Una mujer que solicitó la eutanasia acaba quitándose la vida en un hotel de Madrid

La enferma no recibió respuesta del hospital Gómez Ulla cuando pidió que le ayudaran a morir debido al sufrimiento que le provocaba una patología incurable

La buena muerte.
La buena muerte.

Una mujer se ha quitado la vida tras no recibir respuesta del hospital Gómez Ulla de Madrid cuando solicitó la eutanasia. Según el testimonio de la mujer, recogido por El País unos días antes de la tragedia, su rutina consistía en luchar contra un dolor insoportable que la atormentaba. La mujer padecía una patología crónica osteomuscular incurable, agravada por su intolerancia a los opioides desde hace 14 años y hace poco había sufrido un cáncer de vejiga.

El 7 de julio, días después de que entrara en vigor la ley reguladora de la eutanasia en España, acudió al hospital donde solicitó que le ayudaran a morir. En un principio, recibió una respuesta afirmativa, sin embargo, la doctora la llamó horas después para comunicarle que se había declarado objetora de conciencia. Así, otro médico debía evaluar el caso y decidir si reunía los requisitos de la norma. La mujer aseguraba que nunca obtuvo respuesta sobre su situación. Solo silencio. 

Finalmente, tras no poder soportarlo más, cogió una sustancia, reservó una habitación en un hotel de la capital y la ingirió. Había puesto fin a una dura batalla, pero no de la forma que ella deseaba. "No quiero suicidarme. Solo quiero que me ayuden a dejar de sufrir. Nada más", decía a El País. "Siempre he dicho que no quiero vivir si no puedo tener decisión sobre mi vida. Y ya no puedo coser, no puedo leer. No hay nada que me ilusione. Nada. No se trata de un capricho, es que mi vida consiste en sufrir lo menos posible, y aun así mi sufrimiento es intolerable. Por eso digo que a lo mejor aguanto hasta octubre o a lo mejor no", contó.

El hospital concretó que otro médico había valorado a la mujer y había considerado que no cumplía los criterios, pero ella nunca se enteró. De hecho, en el medio nacional el doctor Fernando Marín, asesor de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), confirmó que había elaborado un informe en el que se detallaba que reunía los requisitos necesarios y afirmaba que nunca fue evaluada por un segundo médico. 

 Como expresó en su solicitud, la mujer no quería llegar a este punto, al contrario, hizo saber "mi voluntad clara, firme, reiterada e inequívoca de morir en el hospital". 

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