Lo que parecía un insólito accidente ferroviario acabó revelando un escenario aún más inesperado en Gijón. Todo comenzó cuando un tren atropelló a una vaca en las inmediaciones de la Fontaciera, a las afueras de la ciudad asturiana. El impacto fue tan violento que el animal, en estado de gestación, parió en ese mismo instante. De aquel brutal choque resultaron muertas la madre y otra ternera que la acompañaba, mientras que la recién nacida logró sobrevivir contra todo pronóstico.
Los agentes de la Guardia Civil, desplazados hasta el lugar de los hechos el pasado 10 de septiembre, se encontraron con una escena desconcertante: sobre las vías yacían los cuerpos de los animales, pero una diminuta cría seguía con vida. La bautizaron como ‘Milagros’, un nombre que resume a la perfección la manera en la que llegó al mundo. La pequeña se convirtió en la única superviviente de una tragedia que también obligó a detener el cercanías afectado, aunque sin consecuencias para los pasajeros.
Un cadáver entre las vías
Pero el suceso derivó en otro hallazgo. Mientras los agentes revisaban los daños en la vía y trataban de poner a salvo a la ternera, hallaron a escasa distancia un cadáver humano. Según informa El Comercio, se trataba del cuerpo de un hombre que, de acuerdo con las primeras investigaciones, llevaba fallecido en ese lugar alrededor de cuatro meses.
Los indicios apuntan a que podría tratarse de una persona sin hogar. La hipótesis más probable es que el hombre se apeara en la cercana estación de Pinzales para pasar la noche en una nave abandonada próxima al lugar del accidente. La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer los hechos, pero todo apunta a que falleció por causas naturales.
Un suceso que comenzó con un insólito atropello animal acabó derivando en el descubrimiento de una historia aún más dramática.
