El narcotráfico nunca se había presentado con tanta crudeza como una amenaza colectiva para los habitantes de Cádiz, uno de los territorios que integran la frontera Sur de Europa que abarca desde Portugal hasta Turquía.
La muerte de dos guardias civiles el pasado 9 de febrero en la bocana del puerto de Barbate marcó una tragedia, despertó a la sociedad gaditana y abrió una etapa nueva.
La fiscal antidroga de la provincia, Ana Villagómez, denuncia sin cesar la gravedad creciente de la situación, pero huye del dramatismo en un encuentro con decenas de compañeros de tarea.
En la ponencia de apertura de las jornadas Radicalización, Terrorismo y Prisión. Una perspectiva psicosocial ha concretado el momento de la lucha contra las mafias de la droga en Cádiz. La Facultad de Ciencias del Trabajo es la sede de esta cita especializada hasta este viernes.
Sin alarmismo, pero con firmeza, Villagómez aseguraba este miércoles que el crimen organizado alrededor del tráfico de drogas "aún no es terrorismo" en la costa gaditana, como sí sucede en otras zonas del mundo. Pronunció su ponencia ante unos 200 integrantes de las fuerzas seguridad del Estado y la Justicia, los ejércitos o la psicología
A pesar de esta distancia, reiteró que el incremento de la violencia, implantación y volumen de estos grupos criminales hace que la comparación con otras zonas del mundo "esté más cerca" que hace pocos años.
Para mayor complicación de la lucha contra esta lacra, Villagómez detalla la interconexión permanente entre la multinacional de la droga con el tráfico de personas y armas o la trata de blancas.
Antecedentes del 'narcoterrorismo'
La fiscal iniciaba su exposición, de marcado carácter divulgativo, técnico y especializado, con un repaso histórico al fenómeno del terrorismo originado desde el narcotráfico.
Fijó su aparición en Colombia, en los años 80, con figuras como las de Pablo Escobar o el posterior conflicto con la guerrilla. Fue la primera ocasión en la que los narcotraficantes trataron de asaltar las instituciones democráticas, influir en su actividad, infiltrarse o derribarlas con actividades que iban desde el soborno y la obtención de escaños hasta el asesinato de un gran número de jueces, fiscales, parlamentarios y periodistas.
Esa situación se ha reproducido en varias ocasiones en los últimos 40 años, detalló, hasta los ejemplos contemporáneos en Italia, México (Estados Unidos valoró declarar varios cárteles como grupos terroristas), Ecuador o el episodio más reciente con las amenazas de la denominada Mocro Maffia en Holanda. La heredera al trono de ese país ha tenido que refugiarse en España durante un año para protegerse.
La representante del ministerio público para la lucha contra la droga ilustró su exposición con precedentes como una incautación, hace dos años, de toneladas de anfetaminas a las mafias del Sur de Italia. Habían sido fabricadas por el estado islámico en Siria.
Las mafias de la droga y los terroristas, sostiene, se alimentan mutuamente. Las primeras quieren copiar los métodos intimidatorios de las segundas y las últimas buscan en la droga una forma de financiación para poder sostener su fanatismo asesino.
Las conexiones entre terrorismo y narcotráfico, las prácticas terroristas en organizaciones centradas en la producción y venta de estupefacientes son, asegura, "cada vez más, cada vez mayores".
Esta tendencia de los criminales a tratar de infiltrarse e influir en las instituciones públicas, en la administración, aún está lejos de la provincia de Cádiz -afirma Villagómez- aunque los casos son cada vez más cercanos en lo geográfico y en la emulación que las mafias asentadas en Andalucía muestran respecto a las de otros países.
El fenómeno de la marihuana ha provocado que por primera vez España pase a ser un país productor cuando antes era consumidor
La fiscal antidroga en Cádiz advirtió también del nuevo fenómeno de la marihuana. El enorme incremento de su producción y consumo ha provocado que "España pase a ser un país productor" de drogas, cuando hasta ahora sólo era consumidor e intermediario en el tráfico mundial.
Las mafias que producen marihuana también se hacen cada vez más violentas y el producto que fabrican también es más tóxico. El porcentaje del elemento psicoactivo (THC) en cada cigarro se ha multiplicado por cinco. "Es actualmente de un 20% de media cuando hace pocos años era del 4%".
Esta situación influye directamente, afirmó, en trastornos psiquiátricos de consumidores, especialmente los más jóvenes. Su volumen en el mercado y su protagonismo se ha equiparado con el de la resina de hachís en mercados como España en apenas una década.
El encuentro inaugurado este miércoles en Cádiz continuará durante tres jornadas con distintos debates y explosiones sobre estrategias de seguridad penitenciaria, gestión de internos pertenecientes a organizaciones terroristas, justicia restaurativa, adoctrinamiento de menores o la situación actual de las prisiones en España, son algunas de las cuestiones que se abordarán a lo largo de este congreso.
La Facultad de Ciencias del Trabajo organiza este evento en coordinación con Instituciones Penitenciarias y la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz y la Subdelegación del Gobierno, además del patrocinio de la empresa de seguridad Menkeeper.
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