo podría generar el estado creativo. A través del visionado de un documental que trataba sobre un médico tibetano sacó la idea, obtuvo la técnica gracias a la labor que realizaba este médico con sus pacientes. Este hombre solucionaba los problemas de las personas sin medicamentos. Se sentaba, les escuchaba y les ayudaba poniéndose en su lugar, empatizando. De este concepto y gracias a que ella tiene esta facultad muy desarrollada, construyó un sistema para la creación creativa. “Inventé un método que está basado en la empatía, crear personajes a través de la personificación de esa persona en otra persona totalmente distinta", apunta la autora del taller y protagonista de la función. Lo que quiere alcanzar ella es que los asistentes de estas clases logren ponerse en el lugar del otro literalmente; ser el otro, sentir como siente esa persona, ese personaje. 

Sobre el autor:

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Claudia González Romero

Periodista.

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