La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado la sanción de suspensión de un año de empleo impuesta a un agente de la Guardia Civil que decidió quedarse "observando" como su compañera de patrulla trataba de inmovilizar y detener a un hombre, que había sido denunciado por galopar con su caballo entre los viandantes cerca de la ermita del Rocío.
Los magistrados del alto tribunal han desestimado el recurso de J.I.C.M. contra la sentencia del pasado 27 de febrero dictada por el Tribunal Militar Central, que confirmaba dicha sanción impuesta en septiembre de 2016 por la Dirección General del Instituto Armado al entender que habían cometido una falta grave de omisión urgente de auxilio.Según los hechos probados de la sentencia del Tribunal Supremo, el 27 de diciembre de 2015 este agente de la Guardia Civil se encontraba de servicio en el puesto de El Rocío de la Comandancia de Huelva, en el que estaba al mando. Esa misma tarde, sobre las 18:00 horas, su patrulla recibió un aviso para que se desplazara a los aledaños de la ermita del Rocío, donde se había recibido noticia de que "una persona se encontraba galopando a caballo entre los viandantes y estaba poniendo en grave peligro la integridad de los mismos".Una vez que el jinete fue localizado cerca de la ermita, él y su compañera de patrulla dieron el alto a esta persona, que "emprendió de nuevo el galope entre los viandantes" cuando los agentes bajaron de su vehículo. Este hecho motivó que se iniciara una persecución, relata la resolución del alto tribunal.La auxiliar de J.I.C.M. aprovechó un momento en el que el jinete cayó al suelo para detenerle, pero éste se lo impidió porque se abalanzó sobre ella blandiendo una fusta con la que golpeó a la agente en el brazo izquierdo. "Pese al fuerte dolor que sufría la Guardia Civil inicia acción con el objetivo de inmovilizar al paisano", mientras su jefe, el guardia civil acusado, se quedó observando "a escasos metros, mientras sujetaba al caballo, sin prestar apoyo alguno" a su compañera, indica la sentencia.