El Comedor del Salvador de Jerez demanda artículos de higiene personal y productos navideños

Esta institución de las Hijas de la Caridad, que el 5 de enero cumplirá 117 años en Jerez, da de comer cada día a más de 100 personas; aumenta el número de jóvenes migrantes que acuden al comedor

Colas en el comedor del Salvador, de las Hijas de la Caridad, en el centro de Jerez.
Colas en el comedor del Salvador, de las Hijas de la Caridad, en el centro de Jerez. MANU GARCÍA

El Comedor del Salvador afronta un época en la que la demanda crece al aproximarse las fiestas navideñas. Por este motivo, las Hijas de la Caridad, que sostienen el comedor social que alberga su casa conventual desde 1905, piden ayuda para proveerse de determinados productos como los dedicados a la higiene personal o los tradicionales de las próximas fiestas.

“Necesitamos sobre todo gel de baño para el aseo, cuchillas de afeitar…”, señala la superiora de la Orden en Jerez, sor Dolores, que asumió esta responsabilidad hace tan solo dos meses. Explica que “a los usuarios del comedor les pedimos que vengan aseados pero nos encontramos con muchos casos en los que carecen de estos artículos; algunos los tienen pero la mayoría no”.

Una hermana de la Orden con bolsas de pan para atender a los usuarios.
Una hermana de la Orden con bolsas de pan para atender a los usuarios.    MANU GARCÍA

En cuanto a los productos navideños cuenta que siempre procuramos dar a los que acuden al comedor “algo relacionado con las fiestas como polvorones, turrones, los dulces propios en definitiva”. Estos, como los de higiene, faltan en las despensas de ahí que hagan este llamamiento a la solidaridad de los ciudadanos, las instituciones y a las empresas que puedan facilitarlos.

Sor Dolores acaba de llegar al convento. Vino como apoyo de la anterior superiora pero tras el fallecimiento inesperado de esta, la Orden le encomendó la gestión de la casa de Jerez: “Llegué para apoyarla y al final he asumido la responsabilidad”, comenta. Es natural de Arcos de la Frontera aunque se ha llevado doce años en Cádiz que fue su último destino. Nunca ha estado al frente de un comedor social ya que desde hace 30 años se le ha encomendado la atención de menores en pisos tutelados.

Esta primera experiencia, “es distinta pero muy gratificante”, señala. Sobre el día a día del comedor, sor Dolores explica que tras la pandemia “han aumentando los usuarios; cada día son más de un centenar de personas las que se acercan a la casa, sobre todo mucha gente joven, singularmente inmigrantes árabes”. A esta gran demanda siguen respondiendo “pero a veces nos vemos necesitadas”, como es en este caso con los artículos que están demandando.

Las despensas del comedor están bien surtidas de leche y legumbres, pero, insiste, “nos faltan los productos navideños, las frutas y los embutidos que se han encarecido mucho”, teniendo en cuenta que a cada usuario se les da un bocadillo cada día. Pagan de pan 1.200 euros al mes y gastan unas 100 barras al día, coste que asume el convento con sus propios fondos económicos.

El obispo Rico Pavés con las Hijas de la Caridad en una reciente visita al comedor.
El obispo Rico Pavés con las Hijas de la Caridad en una reciente visita al comedor.

“Hoy los que han venido, 115 personas, han comido potaje de garbanzos con judías verdes y calabaza, salchichas cocinadas en salsa y ensalada, fruta y el pan”, relata la superiora. Para esta labor, el Comedor del Salvador cuenta con 60 personas  entre voluntarios y empleados así como un equipo de trabajadores sociales “para coordinar nuestra labor de caridad con las demás instituciones dedicadas a la acción social en la ciudad”.

Las ayudas públicas que reciben proceden de una cuantía fija por el Ayuntamiento y algunas subvenciones de otras administraciones a las que se les solicitan “pero no todas nos las dan. Afortunadamente contamos con donaciones particulares”. Sor Dolores es clara al afirmar que a donde no llegamos, siempre salimos al paso las Hijas de la Caridad, una Orden que en Andalucía tiene 70 casas, todas dedicadas a la ayuda a los mas necesitados manteniendo comedores, residencias de ancianos, obras sociales diversas, pisos tutelados y guarderías como la que también tienen en el convento jerezano. “Estamos siempre abiertas a la caridad sin mirar carnés, raza o religión; aquí viene a comer todo el que lo necesita”.

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KIKO ABUIN 1

Kiko Abuín

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