Las imágenes de una burra subiendo a un autobús en Bakio (Vizcaya) con la ayuda de varios hombres se han hecho virales en redes sociales, provocando una oleada de críticas y la apertura de un expediente disciplinario al conductor del vehículo. El animal pertenece a un ganadero que, por lo visto, acostumbra a llevar a la burra los sábados para exhibirla en el centro del municipio mientras recorre los bares junto a sus amigos, quienes también participaron en la escena.
La situación ha sido calificada de insólita y ha tenido consecuencias inmediatas. Bizkaibus, la empresa pública de transporte de Vizcaya, ha emitido un comunicado en el que muestra su “condena firme” del incidente y expresa su “total rechazo” a la actitud del conductor, que permitió la entrada del animal al vehículo.
Reacciones y denuncias por maltrato animal
"Introducir un animal de gran tamaño, como un burro, en el interior de una unidad del servicio público de transporte es un hecho absolutamente inaceptable”, ha señalado la compañía, que subraya que situaciones como esta ponen en riesgo la seguridad tanto de los pasajeros como del personal y del propio animal. El expediente abierto podría derivar en sanciones disciplinarias graves para el trabajador implicado.
El vídeo ha desatado también la indignación de colectivos de protección animal, algunos de los cuales han anunciado la interposición de denuncias y la intención de acudir a los tribunales. La asociación animalista Haiekin ha afirmado que “es lamentable que la diversión pase por acosar, agobiar y maltratar a un animal” y ha añadido que resulta “aún más preocupante que el conductor de un transporte público, financiado por toda la comunidad, se preste a tal comportamiento”.
Las imágenes muestran a cuatro hombres rodeando a la burra mientras la suben por la rampa del autobús, sin que se perciba resistencia del conductor a la maniobra. La escena ha sido tachada de grotesca y ha reabierto el debate sobre el respeto a los animales. Tanto Bizkaibus como las organizaciones denunciantes coinciden en señalar que este tipo de conductas no deben tener cabida en un servicio público ni en ningún entorno donde esté en juego el bienestar animal.