El arqueólogo Jesús Román y el historiador Antonio Ortega habían abierto una cuadrícula en el patio cuatro del antiguo cementerio de Jimena de la Frontera. Pronto encontraron osamentas de antiguos entierros, con sepulturas normalizadas; en un vértice advirtieron una superposición de huesos anómala. Ampliaron el área del sondeo y lograron los primeros resultados: se advertían lesiones perimortem e indicios claros de que se hallaban ante represaliados de la Guerra Civil. Ya se aprecian los restos de, al menos, cinco personas.
Estas catas están financiadas por el Servicio de Memoria Histórica y Democrática de la Diputación de Cádiz, con la colaboración del Ayuntamiento de Jimena –que ha autorizado los sondeos en el cementerio municipal– y la Universidad de Cádiz, que dispuso el georadar con el que se apreciaron alteraciones en el subsuelo compatibles con un enterramiento colectivo.
Más de 80 vecinos de Jimena de la Frontera fueron asesinados por los golpistas que se sublevaron contra la Segunda República y precipitaron la Guerra Civil española. El historiador José Manuel Algarbani ha documentado esta represión, sus indagaciones han permitido precisar que son 29 las personas que fueron fusiladas en el entorno del castillo de Jimena. Sus cadáveres fueron arrojados en fosas abiertas en el antiguo cementerio. Cinco de estas víctimas ya han sido localizadas.
A pie de fosa tres personas seguían la evolución de los sondeos: el alcalde del municipio, Francisco Gómez, que valoraba la consecución de unos objetivos que benefician a la recuperación de la memoria histórica de la localidad; el ex alcalde, Pascual Collado, nieto de Pascual Collado Jiménez un próspero comerciante que fue asesinado el 6 de octubre de 1936 –en las inmediaciones del castillo de Jimena– junto al joven de 15 años Sebastián Conde Godino; y Andrés Rebolledo, presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar y uno de los artífices de la Casa de la Memoria, establecida en Jimena.
Detalle de los restos hallados en la fosa del cementerio antiguo de Jimena.
Rebolledo desea que sus vecinos de Jimena logren lo que su familia alcanzó hace siete años. En 2012, trece de las 28 personas recuperadas en diferentes fosas del cortijo Marrufo fueron identificadas genéticamente con un resultado positivo. Entre ellos se encontraban familiares de Andrés Rebolledo.
Jesús Román estima que bajo el suelo del patio cuatro no encontrarán una gran fosa como la que se recuperó en el cementerio de Puerto Real. Pero cree que sí hallarán fosas dispersas, que se corresponderán con distintas sacas, tal como se localizaron en el parque de la memoria de Benamahoma. La exhumación efectiva requerirá no obstante de una nueva intervención con su presupuesto específico. Cuando las osamentas se extraigan se afrontará su estudio antropológico así como la toma de muestras entre posibles familiares para determinar, mediante la comparativa genética, si la identificación es positiva.
Junto a los huesos se aprecia una suela de calzado. También han aparecido los primeros objetos personales: un botón y un gemelo. Pascual Collado se pregunta si pertenecieron a su abuelo.
Jimena de la Frontera es una referencia en el ámbito de la memoria histórica. En enero de 1980 se recuperaron los restos de cuatro vecinos que habían sido asesinados en el paraje de la Cruz Blanca: Catalina Delgado Gavilán, Manuel León Pérez, Francisco Vera Gallego y Antonio Vallecillo Jiménez. El entierro de los restos fue secundado por la población en una masiva demostración de respaldo popular. Esos vecinos yacen hoy en una sepultura digna y visible, a escasos metros donde se prodiga el equipo científico a la búsqueda de nuevos vecinos.
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