Valeria Castro reaparece para recoger el Premio Ondas y emociona con su discurso: "Se trata de ser de verdad"

Tras las críticas por su actuación en la gala de Operación Triunfo, Valeria Castro anunció una pausa por salud. Sobre el escenario de los Premios Ondas, reivindicó la fragilidad como parte del arte

Valeria Castro, reconocida con el Premio Ondas al Fenómeno Musical del Año (ex aequo).
27 de noviembre de 2025 a las 12:22h

Valeria Castro ha ganado este miércoles el Premio Ondas al Fenómeno Musical del Año (ex aequo), un reconocimiento que llega en un instante de enorme exposición pública. Solo unas semanas antes, la canaria había protagonizado la actuación estelar de la gala final de Operación Triunfo junto a Dani Fernández. Pero aquella noche no fue su noche.

Un mal día de salud marcó una interpretación que no estuvo a la altura de su reputación vocal, una de las más sólidas del panorama estatal. En cuestión de minutos, el runrún crítico se organizó en algoritmo: mensajes negativos en redes, análisis exprés en prensa y esa sentencia reduccionista de que un traspié define más que una carrera entera.

Pero la música rara vez entiende de eslóganes y sí de vínculos. Tras las críticas, también llegaron avalanchas de cariño. Seguidores y compañeros de profesión —entre ellos el propio Dani Fernández o el grupo Viva Suecia, colaboradores habituales— alzaron la voz para recordar que "el talento no cabe en 30 segundos de juicio digital".

Su reaparición tras retirarse de los escenarios

Con ese paisaje de ruido aún caliente, Valeria subió al escenario de los Ondas como quien abre el diario por la página más vulnerable. Y empezó por lo esencial: "Primero quiero dar las gracias a mi padre y a mi madre, que están esta noche aquí, que me dieron la vida y que me han cuidado siempre". Hubo matriarcado y raíz: "Gracias a mi abuela Micaela, de la que heredé toda mi fuerza". También tribu laboral: "Gracias a todo mi equipo, que me ha arropado y sostenido en este tiempo. Hoy tengo un micrófono que me da voz, la misma voz con la que les cuento mis historias".

La artista transformó el tono del agradecimiento en reflexión colectiva. "La voz no es algo inerte que vive en la garganta, sino que convive con lo que pasamos y con el límite del cuerpo después de todo". Una frase que desarmó la sala entera. Habló de un planeta que confunde empuje con atropello: "El ruido y los estímulos extremos del mundo nos hacen pensar que hay que tirar para adelante como sea. Y está muy bien, siempre y cuando no pasemos por encima de nosotras mismas".

"Se me nota mucho todo"

Ella misma se nombró sin coraza: "Creo que soy un cristalito, se me nota mucho todo". Y convirtió esa transparencia en partitura vital: "Desde esa fragilidad aprendí a hacer canciones que a mí me han salvado". El premio, dijo, validaba un modo de crear a contracorriente de la prisa industrial. "Este Ondas me recuerda que se puede hacer música desde la honestidad, sin prisa, sin fingir fortaleza y siendo nada más que un ser humano".

No fue la única vez que insistió en la idea, como si circulara con rotulador por sus propias palabras: "No se trata de ser indestructible, se trata de ser verdad". El auditorio, repleto de profesionales y focos, guardó un silencio que no era técnico, era humano. La artista había anunciado días antes una pausa temporal en su carrera por salud física y mental. Habló de un agotamiento "progresivo e implacable" que llevaba meses erosionando jornadas y conciertos.

Subirse al escenario en mejores condiciones

Siguiendo el consejo de especialistas, decidió parar. "Me hace infinitamente feliz subirme a un escenario, pero merecemos, el público y yo, hacerlo en las mejores condiciones". Un freno a tiempo, explicó, no es derrota, es dirección. La joven agradeció la comprensión de sus seguidores: "Ustedes me han sostenido con cariño cuando yo no podía sostenerme ni la voz". 

Terminó como empezó: con gratitud sin barniz, con el pecho abierto al lenguaje cotidiano. "Gracias por valorar cantar y componer desde la honestidad. Gracias por dejarme crecer desde lo frágil". En tiempos donde la fortaleza se exige y la vulnerabilidad se penaliza, su discurso buscó otro contrato: el del permiso. Permiso para estar mal sin ser titular de caducidad.

Sobre el autor

Míriam Bocanegra

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