De la cuna de Hegel a la lucha por la igualdad
Nacida en Bietigheim, muy cerca de la cuna de Hegel, y criada en La Línea de la Concepción tras la temprana pérdida de su padre, la escritora, filósofa y soprano coralista que hoy entrevistamos ha hecho de la reflexión crítica, la palabra escrita y la docencia su forma de vida. Doctora en Filosofía con una tesis sobre la recepción de Judith Butler en el pensamiento feminista español, políglota, autora de varios poemarios y colaboradora en publicaciones académicas, esta incansable lectora y activista cultural desarrolla su labor docente en Jerez. En sus palabras resuena una vida atravesada por el pensamiento, la música y la lucha por la igualdad.
Pregunta. ¿Qué le llevó a escribir un estudio sociológico sobre la influencia de Judith Butler en el feminismo español?
Respuesta. Hace unos años hice un máster sobre género, identidad y ciudadanía y la figura de Butler me llamó mucho la atención. Supuso un reto intelectual que se tradujo después en mi TFM. Una vez terminado el máster decidí cursar los estudios de doctorado. Judith Butler se convirtió en el centro de mis investigaciones y con ella, toda la dispersión feminista y el feminismo español desde mediados de los años sesenta hasta la actualidad. La metodología de la sociología de la filosofía se viene aplicando desde hace unos años en el grupo de investigación dirigido por Francisco Vázquez García en la UCA, grupo al que yo también pertenezco.
P. ¿Por qué cree que Judith Butler genera tanta división dentro del feminismo en España?
R. Aparte de muchas razones, por su cuestionamiento de nociones fundamentales del feminismo clásico como sujeto e identidad, lo que ha provocado un fuerte rechazo y un gran debate dentro del mismo. ¿Quién es el sujeto del feminismo? La discusión viene de atrás cuando feministas como Butler pensaron que había que ampliar esa idea debido a las particularidades de nuestro tiempo. Pero no solo por la cuestión del sujeto del feminismo sino también por otras variables que han convertido a Butler en una persona non grata dentro de un sector del feminismo.

P. ¿Qué papel ha jugado la publicación en castellano de El género en disputa en la recepción de sus ideas?
R. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad marcó un antes y un después en el feminismo y es su libro mas emblemático. Plantea como las prácticas no normativas del género, por ejemplo el lesbianismo, cuestionan la estabilidad del género como categoría analítica. Por otra parte, esta obra se ha considerado uno de los textos fundacionales de las teorías queer. Para Butler, tanto el género como el sexo son construcciones culturales. Através de la repetición de gestos, movimientos, formas de hablar, de vestir, etc. adquirimos el género desde que nacemos ,en concordancia con el sexo biológico. De modo que nos construimos en la idea de que aquello que somos, es decir, nuestra identidad, viene dada por naturaleza y constituye la esencia de nuestra persona.
P. En el libro habla de la genealogía del feminismo español actual. ¿Qué rasgos fundamentales destacaría en esa evolución?
R. Ningún movimiento social es estático, si no, no sería movimiento, obviamente. El feminista es el movimiento social mas importante que hay y va con los tiempos, conservando los fundamentos y abriéndose a contextos actuales. La evolución ha sido continua y constante porque el feminism somos todas las mujeres y hombres que lo conforman y lo integran. Y si nosotras cambiamos y evolucionamos, el feminismo también. Es abierto e inclusivo. No hablamos de mujer sino de mujeres de etnias y culturas diversas. El origen, la procedencia, la clase, no nos deben separar sino unir en una misma reivindicacion y vindicación. Hablamos de sociedades globalizadas y de multiculturalidad, lo que significa que mujeres de diversas procedencias y orígenes comparten el mismo espacio. El feminismo también es diverso y busca aquello que nos une pero también aquello que nos distingue.
En mi libro hablo de que el feminismo español tiene una larga historia y me retrotraigo a sus orígenes actuales que sitúo a mediados de los años sesenta. Es decir, a los antecedentes más próximos del movimiento feminista contemporáneo español. Los derechos de los que disfrutamos las mujeres y por ende, la sociedad en general, se deben a las mujeres que lucharon por conseguir una igualdad real entre hombres y mujeres y para ello tuvieron que pelear, tanto desde la academia como en la calle. La retroalimentación entre ambos campos es constante. La teoría cum praxis, como diría Concha Roldan, directora que fue del instituto de Filosofía del Consejo superior de investigaciones feministas CSIC. Si no fuera por este trabajo incansable de las mujeres, seguiríamos vistas como apéndices de los hombre y subordinadas a ellos.
Las libertades que disfrutamos en la actualidad en España se han conquistado y se tienen que seguir conquistando porque siempre va a haber un sector de la sociedad que no vea con buenos ojos que las mujeres y los hombres puedan desarrollarse en plena igualdad, sin atender a las normas de género, que son construcciones y moldes culturales a las que antes había que someterse. Ahora existe una ley contra la violencia de género y otras leyes que penalizan lo que antes se veía normal: tocar a una mujer sin su permiso, acosarla laboralmente y que no pasara nada, que cobrara menos que su homólogo en el trabajo por ser mujer, que fuera despedida porque el puesto lo necesitaba más un hombre como el cabeza de familia, que no se la contratara porque iba a tener hijos y por tanto, estaría de baja maternal y faltando al trabajo ya que el cuidado de la familia dependía exclusivamente de ella. Lo que no quiere decir que ya se hayan conseguido todos los objetivos. El feminismo ha logrado que haya perspectiva de género en todos los campos educativos, sanitarios, jurídicos, sindicales y un largo etcétera. Ha conseguido implementar los estudios de mujeres y de género en las universidades, que se revisen los libros de texto para que contengan a mujeres importantes en la filosofía, literatura, ciencia, biología,etc para que haya referentes femeninas en la historia de la cultura. Pero queda aún un largo camino por recorrer.

P. ¿Qué diferencias encuentra entre el feminismo institucional y las corrientes queer o trans en su relación con las ideas de Butler?
R. El feminismo institucional se encarga, a través del ministerio de igualdad y el resto de instituciones como institutos de la mujer, de articular políticas gubernamentales para lograr avances en los derechos de las mujeres y alcanzar la igualdad de facto. Para ello es fundamental que las mujeres estemos en puestos de poder, en la política en este caso, para que las perspectivas de género y nuestras demandas estén presenten en las agendas del gobierno. No puede ser que seamos más de la mitad de la población y no estemos visibles en muchos lugares de la sociedad. Para que haya políticas que favorezcan la igualdad, las mujeres tenemos que estar ahí para redactar,discutir y dialogar. No hablemos de mujeres excepcionales. La excepcionalidad es una entre un millón. Necesitamos normalizar nuestra presencia en todas partes. Tiene que haber mujeres que participen en los cargos públicos, en los organismos tanto nacionales como internacionales. Para cambiar las leyes y mejorarlas y sobre todo, para que se garanticen derechos y oportunidades. Las mujeres tomamos la palabra en el espacio público y no podemos volver atrás ni un paso ni para coger impulso.
En cuanto a las complicadas relaciones entre el feminismo institucional y las corrientes queer o trans se deben a una manera distinta de ver cómo deben ser aplicadas las políticas de igualdad. Antes me he referido a que Butler cuestiona el sujeto del feminismo y la identidad. Desde la sexualidad, lo queer designa la anormalidad de las prácticas y conductas homosexuales de gays y de lesbianas. Pero el término comenzó a adquirir un matiz diferente cuando desde el activismo feminista se produjo su reapropiación para hablar de la diferencia sexual y se cuestionaron las prácticas normalizadas heterosexuales. Las políticas queer por tanto, cuestionan todo el binarismo que fundamenta la cultura occidental en pareja de opuestos masculino-femenino o género y sexo. Lo que significa, entre otras cosas, una disidencia del sistema sexo genérico y parte de su fundamento teórico proviene de Butler. Su visión no casa con la visión del feminismo de la igualdad o el feminismo ilustrado, vinculado desde años a la política institucional. En cuanto a lo trans, la polémica viene también de antaño en relación a ser feministas por considerarse mujeres y por tanto formar parte del movimiento como mujeres.
P. ¿Cree que en España se ha leído correctamente a Judith Butler o se ha interpretado a conveniencia?
R. A Judith Butler la interpretan correctamente sus defensoras, que son muchas y la vituperan quienes no admiten teorías como la de la performatividad del género, la resignificación radical o la subversión crítica, por ejemplo. Por otra parte, a Butler la introdujeron las feministas ilustradas, Así, una gran filósofa y estudiosa de Butler en España, Elvira Burgos, afirma en Qué cuenta como una vida, que fueron las referencias explícitas de Celia Amorós sobre Butler, las que orientaron las forma en que fue recepcionada a nuestro país. Evidentemente, hay maneras distintas de mirar una misma realidad y dentro del feminismo español hay diversidad también en esto. Tanto unas como otras, teniendo en cuenta que se defiende una manera de concebir el sujeto del feminismo muy diferente, van a barrer para su casa y al enemigo, “ni agua”. Son muchas críticas las que se le hacen a Butler: malas interpretaciones como por ejemplo confundir “performatividad” con “performance”, infravalorar su manera de escribir, críticas que muchas butlerianas calificación de “ninguneo”. Pienso que hay que leer con mucho detenimiento a esta autora para entenderla y una lectura rápida o de terceros, no ayuda nada. Se trata también de luchas de poder y de defender posiciones dentro y fuera de la academia.

P. ¿Hasta qué punto cree que el debate sobre Butler en España ha sido académico y hasta qué punto ideológico o mediático?
R. El debate es académico y activista. Eso de ideológico me suena sospechoso y tendencioso. El feminismo es una reivindicación, una agenda como diría Amelia Valcárcel, un internacionalismo, una lucha desde las opresión de género. Butler incluye a minorias sexuales y étnicas dentro del sujeto del feminismo y el debate es más que necesario y se hace, como acabo de decir, desde todos los frentes. Mediático sí que lo es porque en la era de internet y de las páginas sociales, blogs y demás, la información transcurre en tiempo real y es posible estar al tanto de todo lo que se cuece. Hay muchas adeptas en la realidad virtual….Pero también hay que mantener una postura crítica porque no todo lo que se dice es cierto. Ya sabemos cómo va esto de las noticias falsas. Pero el conocimiento está ahí para quien sepa tamizar la información y la haga ir por el camino conveniente para no dar por falso lo que es cierto y viceversa.
P. ¿Cómo valora el impacto que han tenido sus ideas en los temas más polémicos: consentimiento, prostitución o pornografía?
R. Sobre ello ello también hay un gran debate en la actualidad. Hay cosas que se están volviendo a estudiar desde el punto de vista jurídico, como la autodeterminación del género, uno de los tema más polémicos de los últimos tiempos. Muchos trans tampoco están de acuerdo con esta ley. La prostitución y/o el trabajo sexual es un tema perenne. Por un lado estań quienes sostienen que debe erradicarse y por otro, regularse. La pornografía también tiene sesgos de género y hay perspectivas nuevas que reivindican la pornografía hecha por mujeres para romper con el falocentrismo. Todas estas cuestiones son de máxima actualidad y hay que leer y consultar mucho para saber por dónde van los tiros. Evidentemente, la polémica y el debate están a la orden del día. También te digo que Butler no es una “papisa” y no todo lo que afirman los queers lo ha afirmado ella y al contrario. Como suele ocurrir con todos los grandes pensadores y pensadoras, una vez que sale el texto, quienes lo leen se apropian de él y su recorrido se vuelve imprevisible.

P. ¿Diría que el feminismo español atraviesa una crisis de identidad? ¿Qué papel juega Butler en ella?
R. Yo no diría que se trata de una crisis de identidad. Es cierto que se está produciendo una polarización marcada por la fragmentación del movimiento y la falta de entendimiento sobre temas de suma importancia. Contamos con varias generaciones de activistas y teóricas alrededor de un movimiento para nada homogéneo pero si dúctil y abierto a todos los cambios. Butler entiende que su trabajo origina tensiones entre la teoría feminista y la teoría queer, y que se ve por una parte como provocado por una ruptura generación. Pero se trata de encuentros culturales complejos y hay que saber también realizar un ejercicio de traducción en el sentido de intentar comprendernos y comprender otros puntos de vista. Desde el mío, la crisis se está produciendo a todos los niveles y a nivel global. La realidad es diversa y está en constante devenir. El cambio es a única carácterística común a todo lo que sucede. Y hay que aceptarlo. Evidentemente, el feminismo como movimiento social también es político. Como diría Celia Amorós, conceptualizar el politizar. Y en eso estamos. Se trata de lograr un mundo mejor. Nada más y nada menos.
P. ¿Hay figuras en España que consideres equivalentes, en influencia o controversia, a lo que Judith Butler representa en Estados Unidos?
R. Las feministas de más calado en nuestro país son indudablemente Celia Amorós y Amelia Valcárcel, a quienes, junto con otras filósofas, dedico la tercera parte de mi libro en un estudio del campo social del feminismo. Son filósofas con un nivel extraordinario que han hecho y hacen una labor magnifica desde la teoría y desde el activismo feminista español. Alrededor de estas, se han articulado diversas respuestas en relación no solo a Butler sino a otras feministas. En la segunda parte hablo de las butlerianas y las antibutlerianas, figuras todas muy destacadas, tanto unas como otras. El libro se puede leer por cualquiera de sus partes porque ninguna es prescindible. Aconsejo leerlo despacio y rumiarlo.
P. ¿Qué espera que cambie o se entienda mejor en el debate feminista español tras la lectura de su libro?
R. Lo que pretendo es construir un relato coherente que aclare la situación presente del feminismo español y mostrar el calado de esta pensadora en el feminismo, desde finales de los 80 hasta la actualidad. Si ayudo en algo, me sentiré satisfecha.