Los Bomberos del Ayuntamiento de Toledo tuvieron una actuación que, como poco, puede calificarse de surrealista. En días pasados, recibieron una llamada de un hombre alertando que se había caído en casa y no podía levantarse. Los servicios se pusieron en marcha y acudieron a la vivienda. Primero llamaron a la puerta y no recibieron respuesta. Finalmente, accedieron con la escala por la ventana, rompiendo los cristales.
En búsqueda del hombre, se lo encontraron durmiendo en la cama. Según relataban, olía a alcohol en la casa. Al no haberse despertado, pensaron que estaba durmiendo la mona, señalan desde el Digital de Castilla-La Mancha, y que les había llamado debido a la borrachera. Ya por la mañana, el hombre despertó y encontró la ventana rota y documentos personales revueltos. ¿Qué había pasado?
Pues que el hombre nunca llamó a los bomberos. Y no dormía la mano. Así lo hizo saber su hija. El hombre sufre más de un 90% de sordera. El olor a alcohol en la vivienda, la de los geles hidroalcohólicos después de que el hombre perdiera a su hermano por la pandemia. Entonces, ¿quién llamó a los bomberos?
Tras muchas quejas, la mujer logró oír la llamada recibida por el 112. Y lo vio claro. Aquella voz no era la de su padre. Era de otro vecino. La vivienda coincidía en calle, planta y puerta, pero no en el número de bloque. Ahora, bomberos ha dado a conocer su disculpa pública. La mujer advierte de que su padre pudo sufrir un problema si llega a darse cuenta de que había bomberos en su casa aquella noche, y exige que sean los bomberos los que paguen los daños causados.
La historia deja otra incógnita. Si hasta días después no se dieron cuenta del error, ¿qué pasó con el vecino que había llamado verdaderamente a los bomberos?
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