LOS PAPELES DEL PENTÁGONO (The Post. Estados Unidos ,2017 (116 min). Dirección: Steven Spielberg. Guion: Liz Hannah, Josh Singer. Música: John Williams. Fotografía: Janusz Kaminski. Reparto: Tom Hanks, Meryl Streep, Jesse Plemons, Bob Odenkirk, Matthew Rhys, Michael Stuhlbarg, Sarah Paulson, Alison Brie, Carrie Coon, David Cross,Bruce Greenwood, Tracy Letts, Bradley Whitford, Zack Woods.

Fue un político británico quien hace más de dos siglos acuñó la expresión cuarto poder para referirse a la influencia de la prensa en la sociedad, la opinión pública y la clase política. Desde entonces el poder, los gobiernos, y los periodistas han tenido una relación conflictiva, se necesitan y se repelen. El cine ha tratado en muchas ocasiones y desde distintas perspectivas de exponer las entrañas de una profesión que requiere vocación de servicio y amor por la verdad, pero que a veces, por intereses económicos o políticos se somete a las instancias de poder.

Ciudadano Kane (Orson Welles, 1941) mostraba esa compleja interdependencia entre la política y los medios de comunicación. Otras películas se centran en el lado oscuro de la prensa, su sometimiento a la dictadura de la audiencia (Network. Un mundo implacable, Sidney Lumet, 1976), su propensión a exponer la intimidad del ciudadano (El Honor perdido de Katharina Blum, Volker Schlöndorff, 1975). Sin duda Todos los hombres del presidente, la película dirigida por Alan J. Pakula en 1976 (con la dimisión de Richard Nixon todavía caliente), es la cinta que mejor muestra la necesidad de una prensa comprometida con la verdad, que asuma el papel de vigilante, de notario sobre el poder político.

Steven Spielberg ha montado un thriller político tomando como referencia la película de Pakula para su último trabajo Los papeles del Pentágono. Como en Todos los hombres del presidente, las salas de redacción del The Washington Post son el escenario de una historia emocionante, parte importante de la historia de los Estados Unidos del pasado siglo, sin la cual no se entendería el desarrollo de los acontecimientos que condujeron a un cambio en la estrategia bélica norteamericana en el sureste asiático.

Daniel Ellsberg, funcionario del departamento de Estado enviado a Vietnam, logra sacar los documentos clasificados que dejaban al descubierto las mentiras a los ciudadanos de sucesivas administraciones norteamericanas —Eisenhower, Kennedy, Johnson y Nixon— sobre el desarrollo y el verdadero objetivo de una guerra en la que murieron 1,1 millón de vietnamitas y al menos 58,000 estadounidenses. El New York Times primero y el Post después se encargarían de publicarlos.Es la cara noble de la profesión periodística la que Steven Spielberg reivindica en Los papeles del Pentágono. Su película es entretenimiento y lección de historia a la vez. Películas como Amistad (1998), Lincoln (2012) o El puente de los espías (2015) muestran la necesidad de hombres y mujeres decentes que rediman los errores de un aparato estatal que olvidó los preceptos de los padres fundadores.

Steven Spielberg representa al sector liberal de la industria cinematográfica, el que ha hecho en los últimos años un esfuerzo por posicionarse en contra del racismo y por eliminar el sexismo en el mundo del cine. Parece evidente la intención por parte de Spielberg de tratar problemas presentes, la presidencia desquiciada, populista y demagógica de Trump y la discriminación sexual, recurriendo a una historia del pasado.

Tom Hanks, como el mítico director del Post, Ben Bradlee, y Meryl Streep como su propietaria, Katharine Graham, hacen un trabajo excelente. ¡No podía ser de otra manera! Reivindican respectivamente al periodista honesto, que no se somete a la presión de la mismísima Casa Blanca y a la empresaria que arriesga el patrimonio familiar y se enfrenta a la condescendencia masculina de su consejo de dirección. El “Snowden” que filtró los documentos, Daniel Ellsberg, interpretado por Matthew Rhys, tiene su momento estelar al principio pero luego queda a la sombra de los dos personajes históricos.

Los papeles del Pentágono no es una película apasionante como El puente de los espías, es más bien una película necesaria en un momento de crisis democrática en su país. Spielberg parece obligado por las circunstancias a rendir tributo a una prensa que se ha visto amenazada por el dedo acusador de su presidente. La historia no tiene la misma trascendencia para un público no norteamericano, pero su ritmo vivo, sus impresionantes interpretaciones, el virtuosismo de la puesta en escena, hacen de ella una película muy recomendable.

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Eugenio Tapia

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