María, la chef "estricta" que huye de los agobios

María Miguel, miembro de Aspanido, gana el Concurso Andaluz de Jóvenes Cocineros con su compañera Tania Cáceres, después de llevar unos pocos meses de formación en el restaurante Universo Santi

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La madre de María Miguel la enseñó a cocinar, cuando era pequeña, buñuelos de bacalao. Fue su primer plato. Desde entonces no ha parado. Luego llegaron las tortillas, hamburguesas, ensaladas —aunque confiesa que no se le dan bien los aliños—, los espaguetis, la moussaka, los rollitos de coliflor… Todas las recetas las guarda en varios libros que ganan centímetros de grosor casi cada día. Rara es la tarde que no incluye una nueva, vista en alguna revista gastronómica, o de creación propia. Por eso no es de extrañar que haya ganado un concurso de cocina. Lo ha hecho junto a su compañera Tania Cáceres, con el plato Universo escondido, una crema de champiñones con gachas, huevo escalfado, jamón y berberechos con pan árabe y espirulina. El mérito es mayor porque Tania y María apenas llevaban medio año de formación en el restaurante Universo Santi, donde estarán hasta el próximo mes de abril. Por eso haber ganado el IV Concurso Andaluz de Jóvenes Cocineros celebrado en Baeza (Jaén) les anima a seguir en un mundo, el de la cocina, donde tienen mucha competencia.

“El curso lo acaban en abril y luego hay posibilidades de que parte de los alumnos se queden en la plantilla del restaurante”, asegura el padre de Tania, Félix, quien añade que el proyecto "también está haciendo acuerdos con hoteles para incorporar a los alumnos a la vida laboral”. Eso espera María, quien asegura que quiere ser “cocinera o masajista”, aunque ahora se inclina más por la primera opción. Desde que está en Universo Santi, donde ingresó el verano pasado, es otra persona. “Está más feliz”, dice su madre. María afirma que es “muy emocionante” levantarse cada mañana y dirigirse al restaurante del Altillo, donde comparte fogones con otros 40 compañeros con diversidad funcional. Ella es Síndrome de Down y lleva desde que apenas tenía un año en Aspanido, “que es como mi casa”, señala.

De hecho, en la práctica, se puede decir que lo es, porque ella es una de las beneficiarias de la vivienda compartida que tiene la asociación. Allí reside, de lunes a viernes, con otros compañeros. “Funciona como un piso de estudiantes”, explica Esperanza Gómez, gerente de Aspanido, quien comenta que “hay diferentes niveles: unos pueden tener llaves, otros tienen más libertad para las salidas…” Entre todos deciden qué van a cocinar esa semana o quién limpia cada habitación. “No quiero irme de aquí nunca”, dice María. “Lo más importante son las voluntarias”, añade, “que seamos una familia”. Las voluntarias a las que se refiere son las mediadores que conviven con ellos durante la semana y que los ayudan a solventar los posibles conflictos que puedan surgir. “Paula me trata súper bien, es buena profesora”, señala la joven. Paula León es la educadora social de la ONG y la coordinadora de la vivienda. “Es como si fuera mi madre tercera”, apunta María.

“Ella es muy estricta y cuando va a trabajar no hace bromas”, la define su madre, Mari Carmen Macías, quien asegura que les hizo mucha ilusión que su hija ganara el concurso de jóvenes cocineros. “Se lo toma muy en serio”, explica, por eso no es raro que sus progresos se vean con tanta rapidez. “Era muy complicada la competición, porque muchos llevaban años cocinando”, resalta, al tiempo que cuenta que María es muy tranquila. A ella no le van las prisas. Por eso no ve muchos programas de cocina. “La televisión la estresa mucho”, dice su madre. “Prefiero estar concentrada en lo que tengo que hacer, si me dicen que corra, me agobio”, señala ella. De momento, le quedan unas semanas en Universo Santi, donde una vez termine su formación, espera poder tener la opción de integrarse en el mercado laboral. Ese es el objetivo de este programa, impulsado por la Fundación ONCE, a través de Inserta Andalucía, que busca enseñar a jóvenes como María a desarrollar aptitudes y habilidades para encontrar un trabajo. Seguro que con las ganas y la ilusión que le pone María, termina consiguiéndolo.

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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