Media vida haciendo reír a su país, gracias a sus estelares apariciones televisivas de la mano de Jesús Quintero, y un final en la más absoluta soledad y desamparo. El gesto trágico que muchas veces encierra un cómico. Así se ha ido de este mundo Juan Joya Borja, el sevillano conocido mundialmente como El Risitas. Con su fallecimiento, a los 65 años, se ha revelado también la cara más sombría tras tanta fama y tanto supuesto cariño mediático.
24 horas después del fallecimiento del humorista, nadie ha reclamado su cuerpo que pertenece en la cámara frigorífica del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla según informa el medio local Aionsur. Juan residía desde hace tiempo en una residencia gestionada por la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, donde van personas mayores que no tienen recursos y tampoco tienen familiares que se puedan hacer cargo de ellos. Será la hermandad la que costee el sepelio del Risitas, totalmente desahuciado económicamente en la recta final de su vida.
Tal es así que hace unos meses fans suyos de Francia organizaron una colecta para recaudar fondos para ayudar a Juan a costear sus gastos en este centro sevillano. Sus cenizas serán depositadas en un columbario de la iglesia de San Jorge, de esta hermandad, después de que falleciera hace dos días, cuando fue trasladado al Hospital Virgen del Rocío donde finalmente murió debido a una enfermedad que arrastraba desde hace tiempo.
Su cuerpo ha permanecido allí y aún nadie lo ha reclamado. De esta forma Juan no será velado en ningún momento y será directamente llevado al crematorio. Después de trabajar casi 12 años en televisión junto a Quintero acabó totalmente sin recursos y con una enfermedad cardiovascular que el pasado 28 de abril puso punto y final a una vida más dolorosa que la sonrisa permanente que exhibía en la pequeña pantalla.
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