Las capturas de langostinos de Sanlúcar, referente de la lonja de Bonanza, han descendido "muchísimo" en los últimos meses. Concretamente en un tercio, según José Carlos Macías, técnico de la Cofradía de Pescadores de Sanlúcar. Lejos están los números de los 150.000 kilos contabilizados en 2020. El cómputo de las tres situaciones ha provocado que la lonja de Sanlúcar no disponga apenas de langostinos a las puertas de la Navidad. “Antes un barco te traía cinco o seis cajas al día, ahora si acaso consigue media”, afirma el portavoz de la Cofradía.
La presencia del cangrejo azul está contrastada desde el año 2017. Macías apunta que "desde entonces, las capturas han ido incrementándose. Lo que ha pasado este año es que en los últimos meses ha descendido las capturas de langostinos" y han saltado todas las alarmas. Uno de los mayores inconvenientes para frenar el crecimiento del cangrejo estadounidense es que las mayores concentraciones están en la zona A de la reserva del río Guadalquivir. Al tratarse de una zona protegida, la pesca es ilegal
Y, eso, evidentemente, repercute en los precios. “El langostino mediano, que es el que más se consume, ya está en 50 euros el kilo y el gordo, entre los 70 y 80 euros. Si ya estamos en esos niveles, después del puente de diciembre calculamos que ronde los 100 euros”. Y claro, con esos precios, «los pocos que quedan se van a la restauración, el comprador de pescadería no está dispuesto a pagarlo». Esto supone perder parte de un producto que es un auténtico atractivo en la zona, algo que va ligado también a la economía local. El pasado verano, el precio del kilo de langostino se disparó, ante el notable descenso de las capturas.
La clave está en confirmar o denegar, a través de los contenidos estomacales de los cangrejos, si están comiendo crustáceos. "Por un análisis de isótopos se sabe si el cangrejo está comiendo langostino", resalta.
El depredador que tanto daño está haciendo es un cangrejo americano que comenzó a invadir Europa. En España entró por el delta del Ebro y ha ido bajando. "Los tenemos en la Bahía de Cádiz, en el estuario del Guadalquivir, y están llegando hasta Coria del Río, ya están las arroceras", subraya Macías.
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