Jerez y la provincia suman cada vez más adeptos al movimiento de los 'Urban Sketchers', una comunidad global de dibujantes urbanos profesionales o aficionados que plasman su entorno al natural y luego comparten sus creaciones en las redes.
Saca de su mochila un cuaderno, despliega sobre su falda unos lápices de colores o quizás unas acuarelas. Juega con los materiales, prueba, esboza, experimenta mientras captura el paisaje cotidiano. Eso que miramos pero no vemos. O eso que en realidad vemos frente a lo que creemos ver. Escenas rutinarias, fragmentos del día a día, detalles en una cafetería o en un parque, perspectivas del patrimonio material o natural. Es la síntesis del ‘modus operandi’ del movimiento Urban Sketchers, fundado en 2007 por el periodista afincado en Seattle Gabriel Campanario y que a día de hoy se ha expandido vertiginosamente con comunidades por todo el mundo. Dos de las más de 50 que hay en España están en Cádiz: Urban Sketchers Bahía de Cádiz y Xerez Sketchers.
“Dibujamos ‘in situ’, a cubierto o al aire libre, capturando directamente lo que observamos. Nuestros dibujos cuentan la historia de nuestro entorno, de los lugares donde vivimos y donde viajamos. Al dibujar documentamos un lugar y un momento determinado. Somos fieles a las escenas que presenciamos.
Celebramos la diversidad de estilos de dibujo y utilizamos cualquier tipo de herramientas y soporte. Nos ayudamos mutuamente y dibujamos en grupo. Compartimos nuestros dibujos en internet. Mostramos el mundo, dibujo a dibujo”.
En la actualidad ejerce como arquitecto técnico municipal en el Ayuntamiento de Grazalema, pero desde hace años dedica tiempo todos los días para cultivar su faceta de dibujante urbano. “Te sorprendes cuando te paras a contemplar un edificio o una plaza y te das cuenta de la de cosas que pasan inadvertidas pese a que siempre han estado allí”, comenta. Con su inseparable cuaderno Moleskine, parte del dibujo lineal, "con sus líneas fugadas para que todo esté correcto", para luego "cargármelo dando color con la acuarela". Últimamente dibuja en blanco y negro y si el resultado es satisfactorio, "lo paso a colorear de manera digital". Todo formará parte de un proyecto de libro temático que piensa llamar Jerez, dibujo a dibujo.
Celia, licenciada en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, da clases de dibujo en un instituto de Chiclana, y para ella la experiencia con los sketchers "te hace saborear cada momento del que formas parte, puesto que capturas el entorno y los instantes que vas viviendo". "Algo tan sencillo -abunda- como un cuaderno y un lenguaje universal como es el dibujo puede ser una herramienta de comunicación sin límites y una forma de viajar a cualquier rincón del planeta desde múltiples miradas". En su portada de facebook tiene un sketch de la madrileña plaza de Callao pero en su colección hay principalmente estampas gaditanas de vistas aéreas y días de carnaval.
Como en los cuadernos de Jonatan Alcina, que acaba de estrenar una exposición en Cádiz bajo el título Aquellos duros antiguos (La Quilla, hasta el 7 de mayo), y que ya publicó Cádiz Urban Sketch, un libro fruto de un año plasmando en su libreta todos los rincones de su ciudad. Del 82, licenciado en Historia y máster en Patrimonio Histórico Arqueológico, dedica parte de su tiempo a realizar exposiciones tanto de dibujo al natural como de todo tipo de ilustraciones. Su técnica es la de la tinta y la acuarela, y sus cuadernos son casi un diario en el que "puedo observar mi evolución con tan solo pasar las páginas. No es casual su uso, son casi un fetiche que a los que dibujamos al natural nos gusta emplear". Como al resto de sus compañeros, del movimiento Urban Sketchers sobresale el buen rollo y la convivencia: "Cuando coges los lápices no piensas en cosas tristes, solo puedes admirar el entorno tan maravilloso que tenemos y el clima que disfrutamos". "He conocido a gente maravillosa que hoy por hoy son amigos y amigas de verdad", remata Alcina.
¿Estimula participar en esta experiencia estando en una de las provincias más deprimidas de Europa? "Rotundamente sí", asegura el dibujante gaditano. "Este proyecto es algo más que dibujar, se ha pasado de utilizar el papel y el color como objetivos en sí mismos a ser usados como medios para profundizar en las personas, darnos valor, conocernos y hacer ver que incluso con poco dinero se puede ser creativo y útil". Fernando Álvarez destaca la dinamización económica y la generación de riqueza y promoción de las ciudades que generan las convivencias entre sketchers, mientras que Celia Burgos valora lo "estimulante" que supone formar comunidades en lugares donde quizás no existan ni los recursos ni la oferta que pueda haber en otras zonas. "Eso genera, a mi entender, crecimiento, actividades en el entorno, relaciones e intercambio, y por tanto desarrollo y entusiasmo". María del Mar Robert encuentra menos relación a economía y dibujo al natural: "Es gratificante por sí misma. La experiencia está al margen de la situación laboral de la provincia, no es algo con lo que guarde relación".