La muerte del influencer y entrenador ruso Dmitry Nuyanzin ha conmocionado al entorno del fitness tras un desafío que él mismo había promovido para demostrar la eficacia de su programa de pérdida de peso. Su objetivo consistía en engordar 25 kilos para mostrar, posteriormente, lo rápido que podía adelgazar siguiendo un método diseñado por él mismo. Ese experimento, que pretendía servir como reclamo de su trabajo, terminó convirtiéndose en una tragedia.
Para lograr la subida de peso, Nuyanzin recurrió a atracones diarios de unas 10.000 calorías, una cifra muy superior al consumo recomendado para un adulto. Durante semanas documentó en sus redes sociales desayunos cargados de bollería y pasteles, almuerzos con dumplings cubiertos de mayonesa y cenas basadas en comida rápida. Su transformación se desarrolló a gran velocidad y, en apenas un mes, había conseguido ganar 13 kilos, superando ya los 100 kilos de peso.
Según informó Daily Mail citando al canal ruso Ostorozhno Novosti, el proceso comenzó a complicarse en los últimos días, cuando el entrenador empezó a sentir un notable malestar físico. Ese empeoramiento le llevó a cancelar sus entrenamientos y a comunicar a su entorno su intención de acudir a un médico, algo que finalmente no pudo hacer. El medio británico explicó que sus allegados sabían que estaba "cada vez más agotado" tras semanas de ingestas extremas.
Sufrió un paro cardíaco mientras dormía
Los primeros informes médicos sugirieron que Nuyanzin falleció mientras dormía a causa de un paro cardíaco, un desenlace que algunos especialistas relacionan con la tensión extrema a la que habría sometido a su organismo durante la rápida ganancia de peso. La acumulación de calorías, el estrés fisiológico y la suspensión del ejercicio habrían contribuido a un deterioro acelerado de su estado de salud.
Tres días después, el influencer fue enterrado en su ciudad natal, Orenburg, mientras seguidores y compañeros de profesión lamentaban el final de un desafío que él había convertido en un experimento público. Su intento por demostrar la eficacia de un programa de adelgazamiento terminó evidenciando los riesgos de llevar el cuerpo a límites para los que no está preparado.
Antes de su muerte, el propio Nuyanzin había establecido las reglas del reto y asegurado que entregaría 10.000 rublos (110 euros) a cualquier persona que pesara más de 100 kilos y lograra adelgazar un 10% de su peso corporal para Año Nuevo. Una propuesta concebida como incentivo que, tras lo ocurrido, deja un mensaje crítico en un sector donde los retos virales y la presión estética pueden convertirse en un riesgo real para la salud.
