Yolanda Hernández es la propietaria de un pequeño supermercado de 200 metros –nada que ver en comparación con las grandes superficies– que ha mostrado su indignación en redes por la última factura de la luz (mes de junio y unos días de julio) que ha tenido que pagar.
La cifra es estratosférica: 8.567, 35 euros. "El año pasado, el recibo más caro quizás fue de 3.500 euros en pleno agosto y con todo funcionando. El aire acondicionado estaba puesto las 24 horas. Este mes de junio no he puesto el aire ni un solo día", cuenta Yolanda, que ha visto que en un año la factura de la luz se le ha triplicado.
Estas tarifas energéticas están asfixiando a numerosos negocios, que caminan hacia el precipicio, ya que la situación se hace insostenible. "Nos están estrujando como limones", cuenta José Carlos Palomino. Concepción Méndez señala que "se están pasando. Es un robo a mano armada. Un atentado con la electricidad".
"Nosotros en la tienda no tenemos ni neveras, ni hornos ni maquinaria. Solo un ordenador, el aire y las luces. Nos ha llegado 1.400 euros. Esto va a rematarnos", cuenta otra empresaria.