Una ex empleada del McDonald's de Rota denuncia que sufrió burlas por su físico y comentarios sexuales de otros compañeros

La antigua trabajadora relata las condiciones laborales que padeció, con falta de formación y sin conocer el final de su contrato. Además, dice que otros compañeros profieren insultos racistas a los clientes

El McDonald's de Rota, en una imagen de Google Maps.
El McDonald's de Rota, en una imagen de Google Maps.

Una ex trabajadora de McDonald's de Rota ha interpuesto una denuncia ante Inspección de Trabajo a principios del mes de septiembre y ante el departamento de recursos humanos de la empresa el pasado mes de octubre, por haberse incumplido sus derechos laborales. La antigua empleada asegura que en el restaurante de la localidad de la Costa Noroeste no se entregan los contratos de trabajo a los trabajadores, lo que ocasiona que éstos desconozcan sus concretas condiciones laborales, e incluso desconociendo la fecha de finalización de la relación laboral, ante el abuso de la contratación temporal en el centro de trabajo.

La empresa, a la denuncia, ha respondido asegurando que ha iniciado una investigación para esclarecer los hechos y que está a la espera de las conclusiones. La exemplada también señala que falta formación en prevención de riesgos laborales, pese a que los puestos de trabajo exigirían tal formación. "Tanto es así que el ritmo frenético de trabajo ha provocado caídas y lesiones, además de heridas por el uso de determinada maquinaria, como freidoras, sin que en el centro de trabajo hubiese los más elementales recursos para las curas, careciendo incluso de tiritas, gasas o pomadas para quemaduras", señalan afectados en un escrito remitido a lavozdelsur.es.

En el comunicado, se señala que los puestos de trabajo no se adaptan a trabajadoras que sufren patologías persistentes y que afectan a la hora de trabajar, como en el caso de la fibromialgia, exigiendo en ocasiones la realización de algunas tareas que devienen imposibles para las empleadas con limitaciones, llegándose a situaciones de discriminación de los trabajadores y trabajadoras que padecen enfermedades crónicas, e incluso derivadas de la propia actividad laboral, lo que obliga al personal a ocultar estas dolencias para evitar represalias.

"Siendo muchos de los contratos a tiempo parcial, y viniendo obligado el pacto escrito entre empresario y trabajador para la realización de horas complementarias, estas se realizan de forma obligatoria, sin que los trabajadores y trabajadoras puedan negarse a su realización por miedo a represalias, avisándose sin ninguna antelación de tal obligación impuesta unilateralmente por la empresa, y en ocasiones convirtiendo esos contratos de trabajo a tiempo parcial en auténticos contratos a tiempo completo encubiertos", relata.

Las jornadas de trabajo diario llegan a ser en ocasiones en período estival de once horas de trabajo, sin que se respete el descanso diario de doce horas entre jornadas exigido legalmente, e incluso sin respeto por los descansos semanales, de forma tal que las trabajadoras realizan jornadas maratonianas, sin posibilidad de negarse o solicitar la regularización de las jornadas de trabajo y su adecuación a lo pactado en contrato, por miedo a represalias, una vez más.

Igualmente, la empresa impone a los trabajadores la realización de desplazamientos a otras localidades como Sanlúcar o Jerez, sin abono de los obligados gastos de desplazamiento ni del tiempo efectivo de trabajo. La extrabajadora en cuestión denuncia una discriminación por razón de sexo en el centro de trabajo, en el que expresiones vejatorias sobre el físico de la trabajadora son continuas, realizándose comentarios de carácter sexual por parte de algunos encargados a las trabajadoras, a las que se les exige un nivel de rendimiento superior al de los trabajadores de sexo masculino. 

"Esta situación de discriminación se da también por el origen racial o la situación social de los clientes, habiendo presenciado la trabajadora denunciante numerosos comentarios racistas contra la población gitana o de raza negra, con expresiones vertidas por algunos encargados tales como “ha entrado el puto negro, limpiadlo ya y desinfectadlo bien”, o realizando limpiezas exhaustivas del baño tras ser usado por personas de raza negra.

"Del mismo modo se han producido situaciones discriminatorias por razón de la orientación sexual, con comentarios degradantes, principalmente por la orientación sexual de algunos trabajadores y trabajadoras, o de identidad de género contra clientes trans, con comentarios vertidos por uno de los encargados como la gente tan rara que está entrando, mira ese bicho raro, cogía un palo y le reventaba la cabeza”, explica la afectada.

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