La presentación de El futuro está al caer fue tan entretenida como los artículos que escribe Fernando Taboada todas las semanas. El autor estuvo acompañado por Manuel Romero Bejarano y Pedro Ingelmo. Manolo nos contó que llevaba dos años intentando que este libro se hiciera realidad. “Esperemos que sea el inicio de una fulgurante carrera”, manifestó. Remedios 9 es parte de la Librería El Laberinto, una editorial que cuenta ya con quince títulos. El primero fue Las niñas del Altillo. Manolo nos hizo un avance de las numerosas obras que irán apareciendo en el primer trimestre del próximo año: Ayudante de un tipo que no hacía nada, de Carlos Piedras; Me sobra la clientela, de Eduardo Flores; Invítame a un gin-tonic y otros cuentos de terror, de Rafael Navas; Danzando en la tierra de los místicos, de Marco Antonio Velo. Incluso Taboada sacará a la luz Sólo se casan los frioleros… Destacó especialmente el Diccionario razonado de bolizas de Jerez, obra coral en la que participarán varios autores de renombre.

Pedro Ingelmo retrató a este escritor sin libro: “Hay gente que es muy divertida en el bar, pero escribiendo es un auténtico muermo; y hay gente que es muy divertida escribiendo y un muermo en el bar. Fernando tiene la virtud de que es muy divertido en el bar, hasta determinada hora, y es muy divertido escribiendo”. Así es Fernando, y así son sus artículos, “como esas conversaciones de bares en las que nos reímos de todo, pero que siempre tienen un poso de amargura”. Taboada está siempre revoloteando sobre el tema, como dice Carlos Piedras, y al final se lanza en picado a por él. Juan Bonilla en el prólogo equipara su estilo al de Julio Camba. Un estilo que Pedro Ingelmo resume en ese “a mí no me importa nada, pero en el fondo me importa todo”. Sus artículos, remarcó, frente a las estupideces que suelen publicarse hoy, consiguen dejarte con una sonrisa amarga.

Tras los agradecimientos, Fernando Taboada nos contó que una vez un señor le habló así de su escritura: “Taboada, no se puede escribir mejor. No comete usted ni una falta de ortografía…” Desde aquel momento se dijo “esto es lo mío… faltas de ortografía le he pillado yo a Unamuno… Así que si le puedo echar el pulso a uno del 98, me como el mundo y pido postre”. Ha publicado muchos artículos y de temas muy diferentes: la jornada laboral, artistas vertebrados, analfabetos funcionales… Taboada escribe porque se divierte. Reconoce que no es organizado: gracias a Diario de Jerez se pone a escribir todas las semanas. No tiene vocación literaria, ni la espera. Además hoy todo el mundo escribe… La tesis del libro, el hilo conductor, es qué ha pasado en el siglo XXI que no haya pasado en el XX. Y que el futuro no era para tanto: al final hacemos el mismo ridículo de forma más sofisticada. Muchas tecnologías para ofrecer lo mismo de siempre, sopa de sobre. Y después de hablar de microbios, mendicidad, exhibicionismo, lengua materna… queda algo muy claro en el último artículo: todos esos personajes que parecen tan importantes, por ocupar la primera plana de un diario, al final apenas dejan huella. Antes de la presentación estuve charlando con Fernando en la Calle Remedios, en el número 9:

"El libro yo pensaba que estaba escrito, pero no era así. Me lancé a la piscina sin saber muy bien dónde me metía"

¿Cómo surgió la idea de publicar este libro?

El libro yo pensaba que estaba escrito, pero no era así. Los artículos sí lo estaban, es cierto. Pero ahora ponte a escoger entre cientos de artículos. Me lancé a la piscina sin saber muy bien dónde me metía. Nunca he escrito un libro. He escrito artículos. Y me doy cuenta de que se pueden convertir en libro porque hay mucha gente que me sugiere que los reúna y los publique. Pero ninguno de los que decía eso tenía una editorial. Es Manolo el primero que me lo pregunta y tiene la capacidad de hacer realidad el libro. Así que dije ¡vamos! Pero yo no he escrito esto como un libro, sino que surge de reunir un material que ya estaba escrito antes.

¿Y cómo se plantea uno la selección?

Había empezado a escribir en Diario de Jerez en el 2000. Para revisar, me dije, no me voy tan lejos. Comienzo con los de hace diez años. Así que de diez años para acá me empiezo a leer, un poco por encima, todo. ¿A ver de qué escribo yo un primer libro? Como nadie me pide un tema concreto, Jerez, la política, entonces me propongo mostrar algo variado, local, internacional,.. Si yo empiezo a escribir en el año 2000, entonces voy a hacer una selección de artículos que marquen la diferencia entre el siglo XXI y el siglo XX. Y esa es la tesis del libro. Me pongo a escoger artículos en los que se retrate qué pasa en el siglo XXI que no haya pasado en el siglo XX. Abarcando la mayor variedad de temas posibles: culturales, filosóficos, sociales, los vicios de la televisión, las virtudes de la política, si algún día las tuviera…

¿Una radiografía del cambio de siglo?

Un rompecabezas en el que se vea que ese libro no se ha escrito en el año 40. Estaría bueno que escribiendo en prensa no se supiera en qué año se ha escrito eso. Intento que se note en qué momento está escrito. Que se puedan entender en cualquier momento y en cualquier sitio, pero que se vea exactamente el tono del momento en el que se escribió. Quiero que un artículo mío escrito hace diez años se entienda dentro de cien.

¿Al revisarlos, ha notado alguna evolución en el estilo?

Creo que cada vez escribo más suelto. Antes para escribir una frase la pensaba y ahora, una vez que está escrita, cuando la releo es cuando la pienso. El vicio de escribir te convierte en una persona que primero escribe y luego piensa; y antes primero pensaba y luego lo escribía. De manera que ahora soy quizás más descerebrado pero se entiende mucho más. Es más directo.

¿Más espontáneo?

Sí, antes quería serlo, pero pensaba demasiado cómo decirlo. Y ahora no me interesa lo más mínimo la manera, el estilo, y ceo que se entiende mucho mejor.

¿Y en cuanto a los temas?

A mí me obsesiona casi siempre lo mismo: la ridiculez. Tengo poco sentido del ridículo pero hay gente que lo tiene aún menos. Se dice cada tontería… No me gustan los tópicos, y la gente se harta de tópicos… No me gustan las generalizaciones. No me gusta que se digan las respuestas antes de que se formulen las preguntas. Todo el mundo opina. Me preguntaban el otro día qué pensaba sobre ello. Me parece básico que la gente opine, pero pensando. No que tú escuches a alguien el principio de la frase y ya sepas cómo la va a terminar.

Por eso su estilo es ácido, cargado de ironía…

Porque yo no tengo esquema. Empiezo a escribir y no tengo ni idea de cómo voy a acabar. Lo fácil sería tener las ideas clarísimas. Cioran decía que las ideas claras son ideas sin porvenir. Y eso lo llevo a pies juntillas, pero sin querer, por dejadez. No sé cómo voy a terminar una argumentación. Tengo mis claves. Sé lo que pienso sobre un atentado terrorista, sobre un corrupto,… pero no sé cómo le voy a meter mano a eso. Genera un poco de vértigo, pero como va saliendo… Se te acaba el tiempo y tienes que decir algo. Si lo dices en el primer párrafo, o en el último, la cuestión es que hay que soltarlo…

¿Quiénes son sus articulistas preferidos, sus modelos?

No hay que leer mucho a un mismo articulista porque se te nota. Y a mí se me nota mucho que he leído a Julio Camba. Probablemente sea el articulista que más he leído en mi vida. Pero si alguien tiene el detalle de compararme con el mejor articulista del siglo XX, a mí no me da vergüenza. Me gustaría tener personalidad propia, pero como Julio Camba no habló de internet, no habló del efecto 2000, porque se murió hace 50 años, pues alguien tendrá que hacerlo. Es un error intentar imitar a alguien de manera impostada o sistemática, pero que resuene un poco en ti el estilo de alguien… No me importa imitar a gente que habla con claridad y sentido del humor… Me alarmaría, por ejemplo, parecerme a Paco Umbral, del que no entendía sus artículos…

"Cuando Savater mandaba un artículo no había grasa. No había nada de relleno. Eso es lo que me gustaría que se pudiera decir de mí algún día"

¿Y algún articulista de ahora mismo…?

Ahora tenemos a Fernando Savater, que nos gusta a los dos. Creo que no se puede escribir mejor y decir tantas cosas en menos tiempo. Hay algo de Savater que me gustaría poder decir de mí mismo. Cuando Savater mandaba un artículo y se había pasado de espacio a la hora de maquetarlo, en la página de El País, le decían que había que cortar algo pero no sabían qué cortar. No había grasa. No había nada de relleno. Sus artículos dicen lo que tienen que decir. Eso es lo que me gustaría que se pudiera decir de mí algún día, que si cortase una frase se desbarata todo. Me gusta esa claridad de ideas y que todas las escenas del artículo sean indispensables. Mendoza me gustaba algo, pero como escribe tan buenas novelas, está claro que el talento se le pierde en los artículos. Me gustan Verdú, Vicent… Los buenos novelistas no suelen ser buenos articulistas, quitando a Felipe Benítez Reyes, gran articulista y mejor novelista todavía… Luis Miguel Fuentes, que ha escrito en El Mundo, es un gran articulista, barroco, pero no hay palabra que no se entienda.

¿Y la prensa está al caer…?

A mí me alegra mucho que exista esa democratización de los medios. Hay youtubers que tienen más seguidores que los periódicos. Diez, cien millones de visitas… Es la libertad de expresión llevada al infinito. Hasta ahí, bien. El problema es el mismo de los best-sellers. Para que Umberto Eco se convierta en un best-seller, ¿cuántas novelas sin interés se publican? Todo el mundo tiene derecho a expresarse, a publicar… Esta entrevista la publicas en un medio digital que entra en una maraña…

Donde todo se iguala…

A la larga lo que va a quedar es lo bueno, creo yo. A través de esos medios va a tener acceso a la promoción mucha gente que de otra manera, con Gutenberg, quizás no la habría tenido.

¿Y cuál es el filtro?

Pues el filtro será el tiempo. A mí lo que me parece fascinante es que esta entrevista pueda salir en Jerez de la Frontera, pero ya no sale en Jerez de la Frontera… Antiguamente ibas por la calle muy contento porque la gente te había visto en el periódico pero sabías perfectamente que a 20 kilómetros no te había visto nadie. Y esta entrevista la pueden ver en Nueva York. Nos aturde, como cualquier fenómeno explosivo. Somos muy jóvenes y no sabemos todavía cómo se va a canalizar. Si todo el mundo habla, ¿quién escucha?

¿Qué proyectos literarios tiene?

Todo depende de la aceptación que tenga este libro. He tardado medio siglo en decidirme a publicar un libro, porque no tenía prisa ninguna. Ahora no me va a entrar por sacar un segundo. Desde luego, si la aceptación es de tal magnitud que yo mañana no pueda salir a la calle sin sufrir avalanchas de entusiastas que me pidan otro libro… Libros tengo, y otra selección puedo hacer. Pero si lo que tú escribes te lo celebran tu cuñada, tu vecino de abajo… entonces cada uno es muy libre de saber el alcance de su talento. Espero que alguien me hable con sinceridad y me diga “ya cumpliste tu ilusión, pero dedícate a dar clases que es lo tuyo…”.

Sobre el autor:

juan carlos gonzalez

Juan Carlos González

Filósofo

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