Hace unos meses que los vídeos de Manuel Jiménez, un joven tiktoker de la barriada de Los Verdes, en las Tres Mil Viviendas de Sevilla, comenzaron a hacerse muy virales. Con un tono desenfadado y plagado de humor, ha ido mostrando el día a día de sus vecinos.
En sus vídeos suelen aparecer los miembros de lo que Jiménez llama "el clan de los tobillos negros", que se caracterizan por sus peculiares apodos. Del "pelopincho", a "la huele muertos", "la ojito pelados", "la Pedroche" o "la cuerpo garrafas", conocidos ya de sus miles de seguidores.
Por el 28 de junio, cuando se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGTBI, el tiktoker de las Tres Mil ha compartido un vídeo para reivindicar el "amor libre". Un canto al respeto y a la libertad.
"El amor tiene que ser libre", "nos tenemos que respetar unos a otros", dicen los protagonistas de su grabación. "No hay que discriminar a nadie", comenta "tía cuchillos". "Nadie tiene que sufrir para amar libremente", agrega "pelopincho". "El amor hay que sentirlo y no cuestionarlo", se escucha también en el vídeo.
Manuel Jiménez, hacia la mitad de la grabación, habla para comentar que "por amar libremente en el siglo XXI ni siquiera se debería sufrir, ni siquiera debería ser algo como aceptado, porque no tengo que esperar la aceptación de nadie, no soy una nueva especie que viene del universo a intentar integrarse en el Planeta".
"Somos personas, como tú, como el otro, como cualquiera, no pasa nada. Porque esto lo sabe quién lo vive. Y os lo cuenta alguien que lo ha sufrido y vivido en sus propias carnes. Porque es muy doloroso intentar ocultar tu forma de hablar, caminar, o incluso dejar de hacer las cosas que te gustan o estar con ciertas personas, todo por no ser rechazado, no ser maltratado y aparentar algo que realmente no eres o que no quieres", agrega Jiménez.
El tiktoker dirige un mensaje "a esas personas que lo están pasando mal", "les digo que adelante, que todo se puede, y que si yo pude, tú puedes. Por eso el clan de los tobillos negros dice esto...", dando paso a sus vecinos, que gritan "viva la homosexualidad, viva la libertad, viva el amor libre". "Ya basta de sufrir tanto, ahora toca volar y celebrar la vida", grita Jiménez, portando unas alas de papel.
