Al sanluqueño G.I le quedaban unas horas para volver a España de su viaje en Nápoles cuando, camino a su hotel de recogida de una fiesta, sufrió un brutal ataque por un atracante que acabó con una fractura de hombro, pérdida de visión momentánea y diversos moratones por toda la cara.
El asaltante, al ver a la víctima sola por la calle, le ofreció venderle cocaína, pero este rechazó la oferta. Ante esto empezó a meterle las manos en los bolsillos y a forcejear mientras el gaditano pedía auxilio. "Me quitó el móvil y lo tiró debajo de un coche, por lo que conseguí recuperarlo y huir de allí", cuenta a lavozdelsur.es
Con el móvil en la mano, el atacante volvió a perseguirle para conseguir su objetivo: “Empecé a correr y me dio una patada en las piernas para que me cayese. Ya en el suelo empezó a darme una paliza y perdí la visión de un ojo”.
Tras la huida del atracador con sus pertenencias, un hombre se acercó a ayudarle y le dijo que estaba sangrando por la nariz. El hombre aparentemente intentaba brindarle auxilio, pero no era así: “Mientras me apretaba el hombro porque se me había salido tras recibir la patada, intentó robarme con la otra mano metiéndomela en el bolsillo.”
Una vez el sanluqueño consiguió zafarse del nuevo ladrón, fue camino al ambulatorio donde le informaron que tendría que perder el avión porque no había un traumatólogo hasta horas más tarde. El joven decidió viajar hasta España sin pasar por el hospital para no perder el vuelo ante la falta de sanitarios para atenderle de urgencia.
“No podía quedarme dos días más allí”, narra aún con el miedo en el cuerpo. En el aeropuerto, tras varias negativas a no dejarle pasar por carecer del pasaporte covid que tenía guardado en el teléfono robado, consiguió volver a casa y ser atendido por la sanidad pública española.
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