Museke, la asociación gaditana que consigue que 200 niños de Ruanda "miren al futuro con una sonrisa"

La organización lleva nueve años trabajando en el país africano para que menores en riesgo de extrema pobreza tengan una manutención y acceso a servicios sanitarios

Imagen de los pequeños de Ruanda en la entrega de zapatos donados.

Hace nueve años Carmen Gil viajó al poblado de Nemba, ubicado en la República de Ruanda, donde conoció sus gentes y costumbres trabajando como voluntaria en un hospital. También vivió de cerca sus carencias y sobre todo, las grandes necesidades que sufrían los niños y niñas. Al regresar a España, concretamente a Cádiz, de donde es originaria decidió aunar el esfuerzo de algunas familias y amigos para crear la asociación Museke.

Museke, en kinyarwanda, el dialecto oficial de Ruanda, significa sonríe, y es con este objetivo con el que nace en 2010 esta asociación sin ánimo de lucro y que actualmente cuenta con socios por todo el mundo. El compromiso de poder aportar "su grano de arena" para que los niños de la región puedan "mirar al futuro con una sonrisa".

Su presidenta, Carmen Gil, había viajado con anterioridad a África. En sus desplazamientos por el continente africano ha conocido muchos lugares y "siempre había sentido la necesidad de hacer algo por ayudar en el continente", asegura en una entrevista concedida a lavozdelsur.es. Gracias a un misionero gaditano se puso en contacto con un párroco en la región de Nemba, en Ruanda. "Estuvo de acuerdo con que viajase hasta el lugar durante un mes", relata la presidenta de la asociación. "Cuando regresé junté a muchas familias y amigos para seguir trabajando por los niños que allí había conocido".

Imagen de algunos de los niños y niñas a los que ayuda esta asociación en Ruanda. FOTO: asociacionmuseke.org

Actualmente la asociación Museke está ofreciendo su ayuda activa para que 240 niños en riesgo de extrema pobreza pueda tener una manutención y acceso a servicios sanitarios. Gil acaba de regresar de su segundo viaje a la región en el año, "viajamos dos veces al año para conocer directamente cómo funcionan los proyectos que hemos puesto en marcha", explica.

"Lo más importante que hemos hecho en este último mes ha sido el inicio de un centro de educación integral para la infancia después de cuatro años de estudio", apunta la presidenta de esta asociación. "Éste es un proyecto muy importante que lleva muchos años de recorrido". La máxima de esta asociación es economizar el dinero que obtienen de los distintos socios y entidades colaboradoras, "no desperdiciar ni un euro", afirma Gil. "Este año hemos puesto la primera piedra y calculamos que la construcción del inmueble dure un par de años".

El silo donde están desarrollando esta acción se encuentra en una tierra cedida por la diócesis que trabaja en la región. "Nos ha dado muchos quebraderos de cabeza pero creo que va a ser un gran avance para la asociación y sobre todo para los niños".

La población vive con miedo

Ruanda es un pequeño país ubicado en la región de los Grandes Lagos de África. En el año 1994 esta región sufrió un duro genocidio en el que las muertes superaron el millón de personas, concretamente se llevó a cabo el asesinato masivo de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu. "Desde entonces la población vive con miedo, psicológicamente están muy mal", asegura Gil.

"Las personas han quedado muy afectadas, además dentro del país hay mucha pobreza", explica la misma. "En otros países como Bali o Senegal no ves una necesidad tan tremenda como en Ruanda". Para la gaditana, acabar como voluntaria en esta región fue "una suerte o una desgracia" pero desde que conoció la realidad de las familias y sobre todo de los niñas y niñas que habitan Nemba supo que "había que seguir trabajando allí".

"Ahora Museke tiene un equipo de personas que trabajan muy bien, todos somos voluntarios y  trabajamos intensamente. Además contamos con una contraparte en Ruanda con la que llevamos a cabo los proyectos, ellos están en el día a día".

Zapatos solidarios

El inicio de la construcción del centro integral de educación en Ruanda no ha sido la única acción emprendida por la asociación en su último viaje a tierras africanas. Junto con este proyecto han desarrollado y supervisado otros muchos. Como es el ejemplo de los pares de zapatos de goma de colores que entregaron a los pequeños de la zona y que fueron donados por una familia gaditana colaboradora con la entidad.

Estos zapatos deben ser repuestos cada seis meses, ya que sufren un continuo desgaste por la fricción de las suelas con el terreno, ubicado en una zona muy montañosa.

Asimismo, Gil explica cómo el presupuesto para llevar a cabo la mayor parte de los proyectos emprendidos en la zona cuentan con la ayuda económica de algunas entidades como el Ayuntamiento de Cádiz o Murcia y la Diputación de Cádiz. "Presentamos los proyectos y las distintas entidades deciden si lo financian o no, a veces una parte o completos". Pese a ello, lo más prioritario para esta asociación sin ánimo de lucro con los socios, cuya cuota de catorce euros se destinan íntegramente a la manutención de los niños y niñas a los que la asociación ampara.

"No somos una ONG, de hecho, somos una asociación muy pequeña y directa, cada euro que recaudamos está bien empleado", detalla la presidenta. "Actualmente somos unos 300 y tenemos más de 40 niños apadrinados". Gil incide en que "los socios son muy importantes", gracias a ellos se atienden las necesidades principales que los pequeños tienen. Asimismo, las personas que deciden apadrinar a uno de los niños pueden acceder a información sobre el desarrollo de los mismos cada vez que los voluntarios y miembros de la junta directiva de la asociación viajan a Ruanda. "A veces se encargan voluntarios y en esta última ocasión he sido yo misma", cuenta la gaditana, "enviamos información vía WhatsApp a los padrinos para que puedan conocer a los niños y niñas y ver qué se está haciendo con el dinero que ingresan en la asociación".

Además, esta entidad social y humanitaria trabaja a nivel nacional pero también por toda Europa, asegura su presidenta, "ahora tenemos familias belgas y alemanas que han ayudado con donaciones de materiales. Ya no solo nos limitamos a Cádiz, Museke está trascendiendo".

En cuanto a otros proyectos que Museke viene realizando en la región de Ruanda destacan en el pasado año la excavación de letrinas, "visitamos las casas para conocer las necesidades que tiene", explica Gil. "Llevamos a cabo el proyecto en cuestión y un año después los volvemos a visitar para ver cómo llevan el mantenimiento de lo realizado".

La asociación social y humanitaria continuará su trabajo desde España con las miras puestas en su próximo viaje a Ruanda en seis meses para evaluar los proyectos que se van realizando, supervisar el mantenimiento que las familias hacen de los mismos y seguir ofreciendo su ayuda a los más pequeños para que puedan crecer felices y seguros.