El escritor Alejandro Palomas sobre los abusos de un religioso: "El gran punto de inflexión físico fue la violación"

El escritor y ganador del Premio Nadal de 2018 denuncia los abusos sexuales que sufrió cuando era niño a manos de un religioso. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibirá al escritor tras denunciar estos hechos

El escritor Alejandro Palomas sobre los abusos sexuales de un religioso: "El gran punto de inflexión físico fue la violación". FOTO: Twitter Alejandro Palomas.

En mitad del debate sobre la investigación oficial sobre los supuestos abusos sexuales en el seno de Iglesia Católica, el escritor Alejandro Palomas ha contado una dura experiencia vivida cuando tenía 7 años. 

España, como ha sucedido en otros países, está en vías para abrir una investigación, aunque falta determinar la vía a seguir. Tres grupos políticos, Unidas Podemos, ERC y EH Bildu, abrieron la brecha el miércoles al presentar una solicitud formal para que esta investigación sea en el Congreso de los Diputados. PSOE y Ciudadanos se muestran de acuerdo, aunque con reservas. El PNV también pide una investigación, pero dejando el Parlamento al margen. Propone encargarla a una comisión de expertos independientes, un modo de evitar algo que también preocupa a los socialistas. Los dos partidos de la derecha, PP y Vox, han anunciado su oposición frontal. El principal partido de la oposición ha recordado que las comisiones de investigación están pensadas en el Reglamento para controlar al Gobierno. En ese sentido, apoya que se investigue hasta el final en el ámbito judicial, pero no en el parlamentario

El escritor Alejandro Palomas, ganador del Premio Nadal 2018 con Un amor, ha revelado que fue víctima de abusos sexuales por parte de un fraile en la década de los 70 en un colegio religioso. "Sufrí acoso, abuso y agresión. Recuerdo muchos detalles, son cosas que se te quedan", ha contado en Cadena SER.

 

"Nos remontamos al año 75. Tenía unos ocho años. Yo estudiaba en el colegio 'La Salle Premiá de Mar', comienza Palomas. "Yo fui acosado, abusado y agredido sexualmente. Pasé por las tres fases. Cuando uno es agredido es violado. Por un religioso, docente, del colegio de La Salle y esto fue desde finales de curso de EGB, durante las colonias entre cursos y hasta más o menos poco antes de Semana Santa de quinto de EGB. Es difícil contarlo rápido porque es un proceso lento", explica. 

"Vamos a llamarlo 'hermano L', prefiero no decirte su nombre ni si es su inicial real. No te digo que no. El 'hermano L' era un tío como muy popular. Era muy extrovertido, muy afable, era como el gran papá y yo era un niño muy vulnerable (...) Empezó la historia porque yo empecé a enfermar. Empecé a enfermar cuando estaba en el colegio, tenía mucha amigdalitis y enfermaba muy rápido. El proceso era llamar a casa, me llevaban a casa y el que me llevaba era él. Y durante esos viajes ahí empezaron los abusos", señala Palomas. 

El infierno de Alejandro Palomas comenzó en esos viajes a su casa cuando enfermaba. "Él me estiraba en el asiento trasero del coche, estaba muy débil. Con la mano derecha me iba manoseando mientras conducía. Me bajaba los calzoncillos, me hurgaba y me metía mano. Intercalaba eso mientras se masturbaba (...) Temía ponerme enfermo porque temía estos viajes. Mis padres lo querían mucho", relata.

"Hubo una vez que lo que hizo fue parar el coche. Paramos en una especie de riera, entró en la parte de atrás, me incorporó, me puso la cabeza en sus piernas y a partir de entonces me bajó los pantalones, los calzoncillos, intentó masturbarme. Al mismo tiempo que él se masturbaba. Ahí ocurrió algo y él terminó, eyaculó, entiendo y cuando pasó esto se enfadó muchísimo porque él tenía momentos de violencia. Cambios de humor mientras ocurría esto. De repente me echó a un lado y cuando bajó del coche me dijo una frase que se repitió mucho", denuncia Palomas, que ha confesado la frase: "¿Ves lo que me haces hacer?".

"En aquel momento yo no sabía que lo que estaba viviendo era horrible. No sabía si era horrible por mí, no sabía hasta qué punto yo tenía la culpa de eso. Era un niño que buscaba protección e inconscientemente pensaba que era el precio que tenía que pagar", dice.

"El gran punto de inflexión físico fue la violación. La violación ocurrió en la casa de colonia. Verano, entre cuarto y quinto. Estaba jugando un partido de tenis. Alguien me tiró una piedra y me fue a dar en el ojo, me reventó el cristal de las gafas y tenía todos los cristales incrustados en el ojo. Me llevaron a la enfermería y el encargado era el 'hermano L'. Estuvieron durante mucho rato quitándome los cristales de los ojos. Me quitaron la ropa y me quedé solo en calzoncillos. Él decidió que tenía que quedarme ingresado 24 horas, en observación. Me tumbaron, me pusieron una sábana y ya. A la hora de dormir vino él y lo que hizo fue decirme que como tenía tanto miedo de que yo me hiciera daño, lo que hizo fue atarme las manos (...) Me puso de lado y se fue. A partir de ese momento llegó la noche más larga de mi vida de niño. Entré niño y salí superviviente", cuenta. 

"Durante las siguientes dos semanas no me bañé en ninguna piscina, ni me puse el bañador ni nada. Tenía miedo de que me llevaran al médico o que alguien pudiera ver que sangraba", explica el escritor. "No sé cómo conseguí no contárselo a mis padres. Yo me di cuenta de que era algo super vergonzoso (...) Terminó el verano, volvimos al colegio. En quinto de EGB el 'hermano L' era mi tutor. Yo era muy bueno en la creación literaria. A él le encantaba todo eso y lo que hizo fue decirme que me iba a dar clases particulares para sacar todo mi rendimiento. Durante el recreo de la comida me daba esta clase extra que suponía ir a su habitación. Se sentaba conmigo y repasábamos la redacción. Duraba tres minutos el máster y luego empezaba el infierno (...) Al final lo que quería era sentarme encima de él y masturbarse contra mí. Intentó dos veces que le hiciera una felación", afirma Alejandro Palomas.

"Él está vivo, pero nunca he vuelto a ese pueblo. Nunca he vuelto a ese colegio. Me parece imposible", explica. Añade además que los delitos "están prescritos". "Él es un nombre, uno de muchísimos. Creo que de alguna manera, yo, el Alejandro que tiene cierta relevancia, puede poner un poco de cara a esto. Porque hay muchos 'hermanos L' los hubo y hay. Hay muchos hombres que además han visto mermada su masculinidad. De esta parte nadie habla", sentencia.

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