Solidaridad en tiempos de odio: Lamine, Malick y Mamadou consiguen un piso en Jerez

La Red de Apoyo a Inmigrantes Dimbali alquila una vivienda para tres jóvenes, amueblada con aportaciones altruistas de muchos ciudadanos. "Hay mucho racismo inmobiliario", comentan desde la asociación

Lamine y Malick, jóvenes migrantes, en el piso conseguido por Dimbali.
Lamine y Malick, jóvenes migrantes, en el piso conseguido por Dimbali. JUAN CARLOS TORO

Una llamada en redes sociales despertó una ola de solidaridad. Gracias a las aportaciones de muchos vecinos, Lamine, Malick y Mamadou tienen televisión, un frigorífico o lavadora. Lo imprescindible para vivir en un pequeño piso de Jerez en el que residen desde hace unas semanas. Aunque lo más difícil ha sido encontrar algo en alquiler.  

En una vivienda con dos habitaciones, una de ellas con dos camas, conviven estos tres senegaleses, que llegaron a España hace unos meses, en unos casos, y algunos años, en otros. La vivienda es pequeña, situada en un barrio modesto de la ciudad, pero tienen un techo.

Otros muchos compatriotas y ciudadanos de distintos países africanos, llegados en patera como ellos, no tienen tanta suerte. Los hay que duermen hacinados en el centro de acogida de Campano —hasta 300 han llegado a ser—, en Chiclana, temporalmente, de donde proceden ellos, y quienes lo hacen directamente en la calle.

En el salón hay un par de sofás, un mueble y una televisión. Las habitaciones tienen camas, armarios y mesitas de noche. Todo donado. La cocina tiene electrodomésticos usados. Frigorífico, lavadora, microondas... lo básico. Con eso se apañan para cocinar en el piso conseguido gracias a la ayuda de la Red de Apoyo a Inmigrantes Dimbali de Jerez.

Lamine, Malick y Mamadou comparten nacionalidad. También la esperanza en un futuro mejor. Formarse, trabajar y aspirar a algo parecido a la estabilidad. Por eso se montaron en una patera, jugándose la vida, para probar suerte. Como tantos y tantos que hacen lo mismo. Muchos no llegan, mueren por el camino. Ellos tuvieron la fortuna de pisar suelo español. Y ahora de vivir en un piso, y no verse en la calle.

Pisos Dimbali  08
Malick, en la cocina de la vivienda.   JUAN CARLOS TORO

En el centro de acogida de Campano, de Chiclana, los migrantes que han entrado en los últimos meses, procedentes de las islas Canarias, tienen fecha de caducidad. Cuando se cumple el mes de estancia establecido —tres como mucho, si se prorroga—, deben salir de las instalaciones, rumbo a otras ciudades, con un futuro incierto. Más aún. Por ello, hasta se llegaron a manifestar frente a Subdelegación del Gobierno, en Cádiz, hace unas semanas, pidiendo asilo. 

Las solicitudes de asilo se cuentan por cientos de miles. En 2023 fueron 163.000, la mayoría de migrantes de Latinoamérica, y en menor medida del África subsahariana. Unas cifras récord que colapsan un sistema que, de por sí, no es que sea excesivamente ágil. Lograr cita es casi misión imposible. Lograr el asilo, una utopía.

La realidad es que se montan en autobuses de camino a ciudades en las que se encuentran sin apenas ayuda. Cuando Mamadou, Lamine y Malick recalaron en Jerez conocieron a miembros de la Red de Apoyo a Inmigrantes Dimbali, que con sus escasos recursos, les ha conseguido un piso. Para que a partir de ahí construyan su futuro. 

Pisos Dimbali  11
Lamine, Malick y Paco Cuevas, en la terraza del piso.  JUAN CARLOS TORO

Malick, de 32 años, era fontanero en Senegal, aunque también ha ejercido como albañil. "Busco una nueva vida aquí, mejor que en Senegal, que no hay mucho dinero", chapurrea en español. Quiere formarse como fontanero, dice. De momento, gestiona el mercadillo de libros usados que Dimbali monta en la plaza del Arenal, mientras espera matricularse en alguna formación reglada. 

Sobre su llegada a las Canarias, a través de la ruta que suelen hacer los senegaleses, que está a 1.500 kilómetros en línea recta, comenta que tardó cinco días. "Poco", según él. Porque conoce a quien ha tardado mucho más. "Es un viaje duro, por la noche hace mucho frío", dice. A Malick le costó 3.000 francos franceses su billete. Unos 460 euros. "Muy barato", para lo que se paga más al norte, sobre todo en Marruecos.

Su compañero de piso, Lamine, de 25 años, también llegó a través de la misma ruta, pero ha probado en otras ciudades. Del centro de acogida de Campano se fue a Francia, a trabajar en el campo, "explotado", pero no encontró su sitio. "La vida era muy cara", "sin papeles", le traduce Malick. Y es que Francia ha endurecido su política migratoria, aprobando una nueva ley con el apoyo de la extrema derecha.

Seis días en la patera estuvo Lamine, que era jefe de obra en Senegal. Como prueba, saca su teléfono móvil y enseña fotos. También un certificado de la multinacional francesa Eiffage, que acredita su experiencia. De la isla de El Hierro, pasó a Tenerife, de ahí a Tudela, y luego a Francia, para volver a España, donde recaló en Jerez. Ahora comparte piso con Mamadou y Malick, reiniciando su vida una vez más.

Pisos Dimbali  03
Lamine, enseñando una foto de cuando ejercía como jefe de obras.  JUAN CARLOS TORO

Mamadou, que no está en la vivienda cuando la visita lavozdelsur.es, es licenciado en Biología. "Aprendió español antes de venir, se puso a estudiar dos o tres años antes", comenta Paco Cuevas, de Dimbali, presente en la conversación. La entidad jerezana, que no recibe subvenciones, ha conseguido con mucho esfuerzo este piso, desde el que los tres jóvenes quieren comenzar a construir su futuro. 

"Es una iniciativa local muy humilde, porque se hace a pulmón, con aportaciones de la gente", dice Cuevas, que halaga "el tremendo esfuerzo que están haciendo las asociaciones locales y de la provincia" para ayudar a jóvenes como Malick, Mamadou y Lamine, en contraposición a las Administraciones.

De momento, tienen garantizados varios meses de alquiler gracias a la solidaridad de muchas personas que han querido colaborar. "Que una asociación con sus propios medios consiga esto es muy difícil, esperemos que se mantenga en el tiempo", agrega Cuevas.

Pisos Dimbali  06
Malick, en la puerta de su habitación.   JUAN CARLOS TORO

Porque no solo conseguir el dinero es suficiente. Hay que pasar el filtro de los propietarios de viviendas. "Hay un problema de fondo, que es el racismo inmobiliario. Es complicadísimo encontrar piso para estos chavales. Cuando escuchan el acento por teléfono o los ven físicamente, no quieren. A veces lo gestionamos nosotros, para salvar esos prejuicios", señalan desde Dimbali. 

El objetivo de estos jóvenes es conseguir permiso de residencia, lo que les abriría las puertas de la formación reglada. Con tres años en el país, consiguen el arraigo social, el paso previo a regularizar su situación. Otra vía es mediante el asilo, pero apenas hay citas disponibles. 

Mientras, siguen haciendo su vida en su pequeño piso, en el que conversan, comparten comidas, confidencias y, quizás, sueños. Frente a los discursos antiinmigración que tan comunes se están volviendo, esta iniciativa autogestionada, nacida de la solidaridad de la ciudadanía de Jerez, permite a estos tres senegaleses tener una vivienda desde la que cimentar sus aspiraciones. 

Sobre el autor:

Foto Francisco Romero copia

Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

...saber más sobre el autor

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios

No hay comentarios ¿Te animas?

Lo más leído