El 'carcelero' de los presos más peligrosos de Puerto III: "La prisión en España se ha convertido en un paraíso"

Javier Arroyo, funcionario de prisiones y representante de la asociación Tu Abandono Me Puede Matar en la provincia de Cádiz, narra su experiencia tras 25 años en prisiones de todo el país

Javier Arroyo, funcionario de prisiones, posando tras la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Javier Arroyo, funcionario de prisiones, posando tras la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

Javier Arroyo (Valladolid, 1969) llega unos minutos tarde a la hora fijada para la entrevista porque acaba de salir de una sesión de rehabilitación. Su última lesión se la ha provocado un interno que se escondió droga en los calzoncillos y que respondió violentamente cuando se la encontraron y retiraron. No es la primera agresión que ha sufrido, ni mucho menos. Desde que se presentó, y aprobó, las oposiciones para funcionario de prisiones hace más de 25 años ha sufrido varios episodios violentos. “Una vez me quisieron dar con la pata de una mesa estando en el patio de la cárcel y me rompí el tendón de Aquiles cuando el preso se me tiró encima, en otra ocasión salí lesionado al reducir a un interno que quería agredirme tras provocar un incendio…”, recuerda.

Su historia, según cuenta Javier, no dista mucho de la vivida por otros compañeros de la cárcel en la que trabaja ahora, Puerto III, y de las del resto del país. De hecho, contabilizan hasta 300 agresiones a funcionarios de prisiones en lo que va de año, más de una por día. “Los internos consiguen lo que quieren a base de liarla”, explica, ya que como los funcionarios de prisiones no están considerados como agentes de la autoridad, las agresiones se saldan con traslados a otras cárceles, en los casos más graves. “Hace seis meses un preso agredió al auxiliar que le llevó la comida porque no quería seguir en Cádiz y sabía que así lo iban a trasladar”, señala.

“Nos sentimos realmente abandonados”, expresa Javier Arroyo, tanto por los sucesivos Gobiernos como por los propios sindicatos, por eso hace un año que un grupo de funcionarios de prisiones decidió unirse para crear la asociación Tu Abandono Me Puede Matar. Arroyo es el portavoz en la provincia de Cádiz de esta organización, donde se presentó a las últimas elecciones sindicales. “Sacamos diez delegados de 22 en Puerto III”, cuenta. Javier también es el encargado del departamento de aislamiento de la prisión portuense, “el conocido módulo 15, donde pasan todas las historias, porque están los primeros grados, los presos más peligrosos”, explica. Durante el cuarto de siglo que lleva como funcionario de prisiones ha pasado por San Sebastián, Pamplona, Tenerife y Las Palmas, antes de recalar en Puerto III, donde valora la “unión” que hay entre compañeros.

La delincuencia ha evolucionado, no tiene nada que ver con la de hace unos años, pero el reglamento penitenciario y la Ley son antiguas"

“La delincuencia ha evolucionado, no tiene nada que ver con la de hace unos años, pero el reglamento penitenciario y la Ley son antiguas”, reconoce Javier, que reclama, por ejemplo, formación en defensa personal, psicológica e incluso en idiomas como el árabe, “para entender a los musulmanes”, ya que convive en el módulo que gestiona con “terroristas islamistas”. Durante el último año ha tenido que actuar en cinco incendios, “pero el último curso en prevención de incendios lo hice hace 15 años”, relata. Unas carencias que se suman a la falta de personal. En Puerto III trabaja en un módulo donde hay presos que “no tienen nada que perder”. Y recuerda algunos episodios vividos: “Un famoso preso le prendió fuego a su celda y cuando entramos tenía un cuchillo fabricado con un trozo de cristal, lo hizo porque quería matar a un funcionario. Conseguimos reducirle y no pasó nada, pero de milagro. Eso está pasando todos los días”.

¿Se reducirían las agresiones si os consideraran agentes de autoridad, lo que implica mayores sanciones para los agresores?

Sí, se lo pensarían más antes de agredirnos.

¿Qué diferencia habría?

Ahora mismo, siendo ministro Fernando Grande-Marlaska, hasta le han otorgado presunción de veracidad al interno, por lo que para denunciarnos no hace falta parte de lesiones, puede decir que le hemos pegado y ya está. Antes venía el facultativo, lo reconocía, hacía un parte de lesiones y luego se vería si era o no era verdad. Ahora ya no, con la palabra del preso es suficiente.

¿Os sentís desprotegidos?

Bastante. Cuando actúas ahora tienes más miedo porque te pueden denunciar por unas simples palabras, es como quitar credibilidad a los profesionales facultativos, a los médicos, porque antes hacían un parte de lesiones e iba el parte al juzgado. Ahora con que el preso lo diga es bastante.

¿Conoce a algún compañero que haya tenido problemas?

Ya están empezando a denunciar. Incluso algún familiar de interno nos ha provocado y nos ha amenazado, pero no entramos al trapo, evidentemente. Los últimos que lo hicieron luego fueron detenidos por robar unos ordenadores tras habernos amenazado… es que el mundo de la prisión es muy complicado. Necesitamos más cobertura jurídica. Un conductor de autobús hoy en día es autoridad, un maestro, los profesionales sanitarios, pero nosotros no. Llevamos tiempo pidiéndolo y tenemos el apoyo de todos los grupos parlamentarios menos del PSOE, que cuando estaba en la oposición sí nos apoyaba.

Javier Arroyo, durante un momento de la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

¿Cuánto cobra un funcionario de prisiones?

Uno recién ingresado estará en torno a 1.500 euros de media. Yo, por ejemplo, después de 25 años de antigüedad y siendo jefe de departamento, cobro 1.800 euros mensuales. Pero en Cataluña un cargo similar está en 2.200 euros. Son 700 euros de diferencia. Se nos llegó a prometer una subida de 350 euros lineales pero nos dijeron que Función Pública no podía aprobar la subida, pero en cambio a policías nacionales y guardias civiles sí se la han aprobado. Somos los patitos feos del Ministerio del Interior.

¿Es justo ese sueldo para el riesgo que implica el cargo?

No, además hemos ido perdiendo poder adquisitivo en los últimos diez años. Solo pedimos que nos paguen lo mismo que a funcionarios en otras comunidades, como Cataluña. Es mucha diferencia 700 euros. Además, falta personal en todos los ámbitos.

¿Cuántos calcula que faltan en Puerto III?

Ahora habrá de baja en Puerto III entre 15 y 20 lesionados, y no se reponen. En el departamento donde estoy yo somos siete y estaba pensado para unos doce, por ejemplo, porque se han jubilado compañeros y no se han repuesto esas plazas. Tenemos una plantilla envejecida. Además, cuando se lesiona un compañero no hay una bolsa de trabajo para reponer ese puesto. A nivel nacional se calcularon que faltaban unos 4.000 funcionarios.

¿Eso qué supone en el día a día?

Pues se trabaja más, claro. Muchas veces hasta te quitan los permisos o te quitan vacaciones y tienes que asumir una sobrecarga de trabajo.

Tenemos una plantilla envejecida. Además, cuando se lesiona un compañero no hay una bolsa de trabajo para reponer ese puesto"

¿Es insuficiente entonces la Oferta Pública de Empleo de 900 plazas realizada recientemente?

Sí, totalmente. Además se necesitarían plazas en todas las áreas, médicos, psicólogos, psiquiatras, técnicos, juristas, asistentes sociales... Prisiones tiene muchas áreas y no se cubre la demanda. Eso conlleva que haya más movidas, peor ambiente, porque si no hay asistente social que lo ayude, por ejemplo, el interno la paga liándola.

¿Cómo le afectan psicológicamente todos estos percances?

Suele pasar factura. Lo que peor solemos llevas es la familia, porque cuando llegas a casa lesionado, ¿cómo lo explicas? Siempre intentas quitarle importancia, pero la familia se preocupa pensando que igual me pasa algo. Volver a ver al interno lo tienes que asumir, si te ha pegado vas a tener que verlo... Igual que asumimos que tienes que tratar a gente que ha hecho delitos que son feos. Vas siendo cada vez un poco más fuerte, tratando a todos los presos por igual sin tener en cuenta el delito.

¿Ha recibido formación psicológica durante sus años de experiencia?

No, también lo reclamamos, queremos tener como la Policía Nacional y la Guardia Civil, gabinetes para prevenir los daños psicológicos que producen una agresión. Conozco compañeros que han quedado mal y no tienen ayuda. No sentimos que la secretaría general se preocupe por nosotros. Cuando el ministro Marlaska define como débiles a los internos nos pone en entredicho. Nos sentimos abandonados.

¿Cree que desconoce la realidad de las prisiones?

Tanto Grande-Marlaska como el secretario general —de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz— han sido jueces de vigilancia penitenciaria, que están para defender los derechos de los internos. Ahora tienen que defender los intereses de los funcionarios y parece que se han quedado en su etapa pasada. En realidad los débiles de la sociedad somos nosotros, que somos los que estamos pasándolo mal.

El funcionario de prisiones Javier Arroyo, durante la entrevista con lavozdelsur.es. FOTO: MANU GARCÍA

Y en defensa personal, ¿ha recibido formación?

No. De vez en cuando salen cursos de unas horas, impartidos por los propios compañeros, pero no es suficiente. Tienes que preocuparte de estar en forma, porque dan un curso de un par de días cuando entras en Madrid y poco más. La formación no es continua, no está adaptada a los tiempos. Hay presos que se dedican a hacer deporte todo el día, que son expertos luchadores, y sacan armas de una mesa, de un cepillo de dientes, de la varilla de una ventana... Te encuentras de todo. En Puerto III se le tuvo que quitar el hueso a los pollos porque los afilaban y los utilizaban. Las chapas de los mecheros también las utilizan, se las ponen en los dedos, le llaman el cortacaras. Hay más medios en un aeropuerto que en una prisión, nosotros no tenemos perro antidroga. La droga entra muy fácilmente en prisión. Se tragan lo que le pasan en el vis a vis, vienen de permiso con la droga en el culo y para hacer una placa radiológica tienes que tener autorización del interno. La mayoría de las veces, evidentemente, no te la da. Nos vemos desbordados.

¿Cuánto daño han hecho las películas al gremio?

Muchísimo, sobre todo las americanas. No tiene nada que ver. Parece que nos gusta pegar, siempre sale el funcionario corrupto, desaseado, feo... Siempre que pueden nos sacan haciendo labores que no son reales. En una película el funcionario daba la bandeja de comida al preso, son cosas que te chocan. La influencia americana nos ha hecho mucho daño. Y vivimos en una sociedad en la que vende más el delincuente que el trabajador. Parece que el funcionario siempre es el malo, el torturador, el que no tiene sentimientos, y es todo lo contrario. Nos tachan de torturadores, de corruptos… cuando la corrupción es mínima.

Cuando el narcotraficante más importante de España te pide un bocadillo de calamares y te dice que te lo paga bien, sabes que detrás del bocadillo van a venir más cosas. Pero no merece la pena"

¿No ha conocido ningún caso de funcionario corrupto?

Sí, pero son casos muy aislados. En 25 años solo he conocido un caso, un monitor al que acusaron de introducir droga, que al parecer sí lo hacía. Los que estamos con los presos sabemos que es un problema, no te puedes vender a él porque te va a delatar, ni te interesa perder un trabajo que cuesta tanto conseguir. La corrupción en prisión es la mínima, puede haber algún caso, pero como en todas las profesiones.

¿Le han intentado sobornar alguna vez?

He conocido a gente que si hubiera querido corromperme lo hubiera hecho, pero a muy alto nivel. Te hablo de un representante del cártel de la droga de Colombia en España. Empiezan a tentarte con cosas pequeñas, pero lo cortas de raíz. Cuando el narcotraficante más importante de España te pide un bocadillo de calamares y te dice que te lo paga bien, sabes que detrás del bocadillo van a venir más cosas. No merece la pena. Hemos hecho una promesa constitucional y la llevamos a rajatabla. He tenido la suerte de estar en seis prisiones y no ver nada de corrupción.

¿Cree que las cárceles cumplen su función de reinserción social?

Pienso que no, por lo que hemos dicho, la falta de personal y de medios. Una vez puestos en la calle, hay presos que si vuelven al barrio con sus colegas con los que han delinquido, van a volver a hacerlo. Habría que invertir más en que una persona sin recursos que sale a la calle no vuelva a delinquir que en piscinas o en gimnasios, cosas que no tienen residencias de ancianos, por ejemplo. Las piscinas son prescindibles. Hace años había presos que entraban llorando, ahora muchos lo hacen con una tranquilidad que no es normal. Saben que es como un paraíso.

Las piscinas en las prisiones son prescindibles. Hace años había presos que entraban llorando, ahora muchos lo hacen con una tranquilidad que no es normal"

¿Considera que es injusto que una cárcel tenga estos servicios?

Sí, no lo veo justo. La misma sociedad me lo achaca, pero eso son cosas de los políticos. Yo particularmente no invertiría tanto dinero en eso. El año pasado se llenaron las piscinas de Puerto III para apenas 15 días y se gastaron 30.000 euros. Son gastos innecesarios. Tampoco luego accede todo el mundo a la piscina.

¿Eso hace que el delincuente le pierda miedo a la cárcel?

He notado que con el tiempo le van perdiendo el miedo a la cárcel, sí. España se ha convertido en un paraíso. He hablado con presos de otras nacionalidades, alguno que ha estado en prisiones de EEUU y el régimen de vida de España es mucho mejor, me comentan. A nivel europeo lo mismo, hay uno de Dinamarca que cuenta que por tirar la basura por la ventana le ponían una multa económica. Aquí no, a lo más que llegan es a ponerle una sanción leve que comporta dos días de privación de paseo, es decir, que por la tarde no salen al patio, por lo que se quedan durmiendo la siesta. Es que hay veces que lo prefieren.

¿Sería partidario de endurecer la estancia en prisión?

Sí, creo que ayudaría. Cuando entré existía la redención por el trabajo, les quitaban condena si trabajaban, por lo que el preso se veía motivado para trabajar o estudiar. Eso desapareció, ahora están desmotivados.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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