Despiden a Raquel del centro de conservación de carreteras de Algodonales por ser del "sexo débil"

Raquel Ballesteros reclama la vuelta a su puesto en el Centro de Conservación de Carreteras de la localidad, de donde salió tras terminar su contrato y considerar sus superiores que "no tiene fuerza" para la labor que desempeñó durante un año

Raquel, trabajando en la conservación de carreteras.

“Tenemos una mala noticia, terminas contrato y no te vamos a renovar”, le dijeron a Raquel Ballesteros a mediados del pasado mes de febrero. ¿Por qué?, quiso saber. “Hay que hacerte indefinida y queremos ver otras opciones”, le dijo su jefa. A la Inspección de Trabajo se le comunicó que “no tenía suficiente fuerza” para desempeñar el empleo en el que llevaba un año y que “estaba todo el día quejándose”. Raquel era la única mujer que trabajaba en el mantenimiento de carreteras en Andalucía, y una de las pocas de España, concretamente en el Centro de Conservación de Carreteras de Algodonales. Pero desde que finalizó su contrato el pasado 28 de febrero, ya no lo es. En su lugar ahora hay un hombre.

Ella, ahora en paro, lucha para volver a su puesto, porque considera que ha sido discriminada por el hecho de ser mujer. “Mi jefa ha llegado a decir delante del inspector de trabajo que no tengo fuerza suficiente, que soy el sexo débil”, cuenta cuando atiende a lavozdelsur.es. “Si no puedo, tampoco podía hace un año, cuando me hicieron un contrato de tres meses y luego me renovaron otros nueve más”, relata.

"Estoy luchando por volver, no quiero perder la oportunidad de intentar que puedo volver a trabajar", dice Raquel Ballesteros, a la que su despido la pilló por sorpresa. Su superior ha llegado a decir que "no tiene fuerza", y que "no es capaz de quitar un animal de la carretera". "¿Entonces qué estuve haciendo un año entero?", dice Raquel, que ha podido quitar "hasta siete u ocho animales por día". "Que miren mis partes diarios de trabajo y los comparen con los de mis compañeros", pide.

"Que me digan otra cosa, si he cometido errores o cualquier otro motivo, pero no me he quejado de nada o que no puedo, ya que he hecho el trabajo igual que mis compañeros", dice Raquel. Por eso le sorprendió el aviso de no renovación del contrato. La trabajadora entró cubriendo un nuevo puesto que estaba vacante, ya que el pliego de condiciones que rige el servicio, que presta la empresa concesionaria Padelsa Infraestructuras SA, pasó de tener 5 a 6 vigilantes de carreteras. "No estaba haciendo una sustitución y por eso me han echado, había un puesto nuevo y ahí entré", cuenta. 

Protesta de los compañeros de Raquel, tras su despido.

Como vigilante del servicio de conservación de carreteras, Raquel recorría cada día una ruta estipulada para detectar incidencias en las vías de circulación, para quitar del asfalto animales atropellados, piedras o ramas que puedieran poner en peligro a los conductores. "También se reponen señales, se quitan obstáculos de las cunetas... todo lo que sea un peligro para la circulación", relata. Tras superar una entrevista inicial, a la que acudieron cuatro candidatos, entre los que fue elegida Raquel, ha desempeñado su trabajo con normalidad, aunque sus superiores la tuvieron en el punto de mira. 

La empresa ha iniciado una investigación interna para determinar si ha existido discriminación de género, pero aún no se conoce su resultado. Mientras, la plantilla del Centro de Conservación de Carreteras de Algodonales se ha movilizado con una huelga indefinida, en la que pide la reincorporación de su compañera. "No a la discriminación", se puede leer en las pancartas que despliegan en la entrada de las instalaciones.

La compañía asegura que después del temporal Filomena, se detectó la necesidad de contar con vigilantes que tengan carné de camiones para poder manejar quitanieves, algo que no tiene Raquel, a la que le venció el contrato, y por eso se inició un nuevo proceso de selección con este requisito. La trabajadora cuenta que pocos miembros de la plantilla lo tiene y que quien cuenta con este carné no conduce camiones, pero hasta se muestra partidaria de sacarse la titulación para optar al puesto.

A Raquel, además, sus supervisores no le dejaron utilizar la motosierra con la que se poda la vegetación que hay en las carreteras porque "no iba a saber usarla y se iba a cortar", motivo por el que no se le facilitó material de protección. La formación se le negó, dice la empresa, por la falta de cursos durante la pandemia. "Han sido excusas para echarme, porque sólo un vigilante tiene el carné de camión, y nunca lo ha cogido, y en el pliego no pone que tengas que saber manejar un quitanieves", dice Ballesteros, cuyo puesto ya ha sido ocupado por un hombre cuyo contrato no tiene fecha de finalización.

Raquel ha recogido más de 1.000 firmas entre los vecinos de Algodonales, que la apoyan en su lucha, que Adelante, a través de IU, llevó al Parlamento andaluz. "Nuestro grupo presentó una pregunta para que el Gobierno explicara qué pensaba hacer ante el despido de la única mujer que trabajaba en Andalucía en el servicio de mantenimiento de carreteras. Un caso claro de discriminación en una empresa adjudicataria de un servicio público", explica la diputada Inmaculada Nieto, en redes sociales. "La Mesa, retorciendo argumentos hasta el ridículo, ha impedido que nuestra pregunta se califique y con ello, le evita al Gobierno dar explicaciones por una situación denunciada sindicalmente y que supone un atropello inaceptable", dice.