La investigación por la desaparición de Madeleine McCann, la niña británica de tres años que desapareció en el Algarve portugués en 2007, ha dado un nuevo giro tras la aparición de evidencias hasta ahora no reveladas. La policía alemana encontró en una fábrica abandonada de la localidad de Neuwegersleben un disco duro que refuerza la hipótesis de que la menor pudo ser asesinada poco después de su secuestro. El lugar pertenecía a Christian Brueckner, principal sospechoso del caso y actualmente en prisión por otro delito sexual.
El dispositivo, un disco duro de 80 GB, fue hallado en 2016 gracias a la intervención de un perro rastreador. Se encontraba escondido dentro de una cartera, acompañado por seis memorias USB y dos tarjetas SD, todo parte de un escondite deliberadamente preparado. El contenido de estos soportes digitales ha sido descrito como extremadamente perturbador, con textos y vídeos que documentan secuestros, abusos sexuales y conversaciones con otros pedófilos. En uno de los vídeos aparece el propio Brueckner posando desnudo cerca de la presa del Arade, uno de los lugares clave en la búsqueda de Madeleine.
Pruebas físicas y material criminal
Junto al material tecnológico, los investigadores encontraron evidencias físicas que podrían tener relación directa con delitos cometidos contra menores. Entre los objetos recuperados figuran bañadores infantiles, bicicletas, armas y sustancias químicas como cloroformo y éter, elementos que podrían haber sido utilizados para incapacitar a las víctimas. Estos hallazgos, considerados extremadamente graves por los fiscales, apuntan a un modus operandi metódico y repetido.
A pesar de la contundencia del material, las autoridades optaron por mantenerlo en reserva durante años. El temor a que no fuera suficiente para una condena sólida y el riesgo de comprometer futuras acciones legales llevó a los investigadores a actuar con cautela. Sin embargo, con la posible liberación de Brueckner prevista para septiembre de 2025, la situación ha cambiado. El tiempo para mantener el silencio se agota, y la presión sobre la fiscalía aumenta.
Condena vigente y liberación inminente
Christian Brueckner, de 47 años y nacionalidad alemana, cumple actualmente una pena de siete años de prisión por la violación de una mujer estadounidense en 2005, también en el sur de Portugal. Aunque sigue siendo el principal sospechoso en la desaparición de Madeleine, no ha sido formalmente acusado por ese caso. Las pruebas acumuladas se mantienen bajo revisión, pero no se ha presentado aún ninguna acusación definitiva relacionada con la menor desaparecida.
La fiscalía alemana asegura disponer de pruebas sólidas que podrían sostener un proceso judicial por la desaparición y muerte de Madeleine. Sin embargo, la falta de una acusación formal y el calendario de liberación del sospechoso han reavivado la preocupación entre los investigadores y la opinión pública. Si Brueckner queda en libertad sin ser imputado, podría representar una oportunidad perdida en uno de los casos más mediáticos de las últimas décadas.
