Los abrazos han roto la barrera del idioma y han dado calor al frío de la guerra. De lo más emotivo ha sido el recibimiento que han dado en un colegio español a un niño ucraniano que ha tenido que salir de su país por culpa de la invasión de Rusia.
Tras presentar la maestra a este pequeño refugiado, los niños y niñas se acercaron a abrazar tiernamente a su nuevo compañero.
Una imagen para la esperanza en estos tiempos de guerra. Un canto a la inocencia de unos niños que no deberían pasar nunca por el drama de un conflicto bélico.