'¡Dolores guapa!': la Semana Santa según 'los mariquitas'

La película de Jesús Pascual y Antonio Bonilla muestra el mundo cofrade LGTBI y descubre una Sevilla heterodoxa y popular a partes iguales. Un relato antropológico de devoción, sentimiento y esperanza con toques de fantasía semanasantera

¡Dolores guapa!: La Semana Santa según 'los mariquitas'

“No soy religioso, soy capillita”, “De pequeño pedía a la Virgen no ser gay, ahora le pido que me vaya bien con mi novio”, “Hay dos religiones, la de Roma y la de Sevilla” o “Me imagino a Dios con la cara de la Macarena”, son algunas de las declaraciones que se escuchan en ¡Dolores, guapa!, documental dirigido por Jesús Pascual y producido por Antonio Bonilla, que recientemente se ha estrenado en el Festival de Sevilla, llevándose a su paso el premio a la mejor película de ‘Panorama Andaluz’. Se podría decir que la película “viene de frente”. Y no es para menos. 

“Me imagino a Dios con la cara de la Macarena”

¡Dolores, guapa! se puede describir como una película del mundo mariquita en la Semana Santa, pero es mucho más que eso: es una de las radiografías más transversales y profundas jamás realizadas, no solo de la Semana Santa, sino de la cultura y la idiosincrasia sevillana, y por extensión, andaluza. A través de capillitas de diversa naturaleza, se va descubriendo una forma de mirar y vivir. Esta película supone un documento excepcional para cualquier amante de la cultura sevillana, pero también es una película obligatoria para el cofrade más ortodoxo: en ella encontrará una diversa muestra de sentires y formas de interpretar la religión, con unos testimonios emocionantes que dan muestra de hasta qué punto la fe o la religiosidad es una cosa tan popular y mística, pero también tan personal y universal. 

“De pequeño pedía a la Virgen no ser gay, ahora le pido que me vaya bien con mi novio”

Por supuesto, es un documental extremadamente tierno para aquellos niños y niñas que hayan jugado a los pasitos en sus casas, para los que grababan en los 90 cintas de VHS con las salidas procesionales, para los que dibujaban palios en el colegio con perspectivas imposibles y escribían en letras grandes y con faltas de ortografía el nombre de su hermandad. El colectivo LGTBI reconocerá en ¡Dolores, guapa! un contexto singular para abandonar los márgenes e integrarse en una sociedad a través de las cofradías; y los capillitas mariquitas no podrán dejar de aplaudir desde el inicio del documental, se reconocerán en los relatos y costumbres que aquí se narran.

Cartel de Dolores guapa, con tipografía inspirada en Sevilla. 

Una abuela cocina torrijas mientras su nieto, Richi, recuerda con ella cómo veían pasar La Estrella desde el balcón. Más tarde, le revelará que su primer amor aun le sigue doliendo. Una chica cuenta, mientras deshoja claveles, el refugio que encontró en los Dolores del Cerro cuando un día iba llorando por la calle desconsolada tras sufrir los insultos de sus compañeros del colegio. La virgen se convirtió en su mejor amiga y ahora su nuevo nombre no podía ser otro que Dolores, Lola. Un artista explica por qué los andaluces, si respetan su cultura y entienden que los símbolos del pueblo son, deberían ver lícito hacer un tatuaje de la Macarena vestida de flamenca.

Jesús Pascual, director de la película, fue cofrade de pequeño, en la adolescencia tomó distancia y de mayor volvió a conectarse. Hoy día se declara “macareno”. Antonio Bonilla, su productor, vivió al margen de las cofradías hasta que conoció a un chico en un festival de música electrónica: “Me eché un novio muy moderno, y cual fue mi sorpresa cuando llegó la Semana Santa y me pidió que lo acompañara. En ese momento, empezó a llorar esmorecido mientras cangrejeábamos delante del paso. Ahí entendí que la Semana Santa es algo que atraviesa a todos”.

“Hay clasismo y homofobia en las reacciones al vídeo y yo sabía que no era en absoluto motivo de burla” 

El famoso vídeo viral que decía aquello de "¡Dolores, guapa! ¡La Reina del Martes Santo! ¡El barrio entero pa ti!" fue un punto de partida para la película, pero ambos tenían claro que querían ir mucho más allá, que este documental no fuera una mera explicación sentimental, sino un recorrido antropológico mucho más amplio. “Hay clasismo y homofobia en las reacciones al vídeo y yo sabía que no era en absoluto motivo de burla. Empecé a investigar sobre homosexuales en la Semana Santa y cual fue mi sorpresa cuando vi que no había nada escrito, tan solo algún vídeo desde una mirada exótica hacia Andalucía. Fue una decepción y al mismo tiempo una motivación”, declara Jesús. Por este motivo, tuvieron que investigar otras fuentes que les sirvieran de inspiración, como las referencias sobre las divas del mundo gay o un artículo del investigador Rafael Cáceres, Globalización y diversidad sexual; gays y mariquitas en Andalucía. 

“Esto no tiene nada con ser de izquierdas o de derechas, mariquita o heterosexual, va de ser sevillano”

“La Semana Santa siempre se cuenta igual, con la misma visión, y hacen falta nuevas miradas. Esto no tiene nada con ser de izquierdas o de derechas, mariquita o heterosexual, va de ser sevillano”, cuenta Antonio. “La película ha mostrado que Sevilla es una ciudad mucho más compleja de lo que parece”, añade Jesús.  

 

La Semana Santa en 'los márgenes' de una Sevilla expansiva 

“Los hombres homosexuales estaban reprimidos y las mujeres lesbianas silenciadas, por eso el rol dentro de las cofradías ha sido muy distinto. Esta película se centra en cómo se construye el mundo mariquita, pero de alguna manera introduce la Semana Santa de los márgenes, de todos aquellos que se relacionan con esta celebración desde diferentes ópticas”. “Las lesbianas estaban en el Rocío”, añade entre risas Jesús. 

Fotograma de '¡Dolores guapa!"

“Es curioso porque, Antonio, uno de los participantes en el documental, habla de “mujeres mujeres” y “hombres hombres”, porque en aquella época todas las diversidades sexuales y de género se metían dentro de “lo mariquita”. Ser maricón o mariquita incluía ser transexual o travestirse. Dentro del término se metía todo, como hacía La Veneno”, relata el director.

Antonio y Jesús buscaron para esta película un amplio mosaico de perfiles, “era importante enseñar la amalgama de personas de diferentes barrios, edades y clases sociales”. Aunque como se dice en un momento del documental “todos, ricos y pobres, son iguales bajo el antifaz”. 

Fotograma de ¡Dolores guapa!"

Los barrios de los cofrades también toman fuerza a través de las presentaciones de cada personaje, que cuentan con una breve descripción en las que se detalla edad, profesión, barrio y hermandad a la que pertenecen. Sin embargo, y como apunta Antonio “la Semana Santa es una realidad transversal que supera los barrios, las líneas que separan los barrios se disuelven. En Sevilla te consideras más de un sitio según la Virgen a la que profeses devoción”. Y es que Sevilla, ciudad mariana donde las haya (su reconocimiento, su escudo y fervor popular así lo apuntan), adquiere un nuevo sentido a través de la expresión popular del mundo mariquita, que custodia como pocos esta relación de amistad, pasión y cuidado con las hermandades.

Como se dice en ¡Dolores guapa!, “lo que importa en realidad es el amor y el trabajo que hacemos con nuestras vírgenes, ya Dios nos juzgará si es que tiene que juzgarnos. Por debajo de él estamos todos”. Hasta las paredes de la calle San Luis lo dicen: “No importa que seas bisexual mientas vayas a la Madrugá”.