Una gaditana en medio del horror: tres horas encerrada en una tienda junto a La Rambla

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Nayra Pérez, de 32 años y encargada de un comercio en la calle Santa Ana, en pleno centro de Barcelona, narra cómo vivió los acontecimientos que se saldaron con 13 víctimas mortales y más de 100 heridos.

El próximo 12 de septiembre hará un año que la gaditana Nayra Pérez Menacho, de 32 años, vive en Barcelona, donde trabaja como encargada en una tienda en la calle Santa Ana, entre La Rambla y el Portal del Ángel. Quién le iba a decir que se vería implicada en uno de los peores atentados que ha sufrido la capital catalana en su historia.

Jueves 17 de agosto. El reloj no ha marcado aún las cinco de la tarde cuando una furgoneta de color blanco y marca Fiat se introduce en el paseo central de La Rambla a toda velocidad proveniente de la vecina plaza Cataluña. El conductor del vehículo, haciendo eses, atropella a centenares de personas que en esos momentos abarrotan la turística zona.

Del desconcierto inicial se pasa al pánico. Miles de personas emprenden la huida en todas direcciones. A Nayra, que en esos momentos concluía su jornada laboral, le pilla prácticamente en la puerta de la tienda cuando ve a una marabunta proveniente de La Rambla corriendo despavorida. Afirma oír, además, un fuerte sonido, como de una explosión. Enseguida entra en la tienda, cierra las puertas del comercio, apaga las luces y pide a sus compañeros y clientes que se sitúen en el fondo.

Minutos después, explica, ve a varios Mossos fuertemente armados. Para entonces ya conoce que una furgoneta ha arrollado a decenas de personas a pocos metros de allí gracias a la información que le llega a través de mensajes y de los periódicos digitales. Dentro del negocio hay muchos nervios, sobre todo por la incertidumbre, porque nadie sabe qué puede pasar. "La situación era muy desagradable. Éramos 35 personas dentro, muchas de ellas turistas, y se hace muy difícil explicarles lo que pasa e intentar tranquilizarlos en un idioma que no es el tuyo".

Una hora después, la Policía vuelve a hacer acto de presencia. Desde fuera les explican que la situación está controlada, pero que no podrán salir hasta nuevo aviso. Sería a las ocho menos veinte cuando los Mossos ya permiten el desalojo, uno a uno y de manera controlada, de todos los que estaban en la tienda. "Yo que vivo cruzando La Rambla he tenido que dar la vuelta a media Barcelona para poder llegar a casa", explica Nayra, que pisaba su domicilio prácticamente a las 10 de la noche. Hasta entonces, muchos nervios y muchas caras de preocupación en las calles. En el cielo, cinco helicópteros policiales rastreando cada palmo para encontrar al autor material de los hechos, que permanece en paradero desconocido.

Junto a Nayra, al menos otros das gaditanas se encontraron en el entorno de La Rambla cuando pasaron los hechos. Según informa Diario de Cádiz, son dos vecinas de Sanlúcar, que tuvieron que permanecer refugiadas en El Corte Inglés de plaza Cataluña.

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Jorge Miró

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