Las historias de la Guerra Civil quedaron silenciadas durante 40 años, o más. Pero desde que empezó el nuevo siglo, el movimiento por la memoria democrática retomó fuerzas sobre todo con la llegada del nuevo siglo y las leyes el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Desde entonces, las exhumaciones se han ido produciendo, aunque dejan aún sin responder a la necesidad: la reparación, hacer Justicia histórica.
Uno de los muchos casos que aún siguen vigentes es el de dos hermanos, Ramón y Antonio Sánchez Moreno. Nacidos en Nerva, en 1936 eran apenas unos chavales. Fueron asesinados con 19 y 26 años.
Eran vecinos del Cerro del Águila. ¿Su pecado? "Eran del Partido Comunista", rememora Ana Sánchez, sobrina que aún sigue batallando.
"Mi tío Ramón fue al primero que asesinaron. Lo sacaron de su casa el 22 de julio de 1936, unos falangistas que eran vecinos. No lo volvieron a ver. Sabemos que lo mataron en el Parque de María Luisa, porque tuvieron su cuerpo allí un tiempo como escarmiento". Su vida acabó con 19 años.
Los restos, según entienden los investigadores, por las fechas del asesinato, debieron de acabar en Pico Reja. A Ramón le faltaba una pierna, porque la perdió por una infección de niño.
"En 2018, a mi hermano y a mí nos sacaron muestras para el ADN", rememora Sánchez. Desde entonces, nada más ha sabido. La fosa de Pico Reja fue exhumada y aún no ha recibido noticias sobre si Ramón, efectivamente, estaba allí o no. Ni siquiera por el indicio de que tuviera amputada media pierna.
Junto a esa prueba, Ana Sánchez rellenó documentación que "ni siquiera sé dónde está, porque el Ayuntamiento de Sevilla ha cerrado la oficina de la memoria, no nos dan información". Sobre el cotejo de ADN, "entiendo que puede ser difícil, pero no tenemos claro qué ha pasado con los expedientes".
"En el 36 fue por un golpe militar, pero el fascismo ahora puede volver por unas elecciones"
El otro de los hermanos asesinados, Antonio, tenía 26 años. "Lo detuvieron en diciembre de 1936, le hicieron un juicio sumarísimo, una pantomima. Lo acusaban de participar en el local del Partido Comunista durante una ayuda en unas inundaciones del Tamarguillo, por repartir mantas".
Aquello bastó y el 14 de abril de 1937 lo llevaron al cementerio, donde fue fusilado. Por la fecha en que aquello ocurrió, todo apunta a que está en la fosa Monumento, la que ahora se quiere reabrir.
Gracias a los interrogatorios a los que fue sometido Antonio, reza en documentos que fue éste quien reveló que su hermano Ramón había sido asesinado en el Parque de María Luisa. Con ese documento obtenido en el archivo militar, y con la partida de nacimiento que aún se encontraba en Nerva, "hace unos seis o siete años conseguimos un acta de defunción".
Luchando no solo por sus familiares, sino por todos
Una pelea, la de Ana Sánchez y su familia, que no es solo "por mis familiares, sino para que no caiga en la memoria". Son más víctimas las que requieren una sepultura digna, pero sobre todo "que se cuente la historia de lo que pasó, para que no vuelva a ocurrir, y hoy hace más falta que nunca por lo que puede acarrear que el fascismo vuelva al poder".
"En 1936 fue por un golpe militar, pero ahora puede ser por unas elecciones, como pasa con Donald Trump y otros líderes que manejan el mundo. Pedimos Justicia, verdad y reparación, y una garantía de que no vuelvan a ocurrir estas cosas horribles, asesinar a alguien por sus ideales, por la libertar y por defender la legalidad vigente de la República, que es lo que la gente había votado", remacha.