De vuelta de las fiestas de su pueblo, Íllora, en Granada, Juan (19 años) iba acompañado de su novia y unos amigos en dirección a su casa cuando fue asaltado por un "clan familiar muy conocido" que la emprendieron a puñetazos con el joven, que se golpeó la cabeza contra un bordillo y perdió el conocimiento, falleciendo después.
La Guardia Civil ya tiene identificados a dos posibles autores de los hechos, a los que busca para detenerlos. Mientras se les da caza, los vecinos de Íllora han salido a la calle para pedir "justicia" para Juan. "¡Queremos que se vayan del pueblo! ¡Destierro! ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Son asesinos!", gritaron muchos de ellos, en una manifestación celebrada este lunes tras la muerte de Juan, según recoge el diario Ideal.
"Espero que el peso de la ley recaiga sobre los autores de tan injustificable acto. Todo mi apoyo y cariño a familiares, amigos y al pueblo de Íllora", proclama Carmelo Rodríguez, rector de la Universidad de Almería, donde estudiaba Juan.
"Fue un horror. Estaba en la cama con los niños y escuchábamos los alaridos y los golpes. Era como una explosión", cuenta una vecina del joven fallecido al citado diario. "Me dijeron que la ambulancia iba en camino. El del suelo era Juan, un chaval bueno, muy bueno. Qué pena, por Dios, estás divirtiéndote y por una de estas cosas...", señala otro residente cercano a la vivienda familiar del joven.
"Cuando escribes y no hay palabras, solo dolor y rabia. Una vida, una familia segada de golpe. No hay palabras de consuelo, de ánimo, de fuerza para familiares, amigos y todo un municipio que está consternado. Mi más sentido pésame y todo mi apoyo a la familia. D.E.P.", escribe el alcalde de Íllora, Antonjo Salazar, en sus redes sociales. El Ayuntamiento, en un pleno extraordinario, condenó públicamente la agresión sufrida por Juan, que acabó con su vida, tras lo que se suspendieron las fiestas patronales de la localidad.
Al acabar la manifestación celebrada este lunes, algunos manifestantes se dirigieron a la casa de los supuestos agresores, entrando en ella tras forzar puertas y ventanas con piedras y a puñetazos. La tensión llegó a tal extremo que los antidisturbios de la Guardia Civil tuvieron que intervenir para evitar males mayores.
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