Un gesto de gratitud puede cambiar vidas. Mari, de 85 años, le enseñó a dar sus primeros pasos a Carlos Martínez cuando él era apenas un niño. Hoy, Carlos Martínez Pardo, campeón del mundo de baloncesto 3x3 y emprendedor, le ha devuelto el favor: gracias a un exoesqueleto desarrollado por su empresa, Mari ha vuelto a caminar de forma autónoma, dejando atrás el dolor y la dependencia que sufría hasta hace poco.
La emoción de la mujer al probar el dispositivo lo dice todo. Apenas se lo puso, respiró hondo, dio un paso lento e inseguro, y luego otro, hasta que caminaba sin muletas ni andador. "Es de los mejores momentos, hace una hora no podía caminar", afirmó mientras se movía por la habitación, asombrada por su propia recuperación. "Es que no tengo dolor", repetía, feliz de recuperar la movilidad perdida con los años.
Un vínculo inquebrantable
Para Carlos, Mari es mucho más que la mujer que le cuidó de pequeño. "Es una de las mujeres de mi vida", asegura. Su relación ha perdurado a lo largo de los años, incluso después de que él se marchara joven para perseguir su carrera deportiva. "Siempre que vuelvo estoy en su casa cada semana, incluso cada día a veces", explica Carlos, que bromea con que sigue llevándose táperes de casa de Mari. Fue ella, además, quien le acompañó a elegir su anillo de pedida.
Cómo funciona el exoesqueleto
El dispositivo, desarrollado por la empresa de Carlos, WellBin, no surgió de la nada. Tras años de investigación y tras inspirarse en tecnología observada en Asia, su objetivo era crear un aparato que acompañara en toda la rehabilitación, no solo en el ocio. Técnicamente, asiste en la flexión de cadera, el primer movimiento necesario para andar. Carlos lo compara con alguien que "estuviera levantando las piernas, una y otra vez". Incluso cuenta con un modelo de inteligencia artificial que predice los movimientos del usuario.
Además de Mari, Carlos ha ayudado recientemente a Tomás, un hombre con esclerosis que presentaba dificultad para caminar debido al pie caído. Con el exoesqueleto consigue un ritmo más fluido y puede dar paseos más largos. El mayor desafío para él eran las escaleras, que antes requerían un movimiento exagerado de la cadera y le generaban inseguridad. Con el dispositivo, Tomás ha podido subirlas con mayor facilidad y seguridad, una mejora que ha transformado su día a día.
El objetivo va más allá de caminar: busca que el cuerpo recupere equilibrio y fuerza muscular. Aunque no soluciona problemas estructurales, sí permite ganar confianza y movilidad. Carlos aconseja que en casos de ictus, párkinson o distrofias musculares, un equipo de fisioterapeutas evalúe la situación individual. Gracias a la demanda y la producción en volumen, el precio del exoesqueleto está por debajo de los 3.000 euros, con opciones de financiación. Actualmente, el producto está agotado por segunda vez y se ha abierto una preventa.
