El palacio neomudéjar sede del Ayuntamiento de Sanlúcar, en ruinas

El Palacio de Orleans, una de las joyas entre los edificios civiles de Sanlúcar, ha sido incluido en la Lista Roja de Patrimonio

Una imagen del Palacio de Orleans, sede del Ayuntamiento de Sanlúcar
Una imagen del Palacio de Orleans, sede del Ayuntamiento de Sanlúcar

El palacio de Orleans-Borbón de Sanlúcar de Barrameda ha sido incluido en la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra, una lista que incluye a casi 900 monumentos españoles que corren el riesgo de desaparecer si no se actúa de inmediato.

El palacio, sede del Ayuntamiento de Sanlúcar, constituye uno de los hitos en la arquitectura neomudéjar del siglo XIX, siendo considerado el iniciador de este estilo propiamente dicho. Es el primero de estilo neomudéjar construido en nuestro país y es el mejor reflejo de su época y el gusto de su mecenas, Antonio de Orleans, duque de Montpensier. En su edificación trabajaron algunos de los arquitectos más importantes del momento, como Balbino Marrón, Juan Talavera de la Vega o Fernández Ayarragaray, que emplearon obras procedentes de distintos palacios reales de Madrid y diseñaron un jardín de ensueño.

A pesar de estar catalogado como Bien de Interés Cultural inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía, el palacio se encuentra al borde de la ruina total por su mal estado de conservación. Desde las rehabilitaciones efectuadas en la década de los 90, el inmueble no ha recibido mantenimiento alguno. En la parte más noble del edificio, los ricos techos se encuentran con problemas de desprendimiento. Su construcción se inició en 1852 y los trabajos se prolongaron hasta la década de 1880.

Aspecto de una de las salas del Palacio de Orleans
Aspecto de una de las dependencias del Palacio Orleans, sede del Ayuntamiento de Sanlúcar

El palacio se ubica, a modo de fortaleza o alcázar, en el Barrio Alto sanluqueño, lugar representativo del poder social, donde se encontraban la iglesia mayor o la residencia de los duques de Medina Sidonia. El exterior da un aspecto de fortaleza o alcázar, una suerte de castillo árabe: merlones, torreones o jardines a su alrededor. Todo esto resultado de las influencias de los viajes del duque por Egipto, Grecia y Turquía. Asimismo, el revoque de cal en colores ocre y almagra, recuerdan a algunas construcciones religiosas de El Cairo o la más cercana mezquita de Córdoba. Estos otorgan un inusitado colorido, haciéndolo más especial y diferente. La única parte del exterior que se podría tildar de clasicista o más sencilla es la que da a la actual calle Caballeros, quizá por este mismo motivo, por ser la más vista. Se puede pensar que el Duque pretendía ocultar su fantasía a la mirada ajena de una sociedad que no estaba preparada para sus ideas.

En la parte delantera del palacio se encuentra el Jardín del Apeadero que constituye uno de los elementos más interesantes sin duda de todo el exterior. Su portada fue construida bajo la dirección de Fernández Ayarragaray en la década de 1870 con una clara influencia de la Alhambra. En el interior de todo el conjunto predomina un aspecto clásico o ecléctico en general, a excepción de algunas estancias con decoración de influencia egipcia, árabe o chinesca.

El interior del primer núcleo, al que se accede por el apeadero, se organiza en torno a un patio con columnas de mármol rosado. Esta es llamada la 'zona noble' del palacio, por ser el lugar donde vivían propiamente los duques. Aquí se encuentran los despachos, sus dormitorios o el comedor. A destacar de esta zona algunas de las pinturas que cubren los techos, procedentes del Palacio de Vistalegre de Madrid.

Igualmente es destacable la primera planta, destinada a las habitaciones, tocadores y gabinetes. Despuntando el Salón Chinesco y los cuartos de bambú. En el sector de la Merced se construyó el Pabellón del Ángulo, una auténtica Torre del Homenaje. Su interior tenía un sentido ambientalista y romántico. En este lugar, en una de las crujías del claustro del convento se construyó la Biblioteca Egipcia, uno de los espacios más interesantes de todo el recinto.

Una de las dependencias del Palacio de Orleans en Sanlúcar
Una de las salas del Palacio de Orleans de Sanlúcar en una fotografía de Hispana Nostra

Tras la revolución de 1848, la familia real francesa fue obligada a marcharse de Francia. Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo menor del rey Luis Felipe I, había contraído matrimonio años antes con la infanta de España, Luisa Fernanda de Borbón. De esta forma, comenzó su peregrinaje por el país en busca de un lugar idóneo para residir de manera definitiva, junto con su familia. La mala relación existente entre este y su cuñada, la reina de España, obligaron al matrimonio a residir lejos de la corte.

Finalmente, terminaron instalándose en Sevilla y estableciendo su residencia de verano en la localidad. Para ello, decidieron adquirir algunos inmuebles para la construcción de su palacio. De todas las propiedades, destacar el antiguo seminario conciliar de San Francisco Javier, la casa familiar de los Páez de la Cadena y las antiguas dependencias conventuales de la Merced, entre otros.

La historia de este edificio ha estado ligado a la propia historia familiar y sus integrantes. Estuvo habitado hasta 1955 cuando, el infante Alfonso de Orleans y Borbón, por discrepancias con Franco, se exilió en su finca El Botánico. En la década de los 70, este edificio fue vendido hasta en dos ocasiones. Finalmente en 1979, el Ayuntamiento de Sanlúcar adquiere el inmueble para evitar su destrucción y destinar un uso público al mismo.

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