La borrasca Emilia ya está provocando estragos en varios puntos del país, especialmente en las Islas Canarias y el sur peninsular. Ello ha provocado que la Aemet tenga que recalcular sus previsiones ya que la mayor parte del literal andaluz estaba en aviso amarillo. Sólo zonas de Huelva y el Campo de Gibraltar tenían elevada la advertencia del organismo estatal a naranja. Sin embargo, la Aemet ha activado en la Bahía de Cádiz el aviso naranja para este viernes a partir de las 18 horas.
La borrasca Emilia afectará con mayor intensidad a Canarias y al suroeste peninsular, según las previsiones meteorológicas. El sistema se sitúa entre el golfo de Cádiz y el archipiélago canario desde este mediodía hasta el domingo, con su momento más adverso previsto para mañana. En ese periodo, se esperan fuertes rachas de viento, precipitaciones intensas y un notable empeoramiento del estado del mar, con olas que, en algunas zonas, podrían alcanzar los siete metros.
La Agencia Estatal de Meteorología ha alertado de que la aproximación al litoral puede suponer un riesgo debido al temporal marítimo. En Canarias, Emilia ya está generando viento intenso, lluvias destacadas en Tenerife y un oleaje que oscila entre los cinco y seis metros, con previsión de aumentar a lo largo del sábado. Galicia también afronta un episodio adverso con riesgo importante por fenómenos costeros, donde se prevé que el mar supere los seis metros de altura.
Lluvias muy fuertes
El suroeste peninsular registrará igualmente un notable agravamiento de las condiciones meteorológicas. Las previsiones apuntan a lluvias muy fuertes y persistentes en el área del Estrecho y en Ceuta, territorios que permanecen en nivel de riesgo importante por precipitaciones que podrían superar los 100 litros por metro cuadrado en apenas doce horas.
En Andalucía, la costa de Granada, Málaga y Almería se encuentra bajo aviso por temporal marítimo, aunque con un nivel de alerta inferior. Una situación similar se presenta en varios puntos del norte del país, como los litorales de Asturias, Cantabria y el País Vasco, donde se mantiene el riesgo por la alteración del mar.
