La lucha de una madre cordobesa por recuperar a los tres hijos de su pareja: "Papá se fue al cielo luchando por vosotros"

Lydia Mouta denuncia ser una víctima más de la trama de niños secuestrados en España. Su pareja se quitó la vida tras la lucha infructuosa por la tutela de sus hijos

Lydia junto a sus hijos.

Cuando tenía 5 años, Lydia Mouta Díaz entró por primera vez en un centro de menores. Su madre fue detenida por narcotráfico y ella pasó a ser una niña tutelada. De primera mano conoce a la perfección la triste realidad de muchas de estas instituciones, donde los niños crecen sin calor ninguno y con la ausencia total de valores. 

Ahora, más de 30 años después de aquel infierno, vuelve a sufrir una nueva pesadilla por culpa de los servicios sociales. Pepe Maldonado, presidente de la Asociación del Menor Tutelado, ya denunciaba en lavozdelsur.es que las niñas que hace décadas fueron tuteladas son miradas con lupa y suelen tener que enfrentarse a casos de "secuestros con informes falsos" de sus hijos. 

En el caso de Lydia, los servicios sociales han apuntado hacia los tres hijos de Borja, la que fuera su pareja hasta que el 12 de diciembre de 2020 decidió quitarse la vida justo antes de una visita a su hija, que aquel día cumplía 7 añitos. "Yo había bajado a tomar un café y cuando subí me lo encontré colgado de una puerta. No pudo aguantar más tanto dolor", cuenta esta cordobesa de nacimiento que ahora reside en Vizcaya. 

Borja, rodeado de sus hijos. 

La vida de Borja tampoco fue nada fácil. A su expareja le habían retirado la tutela y la patria potestad de sus hijos por un asunto grave y él se llevó a los niños desde tierras valencianas, donde vivía, hasta Galdácano, lugar en el que residía parte de su familia. En abril de 2017 –un mes después de conocer a Lydia–, tras una discusión con su hermana, Borja fue denunciado por su propia hermana por el supuesto secuestro de sus hijos. La Ertzaina apareció y se llevó a los niños. 

"Los niños llegaron con traumas psicológicos severos y con problemas de adaptación"

Tras una larga lucha durante 2018, en diciembre recupera la tutela de Gorka, Adela y Egoitz. Una educadora social en prácticas de 25 años se encargaría a lo largo de 2019 de hacer un seguimiento y guiar la educación familiar. "Los niños llegaron con traumas psicológicos severos y con problemas de adaptación. A mi hijo mayor lo metieron en cuarto curso cuando no sabía ni escribir", relata Lydia, que siente a los hijos de Borja como suyos. 

En diciembre de 2019, Lydia es ingresada en el hospital por una triple neumonía bilateral. Y tras ser dada de alta se fue a casa de su madre en Cáceres al considerar que era mejor para no perjudicar la salud de los tres niños. 

En plena cuarentena por el covid, cuando España estaba encerrada, los asistentes sociales se personaron en el hogar familiar y se llevaron a los tres niños. "No nos dieron ningún motivo", explica esta madre cordobesa. "A mí incluso me acusaron de maltratar a los niños estando yo ingresada en el hospital". 

Amenazas de los servicios sociales

¿Por qué se llevaron a Gorka, Adela y Egoitz? ¿Qué argumentos ofrecieron para retirar nuevamente a los hijos del calor familiar?

"Nos acusaron –comenta Lydia– de los problemas psiquiátricos que tenían antes de vivir con nosotros, problemas que ya tenían cuando vivían con su madre y en el centro de menores. A Borja, los servicios sociales les amenazaron varias veces con dar a los niños en adopción si no reconocía que era drogadicto y esquizofrénico, cosas que no eran verdad"

"Amenazaron varias veces a Borja con dar a los niños en adopción si no reconocía que era drogadicto y esquizofrénico"

Una nueva asistenta se hizo cargo de la situación familiar. "A Borja le insistían que era drogadicto y que tenía que ir a un centro de desintoxicación y a un psiquiátrico durante dos años si quería recuperar a sus hijos. Y que, mientras tanto, los niños estarían en una casa de acogida".

No hay ningún documento, según cuenta la que fuera su pareja, que demuestra que Borja fuese drogadicto o esquizofrénico. "Todo lo que han hecho es ilegal. Le querían quitar a los niños y, según el artículo 172 del Código Civil, esto no se puede hacer". 

Algunas de las alegaciones presentadas por Lydia Mouta.

A Borja le cancelaron visitas, le retiraron videollamadas y le pusieron mil trabas cada vez que intentaba ver a sus niños. Tras su trágico desenlace final, Lydia ha continuado la lucha por recuperar a los hijos de su pareja, al ser una persona que mantiene una relación directa con ellos y acreditar que tiene los medios necesarios para hacerse cargo de la educación y el cuidado de los mismos. 

"Trabajo para una farmacéutica estadounidense, tengo un taller infantil de pompas de jabón y estudios para trabajar con niños con síndrome de Down y autistas. He entregado toda la documentación y he demostrado que tengo dinero ahorrado en el banco, pero está claro que lo que no quieren es darme a los niños". Su abogado ha llevado el tema al juzgado por la vía administrativa. 

"Se han inventado mi vida"

Lydia denuncia que los servicios sociales se han inventado parte de su vida. Solamente se ha reunido tres veces con ellos, una vez en la Diputación de Vizcaya durante 20 minutos, en otra ocasión cuando estuvieron en su casa durante 15 minutos y una tercera vez cuando le dieron el documento en el que le negaban la tutela de los niños. "Se han inventado parte de mi vida. Incluso han llegado a decir que no tengo relación con mi padre. Lo más curioso de esto es que mi padre falleció en 2004 en alta mar".

Efectivamente, según una información del Faro de Vigo del año 2007, Manuel Moura Baúlo, vecino de Cambados, fue el tercer tripulante de una lancha accidentada en 2004. Su cadáver nunca apareció. 

Informe favorable a Lydia de Infancias Robadas.

También desmontaron otra mentira cuando en una llamada para preguntar por los niños, le dijeron que el hijo mayor de Borja estaba acostado, siendo totalmente falso. "Su hijo mayor se había escapado más de diez veces del centro de menores en cinco días y no nos dijeron nada. Estábamos con una videollamada con el niño, que estaba al lado del río, a las 11.30 de la noche. Entonces llamamos al centro de menores para preguntar por él y nos dijeron que estaba dormido".

"Me han intentado abrir un expediente para quitarme a mi hijo pequeño si no dejo de luchar por los otros niños"

Además de prohibirle estar con los que considera sus hijos, a esta madre cordobesa también le han amenazado con quitarle la tutela de su hijo menor. "Me acusaron de que me había tomado 30 pastillas un día estando embarazada –del hijo pequeño que tiene con Borja–. En el hospital no consta que me hayan hecho nunca un lavado de estómago. Me han intentado abrir un expediente para quitarme a mi hijo pequeño si no dejo de luchar por los otros niños". 

Desde Infancias Robadas, asociación civil sin ánimo de lucro, han emitido al juzgado diferentes informes favorables de la lucha de Lydia por el amor hacia unos niños que la reconocen como única figura materna. Y han pedido que Gorka, Adela y Egotiz puedan vivir con su hermano Manuel. 

Carta enviada por Lydia a sus hijos.

A Lydia le han llegado a denegar incluso las visitas con los hijos de Borja, pero los servicios sociales no se han podido oponer cuando las ha solicitado a nombre de Manuel, que al ser un bebé acude con su madre a los encuentros con sus hermanos. 

"No estáis solos. Mamá os estará esperando siempre para poder abrazaros y besaros"

Para que los tres hijos de Borja no se olviden de su lucha, Lydia les ha escrito varias cartas sobrecogedoras. "Quiero que siempre sepáis lo mucho que os quiero. Sé que no soy vuestra mamá de verdad y puede que ya no lo pueda ser más. Papá se fue al cielo luchando por vosotros como siempre. Él os quería con toda su alma y su corazón. Y lo seguirá haciendo. Estará a vuestro lado y os cuidará siempre. Quiero que no os olvidéis de lo mucho que os queremos y que, pase lo que pase, mamá y vuestro hermanito Manuel siempre os estaremos esperando. No estáis solos. Mamá os estará esperando siempre para poder abrazaros y besaros". 

De momento, el reencuentro tendrá que esperar, pero Lydia no piensa parar hasta recuperar a sus hijos y demostrar que es una víctima más de la trama de niños secuestrados en España por las instituciones