José Manuel no "pisó una mina" en la Junta de los Ríos: fue atropellado por un menor

José Manuel Pérez Oviedo, de 23 años, se enfrenta a un largo periodo de rehabilitación tras ser víctima de un atropello en el que hay involucrado un joven que huyó del lugar de los hechos tras el accidente

José Manuel Pérez Oviedo, enseñando las heridas en la pierna tras ser atropellado por un menor.
José Manuel Pérez Oviedo, enseñando las heridas en la pierna tras ser atropellado por un menor. CANDELA NÚÑEZ

Con la pierna “como si hubiera pisado una mina”. Como una “herida de guerra”. En términos médicos, con una fractura abierta de tibia y peroné —“miembro derecho catastrófico”—. Así llegó José Manuel al hospital tras un accidente que casi le cuesta la vida. Por una serie de casualidades que jugaron a su favor, puede contarlo. Y conserva la pierna. 

Para entender los hechos hay que retrotraerse a principios de la tarde del pasado 12 de mayo. José Manuel Pérez Oviedo, de 22 años entonces —cumpliría 23 apenas diez días después, estando ingresado—, salía en moto desde la Junta de los Ríos, donde vive, para trabajar en una fábrica de zanahorias situada a pocos kilómetros de su casa. Es electricista de profesión, pero estaba parado y quiso “echar la temporada”.

Pasadas las tres de la tarde, cuando circulaba en su moto por la carretera A-2200, que une Jédula y la Junta de los Ríos, pedanías de Arcos de la Frontera, José Manuel se encontró con un coche de frente, que no pudo esquivar. Salió de repente de un camino rural, sin que tuviera margen para frenar, y la pierna del joven se llevó la peor parte. 

Él salió volando varios metros por encima del vehículo. Quedó tirado en la cuneta, con la pierna destrozada. El conductor del vehículo, un menor de edad residente en una finca cercana, se fue del lugar de los hechos. José Manuel tuvo la suerte de encontrarse con un camionero que vio el fuerte choque, se bajó del camión y logró hacerle un torniquete. A la postre, fue clave para que conservara la pierna. 

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José Manuel, con su padre Manuel, en el salón de su casa.   CANDELA NÚÑEZ

En ese momento empezó un calvario hospitalario para el joven, al que le queda una larga rehabilitación por delante. Los primeros diez días estuvo ingresado en el Hospital de Jerez, a dónde llegó con la pierna aplastada, y los huesos rotos. “Como si hubiera pisado una mina, igual”, enfatiza su padre, Manuel Pérez, junto al que atiende a lavozdelsur.es. También su madre, Manuela Oviedo. Unos padres que a punto estuvieron de perder a su hijo.

Mientras, el conductor del coche, menor de edad y, por tanto, sin carné de conducir, llevaba un vehículo que no tenía seguro, ni la ITV en regla. La familia, tras la denuncia, interpuesta de oficio tras el atestado redactado por la Guardia Civil, ha conocido que no era la primera vez que el presunto autor de los hechos era pillado al volante. La Fiscalía de Menores investiga los hechos.

“Si no llega a verlo el camionero se muere”, dice Manuela, la madre de José Manuel, que relata cómo llegó al hospital: “Solo una arteria le quedaba”. El padre aporta que “tenía toda la pierna destripada, no había tibia ni peroné…”. Una imagen que no se les olvidará nunca.

Durante el largo periplo hospitalario recibieron noticias de toda clase. Hubo momentos en los que los médicos temieron por la vida de José Manuel. En otros, se plantearon la posibilidad de amputarle la pierna, que estaba destrozada. Finalmente, pudieron salvársela, por la intervención a tiempo del camionero, por la pericia del personal sanitario, y por la fortaleza del joven. Se alinearon los astros para que pudiera ser así.

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José Manuel muestra una gran cicatriz, tras ser operado.  CANDELA NÚÑEZ

En mitad de la conversación, José Manuel se quita la bota ortopédica que le ayuda a caminar, acompañado de muletas. Hace unas semanas que puede moverse por sí mismo, pero ha estado unos meses dependiendo de sus padres para todo. Al desprenderse de la bota, deja al aire una enorme cicatriz que le recorre toda la pierna. En la cadera tiene una de tamaño similar. Son las secuelas visibles de una lucha que no ha hecho más que empezar. 

Después de estar diez días ingresado en el Hospital de Jerez, tres de ellos en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), yendo a quirófano para las curas y recibiendo constantes transfusiones de sangre para mantenerlo con vida, fue trasladado al Hospital Infanta Luisa de Sevilla, el que le pertenecía por la mutua laboral de la empresa en la que trabajaba. Cuatro días estuvo, un tiempo en el que fue operado de la cadera. Luego pasó por el Hospital Fremap de la capital sevillana, donde permaneció 28 días, y lo operaron de la tibia y el peroné.

Más de un mes y medio de hospital en hospital, antes de volver a su casa. Ahora, es examinado por un médico forense del Juzgado de Menores una vez al mes, pasa revisiones del traumatólogo, de la doctora que lo operó, se somete a curas, acude a sesiones de rehabilitación tres veces en semana… Y lo que le queda. Al menos, año y medio o dos años, en los que debe aprender a volver a caminar. El tobillo no lo gira hacia los lados. Y se le ha quedado el pie equino —inclinado hacia abajo, como cuando se monta a caballo, de ahí el nombre—.

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La pierna derecha de José Manuel, con las cicatrices tras romperse la tibia y el peroné.  CANDELA NÚÑEZ

Unas enormes secuelas que habrá que evaluar cuando concluya el periodo de rehabilitación y se sepa con exactitud en qué estado quedan la pierna y la salud de José Manuel, al que le han llegado a quitar piel del muslo para reconstruirle parte de la pierna. 

Aún es pronto para determinar cómo será la vida del joven después del accidente, pero personal médico del Consorcio de Compensación de Seguros, que se hace cargo de la posible indemnización por daños y perjuicios, ya le ha adelantado a la familia que “una incapacidad le va a quedar”. Y que tendrá que evaluarse, llegado el caso, el grado de discapacidad. 

Por eso José Manuel, ahora que está más recuperado, ya está pensando en reenfocar su futuro laboral. Ni como electricista ni como trabajador agrícola va a poder trabajar, por lo que quiere cursar el grado superior en Administración y Finanzas. No era lo que tenía pensado, pero físicamente busca algo que se adapte a su nueva situación. De su evolución dependerá que ande de forma autónoma o tenga que apoyarse en muletas. 

El asunto está judicializado. La familia Pérez Oviedo tiene el caso en manos del abogado Antonio Vivas, que a través de una vistilla celebrada en la Fiscalía de Menores, tuvo conocimiento de que el presunto autor de los hechos había sido cazado anteriormente conduciendo vehículos. “¿Qué están esperando? ¿Que mate a alguien?”, se pregunta la madre del joven atropellado. Conocidos de la familia aseguran que sigue conduciendo, un extremo que no ha podido confirmar este periódico.

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La bota ortopédica que ayuda a andar a José Manuel.  CANDELA NÚÑEZ

“He llamado a la Fiscalía como 30 veces, avisando de que sigue conduciendo, para que le pongan vigilancia, pero ahí sigue”, dice Manuel Pérez, padre de José Manuel. El abogado, en conversación con lavozdelsur.es, confirma que le consta que la Guardia Civil “lo estaba controlando” a raíz de las quejas de la familia. El fiscal ya advirtió al menor de que iría a un centro de menores si era sorprendido de nuevo al volante. 

Pero el letrado Antonio Vivas cuenta a este periódico que para la celebración del juicio aún hay que esperar. Cuando concluya la rehabilitación y se determine el alcance de las lesiones y las secuelas, se determinará qué castigo recibe el menor, que, presumiblemente, para entonces será mayor de edad. A un posible delito de lesiones por imprudencia y por carecer de carné de conducir se puede enfrentar. “Seguramente no le pase nada, puede pasar que simplemente reciba un apercibimiento del juez, aunque tiene antecedentes y eso agrava el caso”, comenta Vivas.

Después de dos meses en cama, de ir ganando confianza poco a poco, y recuperar la movilidad en la pierna gravemente herida, a José Manuel le queda por delante un largo camino hasta el inicio de su nueva vida. Como desahogo, concede esta entrevista, "para sacar la rabia", dice su madre. A punto estuvo de perder la pierna, y casi la vida. Mientras, el conductor está, presuntamente, conduciendo de nuevo. "No han llamado ni para interesarse", se queja Manuela. 

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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