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Hacia 1976, el vacilante progresivo español engendrará varias rarezas sinfónicas de grato recuerdo. Coronado el rey, se coronó su pueblo. Otro día hablaremos de La estrella del alba de Hilario Camacho, La noche que precede a la batalla de Daniel Vega o España, año 75 de Granada. Hoy nos concierne un Alquimista que, tras haber experimentado largo y tendido en la orquestación de Ciclos de los Canarios (1974) o La huerta atómica de Miguel Ríos (1976), sintetizó su Piedra Filosofal de una sola vez y, como buen Alquimista de éxito, jamás volvió a pisar el laboratorio. Alternando la vía seca de los tres y la húmeda de los dieciséis minutos, nos deleita Alfredo Carrión en Los andares del alquimista con una pomposidad y unas ínfulas sinfónicas sin precedentes. La suite que cierra telón, “Los andares del alquimista (Soledades compartidas)”, oscila entre la obertura filarmónica, el bolero, el pasodoble, la ópera y coros yeyés que repiten:

“Yo no estoy en este mundo para vivir según tus miras. Ni tú estás en este mundo para vivir según las mías”.

Esclarecen esta petición de libertad y tolerancia unas declaraciones de 1976 -dignas de Gentle Giant- de quien acabaría trabajando como director del Departamento Dramático de la Sociedad General de Autores: Don Alfredo. “Mi preocupación en este disco ha sido dirigirme a una mayoría pero sin concesiones baratas. He aceptado por principio los elementos retóricos propios del "pop", pero he tratado de expresarme yo a través de ellos con toda sinceridad. La dosis de originalidad que pueda haber en este disco no ha sido buscada en sí misma, sino como el único medio que he encontrado para expresarme con autenticidad. En el "pop" la música suele ser a menudo un mero pretexto para ambientar o acompañar el texto, pues bien, las canciones de este disco han sido estructuradas primero musicalmente, sin texto alguno de soporte, una vez terminadas completamente he buscado quien las pusiera letras. Estas, que una vez seleccionadas y adaptadas me han parecido hermosísimas, han sido una preocupación secundaria" Otra cosa, mi música es genuinamente española, por la armonía, por las cadencias y por el sesgo melódico de la mayoría de sus temas. Eso sí, no es la música española tópica, ni siquiera la más conocida. No he querido con este disco hacer una obra culta ni pedante. En rigor desconozco fundamentalmente el alcance de lo hecho, sólo sé que tenía necesidad de hacerlo. De su incidencia en el medio espero aprender para una buena empresa." ¡Ole sus huevos! Entreverando Teddy Bautista y el Llibre vermell de Montserrat, Carrión elevó a la quinta potencia el engreimiento del rock español. No sentó una escuela de pretensiones, pero al menos legó un notable precedente para quien se atreviera a superarlo. Aunque no se sabe de nadie que aceptara el reto. Décadas después, el compositor recordaba esos tiempos mágicos: “Fueron años de eclosión creativa, aunque éramos tan sofisticados que casi nadie comprendía nada…”. Todavía, amigo, sois el top.

Sobre el autor:

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Óscar Carrera

Estudió filosofía, estética e indología en las universidades de Sevilla, París y Leiden. Autor de 'Malas hierbas: historia del rock experimental' (2014), 'La prisión evanescente' (2014), 'El dios sin nombre: símbolos y leyendas del Camino de Santiago' (2018), 'El Palmar de Troya: historia del cisma español' (2019), 'Mitología humana' (2019) y la novela 'Los ecos de la luz' (2020). oscar.carrera@hotmail.es

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