El rumor que ha perseguido a Enrique Bunbury durante casi veinte años vuelve a la actualidad, después de que el dúo Amaral le haya pedido públicamente que "cuente toda la verdad", sobre una de las polémicas más mediáticas de principios de los años 2000.
Todo comenzó en 2004, cuando Eva Amaral y Juan Aguirre tuvieron la oportunidad de telonear a Bob Dylan en su gira por España. Sin embargo, una lesión en la mano de Juan obligó a que Eva realizara los conciertos sola, un episodio que algunos fans han relacionado erróneamente con la canción de Bunbury, Puta desagradecida.
Desde entonces, la rumorología ha provocado ataques y mensajes de odio hacia Amaral, incluyendo comentarios misóginos y amenazas. Ante esta situación, el dúo pidió públicamente a Bunbury que desmintiera el supuesto vínculo entre la canción y Eva Amaral.
El comunicado de Enrique Bunbury
El propio Bunbury respondió en X con un comunicado contundente: "No acostumbro atender a rumorologías ni dimes y diretes, pero me llega el malestar que ha mostrado el dúo Amaral por la insistencia e insultos que algunos les han hecho llegar a lo largo de los años". El músico aclaró que durante la gira de Dylan él se ofreció a cubrir los shows que faltaban, pero que Amaral no le "quitó el puesto en absoluto".
"Nunca me enfadé, porque no tenía motivos", aclara en el texto. Sobre la canción, insistió: "No tiene nada que ver con ellos. Es una canción a la manera de las canciones latinoamericanas de despecho que tanto me gustan". Además, mostró respeto hacia ambos: "Son un talento evidente y mayúsculo. Mis disculpas por todo lo sufrido".
La hermana de Juan, contra Bunbury
A pesar de la aclaración, la polémica sigue viva. La hermana de Juan Aguirre se pronunció en redes, calificando a Bunbury de "hipócrita" y "traidor" y asegurando que "de aquí no se va nadie sin pagar", en referencia al daño que, según ella, Bunbury habría causado al grupo y a Eva.
Este episodio refleja cómo un malentendido musical puede perdurar durante décadas y convertirse en un acoso digital persistente. La historia de Bunbury y Amaral recuerda que los rumores en la industria siguen teniendo consecuencias reales y que el respeto entre artistas y seguidores sigue siendo fundamental.
